i want you so much (but i hate your guts)

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Así siguió la vida. Implacablemente así.

La universidad había comenzado de nuevo, al igual que las prácticas de fútbol todos los días de la semana por la tarde, y Louis trató de perderse en la prisa. Brilló en todas sus clases, porque aunque por lo general era demasiado tímido para levantar la mano y contribuir a las discusiones excepto cuando estaba obligado a hacerlo, ahora que había trabajado por adelantado se sentía lo suficientemente seguro como para compartir su conocimiento. Errores como que él no estaba al día con las lecturas ya no sucedían.

El fútbol también le iba bien. El entrenador acababa de anunciar esta tarde los jugadores que serían titulares en el próximo partido, el próximo sábado en Bournemouth. Louis tenía su posición como delantero izquierdo salvo una vez más y estaba seguro de que no se imaginaba que las miradas que le enviaba Ryan Johnson, su rival por el puesto, se volvían cada vez más feroces. Louis se aseguró de no tropezarse con él en los vestidores, solo para estar seguro.

Mientras estaba sentado inclinado sobre su libro de texto de Historia Rusa, siendo Historia Rusa un nuevo módulo que eligió este semestre, y resaltando las secciones relevantes para el breve ensayo que se suponía que debía entregar dentro de unas semanas, Louis se dio cuenta de que no podía seguir. su mente en la invasión de Moscú por Napoleón. Le echó la culpa al agotamiento, incluso si su día no había sido nada fuera de lo normal, solo una clase por la mañana y luego un entrenamiento regular de dos a cuatro de la tarde. No podía decir qué lo había dejado tan abatido hoy, pero él Sabía que no tenía mucho sentido arruinar su preparación si solo tenía que trabajar en todo de nuevo.

Cerró su libro con el marcador atascado en las páginas, listo para continuar su trabajo mañana donde lo dejó hoy, y rápidamente se cambió de ropa y se metió en el montón de sábanas deshechas en su cama.

Jugando con su teléfono por un rato antes de apagar las luces, Louis no pudo evitarlo mientras sus dedos se cernían sobre el nombre de Harry en sus contactos. Ni siquiera quería llamar, porque quién llama a la gente de todos modos, ¿qué dice uno? Solo mirar la imagen del set fue suficiente. Era una foto aburrida que Louis había tomado del sitio web del equipo, donde todos los jugadores del equipo AB estaban listados meticulosamente, porque él y Harry nunca se habían tomado fotos el uno al otro. Nunca habían llegado a hacer un montón de cosas y Louis resopló de frustración y miseria cuando reconoció la verdad de que nada de eso cambiaría pronto. Ni siquiera consiguió una cita adecuada, una cena elegante o un beso infantil en la parte trasera de un cine antes de meterse en la cama con Harry. No es que culpara a Harry por nada de eso, obviamente. Pero sabiendo que Harry habría hecho un gran esfuerzo para cortejarlo, para darle cosas bonitas, crear hermosos recuerdos a los que aferrarse, dolió aún más, así que no dejó que su mente divagara por ese camino particular hacia la ruina.

Quedarse dormido con la imagen genérica (que no era de ninguna manera privada o especial, sino en un sitio web para que todo el mundo la viera y admirara) iluminada en la pantalla no fue uno de los momentos de mayor orgullo de Louis.

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Sorprendentemente, Louis no se sintió mucho mejor ni descansó más a la mañana siguiente, aunque se las arregló para dormir nueve horas asombrosas sin interrupciones, lo cual era una rareza para él.

No pensó mucho en eso, pero en retrospectiva, sabe que debería haberse dado cuenta de las señales y, en realidad, joder de la forma en que lo hizo no fue culpa de nadie más que suya.

Como en el semestre anterior, Louis no tenía ninguna clase a la que asistir los viernes, por lo que tenía toda la mañana libre y solo tenía que presentarse a la práctica de fútbol más tarde. Como no tenía ganas de hacer la tarea y tenía la cabeza congestionada, decidió lavar la ropa de esta semana y pasar por las tiendas para comprar leche y fideos ramen instantáneos.