II

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El amor que una vez adornó las paredes con hermosos cuadros costosos y únicos solían significar algo...
Pero ahora no significa nada desde que te fuiste, pero tu partida me dejó enseñanzas que se grabaron en mi vida.
Esas lecciones que me dejaste se las prediqué a mis hijos y ahora a mis nietos, esperando que ellos hagan lo mismo.

—¡Adiós abuelito! ¡nos vemos la próxima semana!

Se despidió Isamu desde el auto.
Bakugo se despedía desde la ventana y no apartó la vista hasta que se alejaron lo suficiente.
Nuevamente se encontró en la soledad de su casa y extendiendo su mano sonrió al ver su anillo de bodas.
Estaba satisfecho con la vida que llevaba hasta ahora y no se arrepentía de la compañera de vida que había escogido... aunque su corazón tuviera escrito otro nombre.
Ella conocía todos sus secretos y lo sacó de la profunda depresión dónde lo encontró, fué su heroína y su mejor amiga. Fueron los cómplices más leales y unidos que la vida juntó.

—Espero que hayas cumplido tu promesa de jalarle los pies a ese bastardo, querida, jajaja—.

La imagen que se interpone frente a mis ojos, de ti, derramando lágrimas por mi culpa se ha marchado hace años.
Pero los ecos de tu llanto y el sonido de la cuerda cargando tu cuerpo permanecen en ese lugar cada vez que marco presencia.
Recuerdo el dolor de ése día.

Katsuki fué a su habitación con todo el esfuerzo que sus piernas le permitían.
Ya estaba muy viejo y sentía que su hora llegaría en cualquier momento, es por eso que siempre aprovechaba cada día con el mejor ánimo posible.
Sobre la cama encontró esa fotografía que le trajo los recuerdos de su juventud.
Con la imagen entre sus manos la atrajo a su pecho abrazando con fuerza cerrando sus ojos.
Quería volver a ese lugar de antaño, quería sentirlo cerca y ahogarse en las memorias que sólo la que fué su esposa conocía.

Hay muchas cosas que quiero decirte.
Lo siento, ya es muy tarde.
Si hubieramos sido valientes nuestros corazónes palpitarían juntos fundiéndose en un sólo latido, creando el más bello sonido.

—Pov Bakugo—

Me arreglé lo mejor que pude, me puse el perfume más caro que tenía junto a mi mejor reloj.
Estaba listo para salir, para visitar la enorme casa abandonada en la colina.
Nadie se acercaba a ese lugar, estaba clausurado después de los sucesos que estremecieron a este pueblo, bueno, ahora era una gran ciudad.
Yo no tenía miedo, por que sabía que el esperaba mi visita.
Me estube liberando de estos recuerdos la mitad de mi vida para, de alguna manera, liberarte a tí. Se que tengo que dejarlos ir pero no quiero.
Te he dicho adiós en el pasado, le he prendido fuego a todo lo que tocaste o estuvo cerca de ti.
Tengo que dejarte libre pero no quiero, yo se que no quieres ser liberado.
Ambos queremos mantenernos Unidos aunque duela.

—Cuanto tiempo ha pasado...

Nuevamente estaba en la casa qué hacía que me ahogara en recuerdos.
Me inundaba en ellos haciendo que mi imaginación me juegue bromas, casi podía ver tu aroma y de fondo escuchar esos tangos de Gardel que tanto nos gustaban.

—¿Eres tú... O ya te fuiste y eres sólo un espejismo de mi pasado?

Cerré la puerta principal tras de mí mientras escuchaba pasos que provenían de la gran escalera, no tengo miedo porque ahora sé que es él, quién viene a recibirme con los brazos abiertos como siempre lo ha hecho.

—Sí, eres tú...

Avanzo por los pasillos y siento su presencia a mi lado, aunque no pueda verlo sé que me está abrazando mientras llena de besos mi envejecido rostro.
Eso es lo que quiero imaginar.

—¿Me has extrañado durante todos estos años?

Por supuesto que nadie me responde. Una pequeña copa vacía que estaba a un lado mío sobre el mueble de madera cae al piso.
Los espejos comienzan a temblar, el viejo y empolvado piano toca una melodía deprimente.

—Espero que no estés enojado conmigo o decepcionado de mi... por favor perdóname por no haber venido desde que nació mi segundo hijo, pero necesitaba decirte qué jamás dejé de pensar en ti y la que fue mi esposa ¿La recuerdas? Ella me ayudó a transformar tu recuerdo en algo feliz—Sonrió— Ella me ayudó a convertirte en mi tesoro y secreto más preciado...

Bakugo suspiro cuando todo se calmó.
Dió unos pasos contemplando las paredes viejas, llenas de polvo y secretos que contar.
El piano dejó de sonar y los espejos se quedaron inmóviles.
Está todo en calma otra vez.

Volviste para darte cuenta de que me había marchado, quizás pensaste que el lugar estaba vacío como el agujero que había en mí en ese entonces.
Pero sigo aquí rendido ante tí.

—¿La guitarra sigue en el mismo lugar? Quisiera tocar algo para tí...

La puerta que estaba al final del pasillo se abrió lentamente.
El rubio se acercó con ayuda de su bastón encontrando todos sus instrumentos intactos... parecía que alguien los había mantenido limpios y afinados, como si el tiempo no hubiera pasado por ellos.

¿Se congelaron en el tiempo como tú?

—Toca conmigo... Toquemos nuestra favorita...

No supe hasta muy tarde lo que significaste para mí, o quizá sí, pero no lo supe reconocer. Aunque de alguna u otra forma desde el primer momento en que nos vimos supimos que estábamos hechos el uno para el otro.

Nos queda una cosa que podríamos decirnos...
lo siento, es demasiado tarde para nosotros en esta vida.

—Pov Bakugo—

Sentado frente al espejo del gran salón principal puedo ver mi reflejo.
Al principio se notan mis años pero después, dentro de ese mismo espejo soy capaz de visualizar mi yo joven.
Me veo lleno de vida, tan ingenuo y soñando despierto.
¿Así es como tú me ves?
La guitarra sobre mis piernas, mis manos y dedos bailando sobre las cuerdas que emiten la primera canción que bailamos juntos a escondidas del mundo.
El piano me acompaña y se que eres tú, tocando.
También te veo a través del espejo, lindo chiquillo sentado frente al piano dándome la espalda. Tu cuello delata tu decisión... Aún veo las marcas de esa maldita cuerda que te arrebató de mis brazos.

¿Yo te dejé ir?
No, ahora lo sé... No fuí yo, fuiste tú quién me abandonó renunciando a esta vida junto a mí.
Pero para el amor nunca es demasiado tarde.
Ya sea en esta u otra vida, serás mío y yo tuyo.

—Cuando sea mi turno quiero que estés a mi lado cariño, quiero que seas lo primero que mi alma vea.

Ahora estás parado a mi lado, no veo tu rostro pero si tu cuello y es lo que no quería observar.
¿Cuándo podré volver a ver tus hermosos ojos? ¿Cuándo podré escuchar esa hermosa voz que tenías hablándome en diferentes idiomas?
Amaba cuando me hablabas en francés.

Dos adios condujeron a esta nueva vida para ambos.
Cada uno por su lado, pero yo nunca me sentí cien por ciento completo.
Aunque lo intente siempre termíno volviendo a tú lado.

—Izuku... Mi querido Zuzu... Quisiera saber que tienes para decirme...

"Si fuera al pasado te pediría que no me dejes marchar, te diría cara a cara lo que por miedo no te dije, y no comunicartelo a través de un pequeño mensaje tras una fotografía.
T

erminé cometiendo un error grave.
Hice algo que sólo los cobardes que no saben enfrentar las cosas terminan haciendo... Kacchan... No me dejes marchar.
No me dejes ir."

Bakugo jamás subía a la habitación que alguna vez fué de Izuku... Sabía que la cuerda aún colgaba del techo emitiendo un tétrico sonido, ahogando gritos.

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Continuará... 👀🍿

Dejarte ir [BakuDeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora