Por supuesto que Amber era bonita. Era una chica hermosa. Probablemente había sido la capitana del equipo de porristas en su instituto. Harry no estaba sorprendido porque Louis era lindo, inteligente, amable, divertido, en fin... un partidazo. Entendía por qué ella no lo había dejado ir tan fácilmente. Sin embargo, Amber estaba de la mano con el mismísimo Ken. Harry hizo una mueca al verlos porque se imaginaba lo que esto haría a la autoestima de Louis. Todavía no sabía si Ken era inteligente, amable, divertido, pero sí sabía que era sexy, bronceado, rubio y con una sonrisa blanqueada artificialmente que debió costar unos cuantos billetes. Así que sí, Harry entendía por qué Amber podría haber superado a Louis ahora.
—¿Quieres que vayamos a otro lado? —preguntó, volviéndose hacia el cerebrito.
Louis lo ignoró por completo y caminó con determinación hacia la pareja, chocándolo un poco al pasar. Oh, demonios, no estoy listo para apagar un incendio ahora.
Se apresuró a seguir a Louis, parpadeando más de lo normal como si eso pudiera sacarle el mareo que traía encima. Se paró a su lado cuando llegaron a donde estaba Amber y el susodicho.
—¿Louis? —exclamó ella. Su boca se abrió en una amplia y no tan blanqueada artificialmente sonrisa—. ¡Qué increíble cruzarte aquí! ¿Cómo estás?
Si le preguntaran a Harry, ella estaba demasiado feliz de verlo. No estaba seguro de si Louis también lo estaba pero sí lo vio fingir una sonrisa y fundirse en un abrazo con Amber cuando ella se le lanzó encima. Harry se sintió poco especial de repente porque Louis abrazaba así de cálido a cualquiera. Técnicamente ella no es cualquiera.
—Él es Chad, mi novio —lo presentó muy entusiasmada luego de alejarse de Louis. Harry sintió que estaba a punto de vomitar un revuelto de piña y azúcar así que se agarró del brazo de su amigo, buscando estabilizarse—. Oh, ¿él es tu...? —preguntó Amber, mirándolo con ojos sugerentes.
—Harry —dijo él, alzando una mano a modo de saludo.
—Encantada, Harry. Soy Amber —se presentó y volvió a mirar a su ex novio—. Louis, me alegro mucho por ti —continuó con un tono dulce y fraternal. Harry entendió por qué Louis no podía olvidarla. Ella era como una Giselle de la vida real—. Creí que te estaba costando seguir adelante. ¿Aún estás estudiando medicina?
Louis se rascó la cabeza, poniendo una sonrisa algo torcida. Harry se quedó al margen. ¿Acaba de insinuar que él y yo...?
—Sí, me está yendo muy bien por suerte —asintió Louis, pasando olímpicamente de la sugerencia de Amber—. ¿Tú... qué haces en Richwood? ¿Estás de vacaciones?
—No, estoy viviendo aquí hace algunos unos meses. Estudio en la RWC ahora. A Chad lo transfirieron del trabajo, por eso tuvimos que mudamos.
—¡Te mudaste! —exclamó Louis largando una carcajada histérica. Harry lo miró sorprendido. Hasta el momento, estaba manejando esto bastante bien. No sabía si tenía que intervenir o dejarlo arreglárselas solo.
—Sí, yo soy el culpable de eso —acotó el Ken, abrazando de lado a Amber. Tenía una voz extremadamente grave lo que hacía todo más surrealista. No quería ni imaginar lo que sentiría Louis en esos momentos. Después de enterarse de que el señor bronceado perfecto-sonrisa artificial había robado al amor de su vida.
De hecho, Louis estaba tieso. Literalmente. Su brazo se puso rígido debajo de las manos de Harry y no emitió ningún sonido, sólo seguía fingiendo esa sonrisa que parecía que iba a desgarrarse las mejillas de tanto estirar las comisuras de sus labios. Como el Joker, sí.
—¿Hace cuánto que salen? —preguntó de pronto, parando de sonreír y poniendo el típico tono de "me estoy haciendo el tonto".
—Eh... algunos meses —contestó Amber, restándole importancia.
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Los chicos lindos también dan por el C**O
RomanceDos chicos de mundos diferentes se conocen por una casualidad extraña. Uno de ellos siente una atracción instantánea por el otro. El otro, no. Pero se cruzan de nuevo. Y de nuevo. Y eventualmente entienden que no pueden evitar estar cerca el uno del...