VIII

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El hijo del alcalde, Shigaraki había aparecido nuevamente, y lo incómodo fué que estaba en su casa, en su living sentado cómodamente en el sofá. A Izuku le molestaba verlo tocar su preciada cajita musical que su padre biológico le había regalado. Nadie más que él mismo podía tocar esa cajita... Pero era el hijo del alcalde y le daba miedo. Ese hombre le inspiraba desconfianza y terror cuando lo veía. Aunque la melancólica melodía que emitía el pequeño objeto resonaba en el aire, creando un contraste abrumador con la presencia siniestra del joven Shigaraki en su sala de estar.

-¿Quién te dejó entrar?

-Tu madre- Respondió Tomura sin darle real importancia a la pregunta hecha por Izuku- Veo que te gusta mucho esta cajita musical, Midoriya, se nota bastante por como está cuidada- Murmuró Shigaraki con una sonrisa torcida, su mirada clavada en Izuku como un depredador observando a su presa- Es un objeto realmente hermoso, ¿no crees?...

-Mi padre la hizo para únicamente mí, déjala dónde estaba-.

-Dime algo, ¿Te gusta tanto esta cosa como te gusta Katsuki Bakugo?

Izuku sintió un escalofrío recorriendo su espalda mientras se pegaba incómodamente en la pared, sintiéndose atrapado en una situación que no podía comprender completamente.

-¿D-de qué hablas? No sé de qué estás hablando-.

-No te hagas Midoriya-.

-Estás hablando estupideces, Kacchan solo es mi amigo y ambos somos hombres-.

-Por favor, los veo siempre en esas fiestas, se nota que te gusta, yo lo tengo más que confirmado niño, te encanta ese rubio y la mayoría vemos cómo le intentas coquetear-.

-No, eso no...

-Pero que perrita tan bonita y mentirosa resultaste ser, eso es muy feo, ¿Sabías que negar tus sentimientos atrae el rechazo amoroso? Quizá has negado tanto tu amor por él que por eso, Bakugo no volteé a mirarte con otros ojos-.

-¿Cómo...

-¿Humm?

-Cómo sabes que me gusta Kacchan?- Tartamudeó Izuku, su voz apenas un susurro tembloroso-.

Shigaraki, que tenía la cajita aún en su mano, la metió en uno de los bolsillos del pantalón de Izuku, después se inclinó hacia adelante, cerca del rostro de Izuku, su mirada roja y penetrante clavada en el pecoso delataba sus intenciones.

-Oh, Izuku, siempre le están coqueteando con esa vocecita tuya diciendo "Kacchan", cualquiera lo nota- Su juguetona y tétrica sonrisa se ensanchó mientras mordía su labio inferior, revelando su intensa satisfacción por haber revelado el secreto de Izuku, lo tenía donde quería-.

El corazón de Midoriya latía con fuerza en su pecho, su mente giraba tratando de encontrar una salida de esta situación angustiosa.

-No sé a qué estás jugando, Shigaraki, pero no tienes derecho a invadir mi privacidad de esta manera tan descarada- Dijo con determinación, aunque sus palabras apenas ocultaban su ansiedad.

Shigaraki se rió, una risa fría y despectiva pero llena de impaciencia al ver cómo las cosas estaban resultando a su favor.

-Yo no necesito tu permiso, niño bonito. Saber tu secreto me da cierto... poder sobre ti, y estoy muy seguro de que estarás dispuesto a hacer lo que sea necesario para evitar que todos se enteren de tu pequeño enamoramiento secreto, en especial en este pueblucho-.

El secreto de Izuku, algo que no había compartido con nadie a voces, por qué Toga y Uraraka lo sabían en base a sus propias conclusiones, pero él jamás les afirmó nada y por eso todo esto lo dejó sin aliento. Su mente corría frenéticamente en busca de una solución, una manera de escapar de la influencia de Shigaraki. Por más que lo intentaba no encontraba una solución.

Dejarte ir [BakuDeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora