Epílogo

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-Vamos ratoncito apúrate es tarde entraremos tarde al hospital.

Me acerco a ver a mi dulce residente de segundo año.

Hoy es la fiesta del grupo de cuarto, ha pasado exactamente un año y aún me deleito en ese cuerpo.

Aún disfruto cada noche de ese dulce néctar que despide su sexo.

-Despierta ratoncito... Deposito un suave beso. Y me dirijo al baño mientras lo escucho desperezarse.

Suelto el agua de la ducha hasta alcanzar la temperatura adecuada, mi espalda exhibe arañazos, prueba de que mi salvaje ratoncito disfruto anoche.

-Buenos días mi amor, se acerca desnudo y se mete conmigo a la ducha.

Amo recorrer ese delgado cuerpo. El cual con el pretexto de jabonarlo lo acaricio.

-Tranquilo cuervito dice mientras me arrincona en el baño besándome con lujuria despertando mis instintos.

-Hoy no te escapas... Se separa y se relame los labios.

Debo aclarar que como jefe del servicio de cirugía yo dispongo de los horarios y guardias de mis estudiantes y él solo hace guardias conmigo.

El es mi dulce ratoncito.

Lo beso y sonrió de lado recorriendo su cuerpo con la mirada, no quiero escapar por el contrario, lo quiero toda la vida junto a mí...

-Esa es una promesa que debes cumplir Jean, pienso mientras la dicha y el deseo me dominan.

Esa es una promesa que quiero hacer eterna hoy durante la fiesta, y como hace un año te haré otra propuesta, espero que aceptes.

El Cazador Resultó CazadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora