Capitulo 54

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"Cuñadas"

Cierro la puerta de casa detrás de mí y dejo las llaves sobre la mesa contigua, junto a mi bolso

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Cierro la puerta de casa detrás de mí y dejo las llaves sobre la mesa contigua, junto a mi bolso. Estiro mi cuello de un lado a otro sintiendo la tensión en él. Ha sido un largo día, comenzando con mal pie al no haber sonado la alarma del despertador y atrasando nuestra rutina por completo. Es una suerte para mí que tengo por lo menos dos horas antes de que algún miembro de la familia llegue.

Kathya está en Valladolid visitando a Lía, Fernando no llegará hasta aproximadamente las seis si no se queda a trabajar hasta tarde y Mia se ha ido a jugar a casa de Irina.

Cuando Alicia llegó con ella a la academia Mia estuvo toda la tarde, exceptuando la hora que duró su clase, sobre Irina. Parece increíble cómo antes se quejaba de que tiraba de su cabello y ahora no puede verla porque no se quiere separar de ella. Por suerte Alicia no relaciona lo personal con lo profesional, fuera de la academia comparte anécdotas de Irina es una gran amiga y familiar, siempre miró bien el matrimonio de Fernando y mío y eso lo agradezco, estuvo encantada de llevarse a Mia prometiendo traerla antes de las ocho. Eso me deja con una o quizás dos horas para mí sola. Para hacer lo que se me plazca.

Decido darme un baño largo y relajante primero, tal vez eso pueda aliviar la tensión en mi cuello. Subo las escaleras deshaciéndome de la ropa en el camino. Puedo recogerla antes de que todos lleguen a casa. Cuando finalmente estoy en la habitación solo mi ropa interior está en su lugar y terminan en todo el marco de la puerta. Me dirijo al baño y preparo la bañera a mi gusto. Con la temperatura correcta y las sales relajantes con olor a mandarina que tanto me gustan. Inmediatamente al entrar en el agua mi cuerpo se relaja. Cierro los ojos y disfruto del silencio y la quietud como un gran tesoro.

Después de tener a Mia y comenzar a vivir con Fernando, aprendí que estos momentos de soledad son extremadamente deliciosos. Amo estar con Mia y con Fernando, este último probablemente habría aliviado mis tensiones con sexo, pero querer un poco de tiempo para mí misma es sano. Todos lo queremos en algún momento.

Recuesto mi cabeza sobre la orilla de la bañera luego de frotar mi cuerpo entero con una esponja. Pronto tendré que salir del agua ya que esta comienza a enfriarse. Me debato internamente sobre lavar mi cabello o no, el cual se mantiene recogido en un moño sobre mi cabeza, y finalmente decido lavármelo por la mañana. Salgo del agua y retiro el tapón del drenaje, y mientras ésta se reduce, seco mi cuerpo con una esponjosa toalla. Luego de lavar la tina, regreso a la habitación estando desnuda. Me detengo frente al armario indecisa sobre la ropa que podría usar, quizás una camiseta de Fernando.

—Hola, mi vida —susurra una voz a mi espalda.

Miro sobre mi hombro a Fernando, quien sostiene la ropa que he dejado tirada cuando venía de camino al dormitorio con una mano.

—Hola, mi amor. Llegas temprano —calculando mentalmente ha pasado aproximadamente media hora desde que llegué a casa, quizás más—. No te he oído llegar.

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