Labios Mojados
Caminamos a mi oficina donde se iba a cambiar. Subo con Felipa a buscar una camisa mientras ella busca una toalla para limpiarlo. Luego bajamos. Me entrega la toalla y se la llevó a la oficina con rapidez. Ahí estaba él con el dorso descubierto. Siento mi cuerpo vibrar al verlo así. Estaba de espalda con sus tatuajes. Veo sus tatuajes y me sorprendo. No sabía que tenía tantos tatuajes en su cuerpo.
—Fernando, aquí está tu ropa —le extiendo la camisa con la mirada abajo para no mirarlo.
—Perdón Victoria, gracias —me recibe la camisa— Ya me limpié en el baño de tu oficina y ahora me visto.
—¡Qué tonta! —digo riendo nerviosa— Aquí tengo también la toalla para que te limpies —digo extendiendo mi mano para dársela.
—Gracias —me mira sublimemente, acariciando mi mano mientras recibe la toalla.
—Vístete, me voy afuera —me volteo y siento su mano sosteniéndome.
—Victoria —me susurra en el oído, haciendo que se me erice la piel.
—Cámbiate —me volteo y lo miro a los ojos.
—¿Qué fue lo que vi hoy? —me pregunta con curiosidad.
—No sé de qué me hablas —miento, mirando sus labios.
—¿Pasa algo con Hernán? —se acerca a mí, tomándome de mi cintura.
—Solo vino para saber cómo estaba —respondo evasivamente, sintiendo su aliento en mi cara.
— ¿Le gustas? — mira mis labios.
— No digas tonterías — respondo cerrando mis ojos al sentir su lengua en mis labios.
—Mira cómo te pones al notar mi cercanía —me dice con picardía, rozando sus labios con los míos.
—Esto está mal, Fernando —le digo con debilidad, sin poder resistirme.
Sus labios vuelven a capturar los míos, mi cuerpo se vuelve gelatina al sentirlo; un jadeo se escapa al sentir mis labios cuando siento su erección cerca de mí. Sus manos calientes acarician mis caderas siento su torso mojado cerca de mí
— No estoy lista. — susurro cerrando los ojos.
— ¿Quieres que me vaya? No puedo hacer algo en contra de tu voluntad — me susurra en mis labios.
— No quiero, pero esto no..
Vuelvo a ser interrumpida por sus labios, sus labios vuelven a cernir sobre los míos. Mis manos toman de su cintura y se deslizan hacia su espalda, siento como sus labios bajan a mi cuello.
—No —lo retiro con mis brazos, sintiendo un nudo en el estómago.
—Perdóname, soy un tonto. No puedo resistirme a ti —me dice con voz ronca, mirándome con deseo.
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Líneas de amor
RomanceVictoria es una mujer madura que ha sufrido la pérdida de su esposo y las constantes peleas entre sus dos hijos por el control de la empresa familiar. Su vida se ve alterada cuando empieza a acercarse a Fernando, el joven y atractivo mejor amigo de...