Secretos.

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VIOLA.

No había salido desde hace mucho tiempo de mi cuarto, solamente para ver las clases, pero hoy sali porque tengo un horrible antojo de un buen capuchino o un café con caramelo, tal vez ambos, porqué no.
Hoy me siento de buen humor.
Voy a la cafetería que siempre iba con Scar y Em, venden los mejores cafés y dulces de San Diego, una explosión en el paladar.
Entro con paso tranquilo en la cafetería, vestida con unos convers viejos, unos shorts de bluyin y un suéter rojo ancho que me llegaba hasta las rodillas, me apoyo en el mostrador esperando que se desocupe uno de los tres trabajadores que atienden al público mientras decido si quiero un capuchino o un café con caramelo
¿Capuchino?
O
¿Café con caramelo?
¿Capuchino?
O
¿Café con caramelo?
¿Capuchino?
O
¿Café con caramelo?
¿Cuál de los dos? O tal vez los dos, dos pequeños cafés...
Miro hacia abajo, admirando y babeando por los dulces del mostrador...
¿Que café elegiría Emily? Ninguno; no tenía la necesidad de elegir ya que tenía un favorito... El café con mocca.
"si no le doy la justucia que ella merece, no podré decirle -adiós y hasta nunca, buena amiga- porque lo fue."
- Hola, que le apetece...
Miro hacia arriba y veo a uno de los trabajadores, enfrente de mi... Y lo reconozco, que mal.
- Hola, Ryan - saludo con una sonrisa, una sonrisa que durante un mes no había esbozado, aunque fuera falsa y por cordialidad.
Él me correspondió con una sonrisa aún más alegre y sincera que la de una persona normal, luego dijo:
- Que alegría verte - se limpia las manos, que ya están limpias (por lo que veo) en un paño que tiene guindado de su delantal (un paño exquisitamente blanco) - hace tiempo que no te veía.
Bajo la cabeza, si, no vengo desde que me acosté contigo accidentalmente por una borrachera. Pero obviamente no le digo eso, en cambio respondo:
- Si, hace mucho que no salgo, las clases me tienen ocupada - miento y medio sonrió - es verdad lo que dicen del segundo año, ¡es el que más cuesta!
Ryan asiente y luego parece acordarse de algo, y su sonrisa tan bonita se borra de su rostro, para pasar a una expresión de lamento y casi tristeza. Como si yo fuera un perrito callejero con una pata rota.
- Lamento mucho lo que le sucedió a Emily, era una gran chica, que tragedia... - me dice, y dice lo de "era una gran chica" como si la hubiera conocido, pero no. Simplemente le servía sus cafés.
Y el "era" hizo que se me abriera algunos puntos de la herida que ya había cocido.
Mire hacia el mostrador nuevamente para escapar de su mirada, tal vez escrutadora, como si supiera que pienso en este instante y todos los secretos que guardo en mi cerebro.
Levanté la mirada, ya preparada para lo que me viniera, pero solo encontré lastima...
- Quiero dos cafés pequeños, un capuchino y un café con caramelo... y - mire al mostrador, nuevamente lo mire - un moffies.
Ryan captó mi indirecta sobre "No Quiero Hablar Del Asunto" y murmuro un:
- De acuerdo, en un momento te los daré
Luego se fue a prepárame los cafés, para regresar y entregármelos sobre la barra, después le señale que moffies quería y me lo dió junto con los cafés.
- ¿Cuánto es? - pregunté.
Me dijo el precio y le pagué. Después de ver cómo podría llevarme los dos cafés y un moffies en dos manos, me encamine a la salida, pero alguien, al fondo del local, dónde están las mesas, me llamo a casi voz de grito:
- ¡Viola!
Me voltee hacia quien me menciono y veo a Kevin sentado a una mesa, junto a Fred, Steven, Greg y sorpresa, sorpresa Scarlett, con la quien no he cruzado más de dos palabras "amistosas" desde nuestra pequeña discusión sobre la invitación a la playa.
Genial, pensé con evidente sarcasmo.
Me acerque a ellos porque se supone que eso debo hacer, algo que haría la antigua Viola: acercarse a la multitud y socializar, y ¿Que haría la nueva Viola que se estaba creando? Aún no lo sé, tal vez lo descubra.
- Ven, siéntate - me dice Kevin mientras agarra una silla de una mesa vacía cercana y la coloca al lado suyo.
Me siento, y depósito los cafés y el moffies en la mesa, un poco incómoda, ya que la pequeña mesa no da abasto para 6 personas, haciéndome sentirme como en una caja pequeña, sintiendo brazos y piernas de desconocidos.
Bueno, no son desconocidos, se suponen que son mis amigos... Se supone.
- ¿Dónde estabas, Viola? Hace tiempo que no te vemos - dice Kevin con su sonrisa de siempre, esa sonrisa pícara que te hace sonreír. Se acomoda en su asiento a sus anchas, pero es tan ancho que cuando se estira su hombro toca el mío.
No me gusta el contacto, así que elijo colocar los antebrazos hasta el codo en la mesa, y comenzar el procedimiento de quitarle la envoltura a mi moffies.
Sin ver a Kevin, sino al moffies, le contesto lo mismo que le contesté a Ryan: que las asignaciones me tenían ocupada, con la excusa del que el segundo año era difícil.
Cuando termine de decir la mentira, todos explotaron de la risa, y entiendo el porqué, ninguna excusa mia incluiría lo difícil que son las tareas. Pero en la mesa no sé estaban riendo completamente todos, Scarlett no sé estaba riendo, solo me estaba mirando y yo le devolví esa misma mirada...
Una mirada que no pude explicar, tal vez de desafío, desafiandome con sus ojos verdes; o de tristeza, o de incertidumbre por mi comportamiento, o de completo vacío, una nada en la expresión de su mirada, y comprendí que la última se le adecuaba más.
Todas las risas de los chicos se fueron apagando y luego me miraron nuevamente.
- En serio. ¡Vamos Viola! Dinos la verdad - me "impulso" Fred, yo lo mire, mire sus ojos negros como pozos - ¿No será que te escapaste por allí? - tanteo mientras se apoyaba, como yo, los antebrazos en la mesa - ¿Con un chico? O... ¿Por una de tus locas aventuras...? - ojalá fuera eso, pensé - ¿eh? Vamos, dinos, estas rodeada de buenos amigos en los que puedes confíar - y que con la mayoría me he acostado.
Iba a responder pero Scarlett se adelantó diciendo algo que me sorprendió y mucho por su cambio de tema drástico.
- Recuerdo cuando... Hace tres o cuatro meses veníamos aquí, las tres, Em, tu y yo - recalco "las tres" con su boca pintada de rosa (raro que usará rosa, a ella le encanta el rojo, dice que resalta lo mejor de ella: su cabello) para determinar que se trataba de una conversación de dos no de seis - Emily siempre pedía el mismo café, ya sea en Nueva York o en California... - era idea mía o ¿Greg tenía su silla más junta a la de Scarlett que de los demás? Que sin estirarse tocaba el pálido y pecoso hombro de Scarlett.
- El café con mocca - la interrumpí - el grande, con un rollo de pan de canela, tú - la señale con el mentón - pedías - mire lo que tenía enfrente, en la mesa y sí, era lo mismo que pide siempre - un té chai, decías que el café te caí mal desde pequeña...
- Y lo hace - asintió, mientras sentía la tensión que apareció entre nosotras sin explicación, y creo que los chicos también la sentía, pues se le veían incómodos - tu, en cambio, siempre pedías diferente cada vez que venías, es como si no te pudieras decir por un sabor, o como si no te gustará lo suficiente un café y lo cambiabas por otro...
- Todos me gustan, ¿Por qué decidirme por uno?
