El único que cree en mí.

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Facundo

-Lo siento señor pero la señorita Renata aún no ha venido al bufete - responde la secretaria de Renata por el teléfono.

Sé que todo es tramado por la misma Renata, pero aún así respondo - Está bien Holly gracias.

Cuelgo la llamada y dejo caer todo mi peso sobre el respaldar de mi silla giratoria, Dios, estos últimos días han Sido de los más estresante para mí, la amenaza de aborto de Sofía, papá, mamá, el caso rojo.

-Me quieren ver loco o que - mascullo agotado.

-No sería mala idea - entra Caleb con sus boberías - Quizás y solo así se te quite lo amargado.

-Sol, playa, arena, mar - hago un puchero - Mmm eso tampoco estaría mal.

-Si, si tuvieras el tiempo - es Caleb quien arruina todo.

Acomodo rápidamente los papeles que tengo esparcidos sobre mi escritorio mientras mantengo la plática con Caleb quien parece andar con un humor algo apagado.

-¿Y a ti que te sucede? - le pregunto dejando de arreglar la mesa, lo veo a los ojos.

El responde con un simple "mmm" y eso me asombra aún más - Ya nada es igual Facundo - al fin dice bastante pensativo.

Rio con sarcasmo.

-Caleb si has notado que hemos crecido - respondo al igual que mi risa - No entiendo, ¿A qué te refieres con eso?.

-Bro, me refiero a nuestras vidas.

-¿Fiestas, paris, antros, chicas? - indagó algo burlón y el sonríe como si recordase algunas de nuestras travesuras.

<Las cuales hacíamos ebrios>.

-Me gustaría decir que no, pero incluyelo en el menú también - juntamos puños - Mmm, no se bro, ya nada es igual, nuestras vidas en definitiva han cambiado mucho, nuestras familias, el trabajo.

-Caleb si lo que me quieres decir es que te has encabronado con alguna mujer por mi no hay problema hermano, sabes que siempre he estado para tí.

Conociendo a Caleb diría que al fin alguien se introdujo en ese burlesco corazón.

El levanta un poco su cabeza hacia el techo en risa y niega todo - Si quieres ventilar locuritas empezemos por las tuyas - propone en risa.

-Interesante - mascullo - ¿Y cuáles son las mías?.

Me avienta una bola de papel que el mismo hace, suerte que soy rápido y la esquivo.

Desde pequeño practique el sgrima.

Lo reto a que me enfrente con las cosas que según él, son "locuritas".

-Estas jodido si quieres que te las restregue por toda tu cara fea - bromea.

Me río - Adelante que la tuya no se queda atrás - respondo.

Ambos nos miramos muy serio después de unos segundos de risas y juego sobre nosotros mismos.

-Aun no logro entender porque te ostinas tantos en tener a Sofía en tu casa  - suelta - Y todo en mi cabeza aumenta cuando te veo decidido en traer al mundo a un bebé que....

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