Desgraciadamente, no pudieron dormir muchas horas. Harry despertó de costado, sintiendo el cuerpo pesado de Louis contra el suyo y el sonido de su respiración cerca de su oreja. Su pecho estaba pegado a su espalda y su brazo aprisionaba su cintura. Parecía demasiado dormido como para escuchar que su teléfono ya había sonado varias veces. Harry no podía evitar oírlo y el ruido estridente había comenzado a ponerlo de los nervios aunque todavía estuviese entre-dormido. Soltó un quejido, apretando la almohada contra su brazo.
—Louis —protestó Harry, arqueándose hacia atrás para despertarlo. Louis lo presionó más contra él, apoyando su rostro en la curvatura de su hombro—. Louis, está sonando tu teléfono.
Louis bufó, apretando la cintura de Harry y pegando su frente a su omóplato. Él respondió tomando una almohada y golpeándolo con esta. Ese maldito pitido no era buena forma de despertar.
—Voy, voy —accedió Louis, alejándose de él con pesar.
Harry lo observó levantarse de la cama y ponerse sus bóxers mientras el móvil seguía sonando. En cuanto el ruido se detuvo aprovechó para acostarse más cómodamente, boca arriba, y cerró los ojos. Amaneció con una resaca asquerosa, le dolía la cabeza y sentía el estómago revuelto. Debo dejar de beber tanto.
—¿Hola? —escuchó que decía Louis con voz ronca y somnolienta.
—¡Louis! —gritó una voz femenina y muy alterada de pronto por el altavoz—. ¿Dónde demonios estás? Te dejé como treinta mensajes.
Harry abrió los ojos, extrañado con que se escuchara tanto la persona al teléfono. Entonces se dio cuenta de que Louis estaba haciendo una videollamada porque tenía el móvil en vertical a unos centímetros de su rostro. Dios, ¿quién lo llama con cámara a esta hora?
—En mi apartamento —respondió Louis, frotándose los párpados con su mano libre.
—¡Pues levanta tu trasero de la cama y ven a casa ya! Mamá rompió aguas en la mañana y está como loca.
—¿Qué? —preguntó Louis, quien pareció despertarse de repente—. Pero... ¿no tenía fecha para el miércoles?
—Sí, pero el jodido bebé decidió venir antes. No me mires así, yo no tengo la culpa. No puedes dejarme sola con esto, Louis. No sé qué hacer. Me pidió que le lleve las cosas para el bebé y siquiera tengo idea de qué significa eso.
—Está bien, tranquila —replicó Louis con tono suave, levantándose de la cama y llevando su móvil consigo—. Tomaré el primer tren que salga para Tunde.
Harry se incorporó en la cama, apoyándose contra el respaldo mientras lo contemplaba. Louis sacó una camiseta de su armario y comenzó a ponérsela con una sola mano. Harry dudó sobre si tenía que comenzar a vestirse o no. Parecía que lo mejor sería escaparse pronto, si es que Louis tenía una emergencia familiar. ¿O tal vez debería ayudar? Demonios, estoy demasiado dormido para eso.
—¿Crees que esta sea la ropa para Cole? Se ve un poco grande —dijo la voz al teléfono.
—No, busca un enterito —respondió Louis, luchando para ponerse la camiseta mientras miraba la pantalla del móvil.
—¿Todo bien? —interrumpió Harry con incomodidad. Louis lo miró un momento, con un sólo brazo dentro de la camiseta, y asintió como si no fuera nada importante—. ¿Quieres que me vaya?
—¿Quién es ese? ¿Zayn? —preguntó la chica del móvil.
Louis giró su teléfono, enfocándolo con la cámara delantera. Harry apretó las sábanas a su alrededor, a la altura de su abdomen. ¿Qué demonios?
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Los chicos lindos también dan por el C**O
RomanceDos chicos de mundos diferentes se conocen por una casualidad extraña. Uno de ellos siente una atracción instantánea por el otro. El otro, no. Pero se cruzan de nuevo. Y de nuevo. Y eventualmente entienden que no pueden evitar estar cerca el uno del...