- Porque en la vida, se tiene que tomar decisiones. No puedes elegir todo.
Y es como si en esas dobles palabras, me estuviera diciendo que eligiera: si vivir (disfrutar de la vida que me había creado que era nefasta) o morir (vivir sin gozo alguno, solo por monotonía, porque perdí algo importante en el camino)
- Tal vez si pueda elegirlo todo.
- Tal vez no - me cortó e iba a responderle sino fuera por el estúpido de Kevin.
- Yo tampoco tengo un sabor favorito, pro últimamente me he decantado por el café mocca o por el té chai.
- Te felicito - le respondí ya con mal humor. Adiós a mi buen día. Bebí un poco de mi capuchino, pero ya se había enfriado, ¡que asco!
- ¿Esperabas a alguien más? - me preguntó Steve, y me di cuenta que hace mucho que no hablo con él, desde la última vez en la clase del Profesor Jhonson. Miraba mi café con caramelo.
Podría decir que sí, irme y decir que tenía planes con alguien, con un amigo, que no quería hacerlo esperar y me iría. Sería una buena excusa para alejarme de aquí.
Pero...
- No me decidí por uno y compré los dos.
- Oigan ¿Quieren desayunar? Invito yo - dice Greg mientras se levanta de golpe de la mesa. 
- mmm, muero de hambre - respondió Scarlett y sonrió con su perfecta dentadura.
- Si es gratis mejor - respondió con voz gruesa un Kevin muy alegre mientras se levantaba.
- Ya comí, pero siempre tengo espacio para más comida - dijo Fred mientras se acariciaba la panza con una mano.
Todos se levantaron de sus asientos con sus vasos vacíos (menos el de Scarlett) y yo, me quedé sentada mirando como una lela la mesa de metal, decorada con fondo negro y con líneas blancas en los bordes, por algunas partes de ella se veía el círculo de humedad que dejaban los vasos de los cafés y mi moffies sin un mordisco adornaba mi espacio con los dos cafés en la mesa.
- Oye Rich ¿Cuánto es? - le pregunto Kevin a uno de los trabajadores que al parecer conocía, mientras se acercaba a la barra.
- ¿No vienes? - me pregunto Steve, el que se levantó de último.
Me viera gustado que me lo preguntara la única amiga de verdad que me queda, pero ésta ya está de camino para salir del Starbucks.
Miro a Steve, ¿Por qué no?
- Obvio que si voy - y le medio sonrío mientras agarro mi moffies y le hinco el diente, me levanto y tomo los dos cafés con dificultad por el moffies que ya tengo entre las manos.
Me comí la mitad restante del moffies enfrente de la puerta, y bote los dos cafés en la papelera cercana. Ya estaban fríos y no me apetecían, ya no me apetecía nada en absoluto, ni siquiera un desayuno, pero quería ver cómo se comportaba Scarlett.
Steven salió primero que yo, y me sujeto la puerta para que yo saliera, le agredeci y comencé a caminar siguiendo a los demás desde cierta distancia.
Los que comandaban el pequeño grupo eran Greg y Scarlett, este con un brazo encima de ella alrededor del cuello, y un brazo de ella alrededor de la cintura de él.
- Por fin Scarlett tiene lo que quiere - susurré solo para que lo escuchará Steve, que estaba dos pasos más atrás que yo.
- ¿Que? - se acercó a mí, y me preguntó como si no entendiera de que hablara.
Torcie los ojos, contesté:
- Atención. La atención de Greg.
Él miro lo que yo veía, y correspondió:
- No. Solo sufren un dolor que los vincula, es todo, y a Greg nunca le interesó de esa forma Scarlett y creo que no le interesa...
Crees...
- Los hombres son débiles - dije más para mí que para él.
Steven me miro con esa misma expresión de antes, de no saber de qué hablaba, lo ignore y en cambio pregunté:
- ¿A qué te refieres con el "dolor que los vincula"? - digo señalando con el mentón a Greg y Scarlett.
Obviamente el de Scarlett, es el del perder a Emily y eso le dió puntos con Greg... Pero ¿Que perdió Greg?
- La muerte de Emily - me reprende Steve con verdadera sorpresa en su voz.
Suspiro.
- ¿Y que tiene que ver Emily con Greg? Greg apenas la vía, la conocía por el simple hecho de que se la pasaba con nosotras. - Greg la conocía de la misma forma que tú, como le va a afectar la muerte de mi mejor amiga a él, que no la conoce - dije con tono seco y hosco, ya un poco enfadada.
- Pero ¿de qué hablas? - me detiene cogiendome del brazo para que lo mire - Greg estaba enamorado de Emily.
¡¡¿¿Qué??!!
- ¿Emily y Greg salían? - pregunto como si estuviera en otra dimensión. Imagino mi expresión: con el ceño fruncido y la boca como si hubiera probado algo asqueroso.
Y de repente, por mi mente comienzan a pasar pequeñas imágenes de Emily, Emily nerviosa y callada antes de la fiesta de esa horrible noche, y un pequeño recuerdo nublado se cuela: yo y ella en la pista y con su cara de pensamiento en frente de mi, de querer librarse de sus pecados. Sus días anteriores a esos: de querer resolver las dudas que contenía, de querer contar los secretos.
Las tres. Jamás nos guardabamos los secretos. Ocultabamos los secretos de los demás.
- Scarlett no te lo dijo... - dijo Steve pero no sé si en forma de pregunta o afirmación.
- No, no me lo dijo - dije yo, regresando la mirada al par, que ya estaban más lejos que antes...
Scarlett está más lejos que antes, se aleja...
"- La ví besándolo -..."
Esa, esa oración, ¿De dónde salió? Otro pequeño fragmento que se ha colado... ¿Debería recordar? Debo hacerlo, debo.

Cada uno dió su orden en el pequeño restaurante campestre dónde casi todos los estudiantes de la Estatal vienen a desayunar o simplemente a qué le preparen la comida para comer en el césped junto al enorme árbol de afuera.
Fui la última en pedir lo que quería y no era mucho, una ración de sándwiches de jamón y queso tostado.
No nos sentamos en el césped como hacíamos siempre, está vez no sentamos en unas dos mesas unidas para los seis, nos llevaron la comida y empezaron a comer, yo a pellizcar mi sandwich, mientras con decepción intentaba interesarme o escuchar lo que hablaban mis cinco acompañantes restantes. Pero no podía, ya que el asunto de Scarlett era lo único que me rondaba por la cabeza, que me ocultara un secreto me hiere y uno asi, tan importante... no la entiendo.
La observo, Scarlett parece tan igual que antes, feliz, amable e implacable. Peinada pero con el cabello suelto y alborotado (relajada); los que no la conocen, solo verían a una chica relajada, a una universitaria, a una veinteañera; pero, los que si la conocen, verían a una chica que pide más de sí, que suprime todo y lo guarda. Actúa como debe de actuar en consonancia con las situaciones que se le sobreponen.
Y hoy estaba fingiendo, todos estos días desde la muerte de Emily ha está actuando, pero no sabía que delante de mi también, no sabía que, me había montado un teatro. Ella nunca a actuado para mí, siempre ha sido transparente conmigo, más que con la propia Emily.
¿Que oculta? ¿Que suprimió y guardo en ese rinconcito de su corazón? ¿Que me oculta a mí? ¿Que secretos me oculta y guarda bajo la alfombra?
Los miro a cada uno, a Scarlett medio riéndose, Greg riendo a carcajada por un chiste que contó Fred, Fred como un idiota babeandole jarabe de la boca hasta la barbilla, Kevin levantando los platos unos milímetros de la mesa por los golpes que dió con sus puños en ésta, mientras ríe como desquiciado, y Steven medio riéndose mientras juega con la comida, pensativo en su mundo.
Yo no me río, pues no sé que les causa tanta risa, ya que no recuerdo de que estaban hablando y no me importa realmente, no quiero reír con ellos...
La sangre me hierve por la repentina rabia que crece en mi interior, y con voz seca, alta y baja al mismo tiempo, pregunto, tal vez con un tono muy lúgubre:
- ¿Saben quién asesino a Emily?
Me oyen, y como si yasqueara los dedos las risas se desvanecen, hasta que el silencio lo inunda todo. Nadie responde, si, pues no saben la respuesta, nadie la sabe.
- Porque fue asesinada, y aquí están...
- Viola - me reprocha Scarlett.
- ...Sonriendo y divirtiendose como los idiotas que son...
- ¡Viola! - me corta alzando la voz.
- Y ni siquiera se preguntan quién lo hizo o el por qué, solo están aquí como los imbéciles e inútiles que son. - alzó la voz - Debio ser unos de ustedes ¡Malditos cretinos! No Ella.
- ¡¡Violett!! - grita más duro Scarlett y se levanta de la silla apoyando las manos en la mesa.
Mi nombre, pronunció mi nombre y eso me hace responderle al mismo tono que el de ella, levantándome igual que ella:
- ¿¿¡¡Qué!!??
- Basta - dice con voz fría, mientras trata de congelarme con sus ojos verdes.
- ¿Por qué? Estoy diciendo algo que es cierto - digo con voz un poco calmada y los miro a todos - no puedo actuar como ustedes ¡Como si no hubiera pasado nada! - miro a Scarlett, a mi "amiga" - no puedo actuar como tú. No puedo fingir que no pasó nada, porque pasó, murió Emily, y tal vez no puedo dejarla ir, tal vez no salga porque simplemente no quiero verlos a ustedes, porque si los veo, pienso: ¿Por qué ella? ¿por qué no ellos? ¿por qué no él? ¿Por qué no yo?
Siento como las lágrimas se aproximan, quiero salir de este lugar, de esta situación y lo hago. Salgo arrimando la silla y dejando mi sandwich sin comer, paso delante de las demás mesas, llena de comensales, que tal vez oyeron mi pequeño discurso y me avergüenzo.
Me avergüenzo de lo que hice.
De lo que dije.
Algunas cosas fueron ciertas y otras no, pero no sé diferenciar las ciertas y las falsas.
Salgo del restaurante y camino con paso rápido alejándome de allí, alejándome de todo, para esconderme en mi pequeña cueva, para esconderme de todos.
De Scarlett.
De Greg y sus idiotas amigos.
De Steve y sus miradas escrutadoras.
De los comensales que me oyeron.
De los otros idiotas que me ven pasar por la calle.
Y... De Emily, de ella y lo que ha causado su muerte.
Entro en la hermandad e ignoro el salón, ignoro la barandilla de la escalera, ignoro el armario y la cama antigua de Emily que ahora es mía. Cierro la puerta con seguro detrás de mi y me recuesto en ella, resbaló hasta sentarme en el piso mientras las lágrimas me invaden y lloró como llore ese día en la estación de policía y como no he vuelto ha llorar.
Pero unos golpes en la puerta me sorprenden, contundentes golpes:
- Viola, abre la puerta - dice Steve con su voz suave y cálida.
Me seduce, esa voz me seduce, sus brazos, abrigarme entre ellos, pero no, no quiero, no deseo abrirle, engatusarlo y después ¿qué? No quiero hacerle daño, no quiero hacerme daño.
Ya no quiero dañar a nadie más.
Y me quedo allí, en el piso, hasta que se cansa y escucho como sus pasos se alejan.
Veo como llega la tarde. Y como falte este día a clases. Luego llega la esperada noche. Y el sueño, la espalda y las piernas me llaman hacia la comodidad de la cama.
Me tiendo en ella y caigo en los brazos de Morfeo.

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