14: El Emperador, el idiota y el holgazán

247 29 0
                                    

Nagi logró hacer un hack-trick al meter dos goles más, dejando el marcador en ocho a cero. Él había hecho que el equipo V tenga una victoria aplastante para el equipo Y. Reo y los otros integrantes del equipo V lo felicitaban y Anri, desde el cuarto de cámaras donde Ego siempre estaba, no pudo evitar opinar que Nagi era increíble y que en tan solo diez minutos había podido meter tres goles.

—Su olfato de gol está a otro nivel... —alagó Anri, viendo las pantallas.

—Toma nota de esto, Anri —dijo Ego, llamando su atención—. Con los genios siempre tienes que usar un cebo para sacar todo su potencial.

Y tal como dijo Ego, Nagi usó el sistema de bonus por gol para canjear sus puntos y recuperar su celular. Inmediatamente, se puso a jugar videojuegos.

Nagi ahora tenía la cara de un niño, se veía completamente entretenido por los juegos online donde mataba a otros jugadores. Había pasado tanto tiempo sin jugar con su teléfono y no podía sentirse más que satisfecho; no obstante, no se había dado cuenta de la dicha y satisfacción que podía darle el tener una recompensa después de tanto esfuerzo. En ese momento, solo podía pensar en su celular, los juegos y en vaguear un poco sobre las camas del cuarto de equipo V, con el vientre poca abajo y meneando los pies en el aire.

<<Los videojuegos son muy divertidos...>>, pensó Nagi, concentrado en no morir en la partida de aquel juego similar al fornite. Sin embargo, mientras él se encontraba satisfecho, Reo no podía estar más que disgustado, palpando su tatami con el puño y con la palma de su mano. Se veía irritado.

—Este futón es demasiado duro —opinó Reo, de cuclillas sobre el tatami—. Si el futón que tengo en casa es de nivel S, este de aquí es de nivel F. Son más adecuados para los muertos que para los vivos.

Reo se volvió a ver a Nagi y notó como este ignoraba sus comentarios por seguir jugando videojuegos.

—Hey, Nagi. Ya que te ayude a conseguir tu teléfono, ¿Me ayudarías a obtener una cama de buena calidad con los bonos? —preguntó Reo, mirando la lista del sistema de canjeo de puntos.

—Eso suena bastante molesto —dijo Nagi, sin dejar de jugar—. ¿Y si le preguntas a Ba-Ya para que te lo consiga?

—Ba-Ya no está aquí —refuta, dejando confundidos a otros tres miembros del equipo, quienes no podían evitar escuchar lo que decían los dos miembros más fuertes del equipo V.


Era la hora del almuerzo y el ranking de comidas, al igual que el sistema de bonus, determinaba el tipo de platillo que debía comer cada jugador. A causa de eso, Reo ya estaba poniendo sus planes en marcha, y, al darse cuenta de que sería negativo generar envidia y resentimiento sobre él y Nagi por parte de los otros miembros del equipo V, decidió optar por un sistema donde todos estén de acuerdo con sus ideas en base a la confianza que debe de tener un equipo, donde no haya sabotajes de ningún tipo entre nadie para asegurarse la victoria. Por eso, su brillante plan para seguir adelante es...

—Bien, esto es lo que voy a comer hoy: una hamburguesa... —dijo Reo y, seguidamente, se subió al banquillo y posó su pie en la mesa para gritar—: ¡El tercer mercado de comercio de alimentos da comienzo!, ¡Levanten la mano si están interesados en la hamburguesa!

Y, acto seguido, todos levantan la mano con interés mientras gritan "¡Yo!" o "¡Sí!" para llamar la atención de Reo. Todos ponían sus propuestas de intercambio con tal de tener un poco de la hamburguesa de Reo, y aunque las negociaciones fueron algo duras, porque Reo pretendía llegar a un acuerdo con todos los que pudiera, logró conseguir su objetivo.

Reo no pudo evitar sonreír en sus adentros. <<Este es el valor económico que aprendí de la corporación Mikage.>>, pensó Reo, orgulloso de ver como sus planes estaban siendo un éxito, y, a continuación, siguió gritándole al resto del equipo que aún quedaba hamburguesa para intercambiar. Y sin cortos de nada, cada uno siguió negociando su comida por un poco de hamburguesa, todos menos Nagi Seishiro, quien solo podía ver todo como un espectador desde su asiento. Los videojuegos eran divertidos, pero no podía negar que el ingenio de Reo para con los demás fue suficiente para llamar su atención, pues nunca había visto a gente tan hambrienta y desesperada por una hamburguesa.

Detrás del egoísmo || Blue Lock || Nagi x IsagiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora