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Steve suspiró con una gran sonrisa una vez terminó de comprobar que su cabello estuviera bien peinado con la ayuda del espejo retrovisor por cuarta vez

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Steve suspiró con una gran sonrisa una vez terminó de comprobar que su cabello estuviera bien peinado con la ayuda del espejo retrovisor por cuarta vez. No podía evitar hacerlo, se había convertido en un hábito desde que era joven y estaba obsesionado con su apariencia.
Extrañaba enormemente aquellos tiempos en los 70s pero no iba a negar que la laca para el pelo del 85 no estaba nada mal para su pelo treintañero.

Su alarma había sonado a las 6am, como estaba planeado, asustándolo mientras se cepillaba los dientes después de su desayuno.
No había podido dormir por el sentimiento de emoción y nervios por el nuevo trimestre escolar. Tenía muchas ganas de ver a sus alumnos de último año y ayudarlos a pasar estos últimos meses de primaria. Pero por el momento debía esperar a su amiga y compañera de trabajo para ir juntos al centro escolar ya que ella no había sido capaz de terminar los estudios para sacarse el carné de conducir.
Ya llevaba esperando unos cuarenta minutos pero no iba a quejarse al respecto dado a que había sido él el madrugador.

Cuando su rubia amiga salió de su casa, Steve tocó el claxon haciéndola rodar los ojos divertida al ver su cara de felicidad.

- Todavía no entiendo cómo puede gustarte tanto ir a clases - dice mientras se sienta en el asiento del pasajero y cierra la puerta.

- Buenos días a tí también, Robin - saluda a la par que arranca el auto y salen del barrio de la rubia.

- No, en serio, no lo entiendo. Incluso en el instituto siempre te gustaba - sigue con sus quejas matutinas mientras se rasca el brazo izquierdo frenéticamente. Steve nota esto y abre la cajuela para sacar una crema para picaduras. Robin agradece en silencio mientras se la unta.
Robin detestaba la primavera por dos simples razones: sus alergias y los insectos. Ambas cosas siempre fastidiando.

- Ya sabes que me gustan los entornos sociales, Rob. Además de que quiero mucho a esos niños.

- Te recuerdo que ya tienen padres, Steve - habla con obviedad pero con una ligera risa.

Steve gimotea y da un pequeño golpe al volante como un niño que quiere un juguete y su madre no se lo quiere comprar - No Robin, no me lo recuerdes - hace un pequeño puchero que hace que se le resbalen sus gafas por la nariz.

- Tranquilo, dingus. Algún día tendrás tus propios diablillos correteando por ahí - comenta mientras le coloca bien las gafas a Steve y hace gestos con sus dedos como si fueran piernas corriendo en el aire.

- Si, claro. Para eso antes necesito pareja y ya estoy fuera, Rob.

- ¿Quién dice que estás fuera? - pregunta ladeando la cabeza con una ceja alzada.

- Nadie pero... ¡Joder, Robin, ya me has quitado el buen humor! - se queja sin verdadero enojo en su tono haciendo reír a carcajadas a la de pecas.

- En cuanto veas a los niños se te pasará, miope de mierda.

SEE YOU LATER [Steddie]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora