Victoria es una mujer madura que ha sufrido la pérdida de su esposo y las constantes peleas entre sus dos hijos por el control de la empresa familiar. Su vida se ve alterada cuando empieza a acercarse a Fernando, el joven y atractivo mejor amigo de...
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Ella luce un tanto diferente a como está en la fotografía, su cabello está más claro y su piel mucho más pálida. Las similitudes que encontraba entre nosotras cada vez que estudiaba la fotografía por horas, ahora solo se limitan a nuestro color de ojos. Según mis cálculos, ella debería estar rondando los cuarenta, pero definitivamente no los aparenta. Conserva una figura curvilínea, muchos hombres seguramente la considerarán una mujer sexy y atractiva, lo es.
No solo eso, está viva.
¡Viva!
Cuando por años la creí muerta.
—¿Dijiste algo? —pregunta María José a mi lado.
No puedo contestar, estoy petrificada en mi lugar viendo cómo esta mujer idéntica a mi hermana muerta, se acerca cada vez más a nosotras, sonriéndonos como si fuéramos viejas amigas.
—Majo, amiga, al fin te encuentro —expresa, deteniéndose frente a María José.
Su voz es agradable como la de mi madre, tanto que calma momentáneamente mis nervios. Es cuando posa sus ojos en mí y no veo ningún rastro de reconocimiento en ellos, que pierdo el poco control que me quedaba.
—¿Acaso no me reconoces? —le pregunto, con voz temblorosa.
María José frunce el ceño.
—No lo entiendo, Alicia. ¿Se conocen?
La mujer que tengo frente a mí, que es casi idéntica a mi madre de joven, me observa con concentración.
—No lo creo —replica, al cabo de unos segundos.
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Mi corazón se detiene, porque ahora no me queda ninguna duda de que es ella. Alicia, se llama igual que mi hermana, Alicia Sarmiento.
—En ese caso, Victoria, déjame presentarte a...
—¿Victoria? —la interrumpe mi hermana.
Ahora estoy segura de que es ella.
—Sí, Victoria—respondo—. Victoria Sarmiento ex de Lombardo ahora de Alanís. ¿Ahora sí me reconoces?
