1. Enchanted

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Hoy es un día como otro cualquiera, o eso parece mientras mordisqueo la manzana verde que me he traído de casa. Si mi padre supiera que mi almuerzo se resume en una pieza de fruta y un iced americano se echaría las manos a la cabeza y me regañaría, y después me obligaría a comer algo consistente. No digo que no tenga razón, porque como sustento es una mierda, pero es práctico y rápido, y a mí me encantan las cosas prácticas y rápidas. Sobre todo cuando tengo prisa.

Miro la hora una vez más y suspiro. Esto también me confirma que hoy es un día como otro cualquiera. No es la primera vez que cierta persona llega tarde. Más bien, diría que llegar tarde es su personalidad. A estas alturas, lo raro sería que llegara a la hora que acordamos. Pero así es Chaewon, supongo. Un metro setenta y cinco de impuntualidad y fascinación por el horóscopo. Sí, he dicho horóscopo. ¿Quién cojones cree en el horóscopo? Pues, al parecer, mucha gente. Personas que piensan firmemente que la posición de los planetas y las estrellas en el momento de su nacimiento determinaron su personalidad. Y, por si hiciera falta confirmarlo; no, yo no soy una de ellas.

Cinco minutos más tarde, Chaewon sigue sin aparecer y yo decido que lo más sensato es mover el culo, porque si sigo esperándola aquí llegaré tarde a clase. Todo sigue pareciendo normal cuando me levanto y me acerco a la basura para tirar los restos de mi insustancial almuerzo. Los demás estudiantes charlan y ríen en sus mesas mientras comparten anécdotas con sus amigos o compañeros de clase, los pájaros pasan revoloteando por los ventanales, burlándose de nosotros por no poder hacer lo mismo que ellos, algunas chicas me observan ofendidas cuando paso por su lado, como si mi simple existencia amenazara con destruir todo aquello que siempre amaron y que es de color rosa. Todo es exactamente como siempre. Todo menos una cosa; un chico al que no conozco de absolutamente nada y que está justo delante de mí, hablándome con una sonrisa amigable y cercana en los labios. Casi como si nos conociéramos de toda la vida.

Espera, ¿acaso es por eso? ¿Este chico y yo nos conocemos? Me permito contemplarle durante unos segundos y... No, no le conozco. Estoy segura de que, si así fuera, me acordaría de él.

—Hola —me saluda. Yo miro a un lado y a otro, comprobando que realmente se esté dirigiendo a mí. Y eso parece, sí.

Me obligo a responderle, porque si sigo aquí en silencio, mirándole fijamente, pensará que soy idiota.

—Hola.

—Jeon Jungkook —se presenta. O, más bien, asumo que se está presentando. Inmediatamente después de decirme su nombre y en un alarde de elocuencia, me pregunta—: ¿Tú?

—Ahn... Sohee —respondo insegura. ¿Debería decirle mi nombre a un tío que no conozco de nada así porque sí? La verdad es que no sé la respuesta porque nunca me había encontrado en esta situación.

—Encantado —dice sin perder la sonrisa.

—Igualmente. Creo. —Me quedo esperando a que diga algo más, pero solo se dedica a examinarme de una forma muy extraña. Mira mi pelo, luego mi ropa, después mis botas... Carraspeo para llamar su atención de nuevo a mi cara—. ¿Querías algo?

—Pues verás, puede que lo que te voy a decir te resulte un poco extraño, pero estaba allí cuando te he visto —Señala la otra punta la cafetería con el pulgar— y me has parecido absolutamente perfecta. Justo lo que estaba buscando.

Frunzo el ceño al escuchar sus últimas palabras. ¿Es una broma? ¿Me están grabando? Miro a mi alrededor una vez más, pero no parece que las viejas e inútiles cámaras de seguridad de la cafetería me estén enfocando a mí como parte de una broma pesada para un programa de televisión. Y lo peor es que a él se le ve bastante convencido de lo que acaba de decir, así que... no, no parece una broma.

Fake Love » jjkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora