Mi móvil está insoportablemente silencioso, o eso es justo lo que estaba pensando antes de que emitiera un leve zumbido. Me avergüenza admitir que he ido a comprobar la notificación más rápido de lo que debería, pero solo es un mensaje de Soobin pidiéndome siete mil wones para poder comprarse el pase de batalla de uno de sus juegos como recompensa por haber aprobado el examen de Biología (aunque lo ha aprobado de milagro). No le respondo y vuelvo a bloquear la pantalla, pero cinco minutos más tarde recibo otro mensaje, esta vez de Chaewon. «No llegues tarde», me dice la muy hipócrita, y me manda un emoji de un beso. Vale, quizá mi móvil no esté insoportablemente silencioso y sea más correcto decir que lo que pasa es que llevo una semana sin recibir un solo mensaje de cierta persona que desconoce la existencia de las vocales, aunque la verdad es que no me extraña.
La última vez se nos fue la cabeza por completo. No teníamos que haber bebido tanto. Llevo seis días martirizándome, acordándome de cada puto detalle y queriendo meter la cabeza dentro de un agujero en el suelo. ¿Por qué esta vez no podía ser como las demás veces en las que me he emborrachado y he metido la pata? Por lo menos, al no ser capaz de recordar mucho, me sentía menos patética. Pero no, esta vez tenía que recordarlo absolutamente todo. Sus manos sobre mi cuerpo, su boca rozando la mía, esas ganas irracionales de besarle...
Me quiero morir. ¿En qué cojones estábamos pensando para actuar de esa forma? Pues en nada, porque teníamos el sistema nervioso echo mierda gracias al alcohol, y por ende no estábamos siendo nosotros mismos. Y él bebió mucho más que yo, lo que quedó claramente reflejado en todas las barbaridades sin sentido que me dijo y lo que explica que ahora esté tan jodidamente arrepentido y avergonzado que no se atreva a dirigirme la palabra. ¿Creerá que estoy enfadada con él por la manera en la que me fui? Porque no lo estoy. ¿Y si es él quien se ha enfadado por ese mismo motivo? No, no puede ser. Hice lo correcto. Lo racional. Aquello no tenía ningún tipo de sentido, y él tiene que saberlo tan bien como yo.
—¿Me vas a dar los cinco mil wones o no? —Me sobresalto al escuchar la voz de Soobin y mi reacción natural es alcanzar un cojín de la cama para lanzarlo hacia el hueco de la puerta—. Eso no es una respuesta —repone tras esquivar mi arma arrojadiza sin problema alguno.
—¡Fuera de aquí, enano! ¿No ves que estoy desnuda?
Entendemos por «desnuda» que solo llevo una falda vaquera larga todavía sin abrochar y el sujetador porque justo estaba decidiendo qué camiseta iba a ponerme.
—Lo veo, pero me da igual. Quiero mis cinco mil wones —insiste, cruzándose de brazos y apoyando su hombro sobre el marco de la puerta.
—Los tendrás si te piras y me dejas vestirme tranquila. —Por suerte, mi chantaje parece funcionar y mi hermano pequeño decide darme un poco de privacidad. Aunque no va a serle tan fácil como él se piensa—. ¡Pero ni se te ocurra suspender el examen de Historia que tienes pasado mañana, porque entonces me tendrás que devolver el dinero!
—¡Eso no vale! —me grita desde el pasillo.
—Si quieres los cinco mil wones, tendrá que valer.
Y, sin darle opción a réplica, cierro la puerta de mi habitación y lo dejo a solas para que deguste mejor el amargo sabor de la derrota.
Salgo de mi casa una hora más tarde, después de haberme probado diez mil combinaciones de ropa distintas y haber llegado a la conclusión de que me importa una mierda cómo voy vestida. Al fin y al cabo, es una función de teatro organizada por la universidad, no es que haya un código de vestimenta específico y tampoco creo que nadie vaya a ponerse el traje de chaqueta o el vestido de gala. Con la falda vaquera y el top negro, sin escote y de manga corta en el que se puede leer «Hot girls read books», voy perfectamente. Aunque Soobin opine lo contrario. Menos mal que dejo de escuchar sus críticas hacia mi vestimenta en cuanto lo dejo en el restaurante. Tampoco me va a afectar la opinión de un niño que lleva una camiseta de Jurassic Park.
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Fake Love » jjk
FanficA sus veintiún años, Ahn Sohee no es ninguna entusiasta del romanticismo. Mientras los demás jóvenes de su edad se embarcan en relaciones formales y no tan formales, ella prefiere invertir su tiempo en cosas más importantes como estudiar, ayudar a s...