Harry volvió a encontrarse con Louis el lunes por la tarde, tres días después de haberlo conocido. Él realmente había creído que no volverían a verse pero, evidentemente, el destino les tenía otros planes.
El campus de su universidad tenía miles y miles de hectáreas, millones de estudiantes, y quince facultades distintas. Sin embargo, Louis y Harry se encontraron el lunes por la tarde. De las cinco cafeterías que había en el campus, Harry decidió ir ese día a "Benny". No sabía muy bien por qué, era la más alejada del edificio donde él asistía a clases y siempre había sido muy devoto al café de Starbucks pero ese día, mientras se saltaba la clase de Historia, decidió que tenía ganas de caminar un poco. Tomó uno de los caminos de asfalto del centro del campus y dejó que sus pies lo guiaran entre las hojas otoñales.
La campana de la puerta sonó cuando entró en el local. El calorcito de la calefacción provocó que cerrara los ojos con satisfacción durante un momento. Luego, el olor a café recién hecho invadió sus fosas nasales y el bullicio de la gente charlando molestó a sus oídos. Sonrió de todos modos, ésa era la parte que le gustaba de asistir a la universidad. Le gustaban las charlas de café con desconocidos, los debates filosóficos, los chicos lindos guiñándole ojos y (¿por qué no?) las chicas que se lo quedaban mirando cuando pasaba frente a ellas. Jamás había tenido tanta vida social antes, afortunadamente la escuela había quedado muy atrás en el tiempo.
El primer instinto que lo atacó cuando reconoció a Louis en una de las mesas fue reírse. El destino tenía que estar burlándose de él. Después dudó. ¿Era? Se parecía pero tenía mucha más barba que el viernes por la noche y un par de ojeras grandísimas que lo hacían dudar, lo recordaba más lindo y no tan delgado. Tampoco tan rudo. La chaqueta de jean negra y la camiseta con un estampado de calavera eran bastante diferentes al horrendo conjunto deportivo que había tenido puesto en su apartamento. Pero era él. Estaba sentado solo en una mesa al fondo del salón, otra vez detrás de una pila de apuntes y un libro gordísimo. Definitivamente era su nerd. ¿Suyo? Bueno, sí, suyo.
Harry se acercó a la mesa del chico de buen humor. Aún recordaba que el viernes por la noche habían tenido una discusión, pero no recordaba por qué se había enfadado con él, así que era como si la discusión nunca hubiese existido. No podía perder la oportunidad de hablar con el niño bonito de nuevo.
Pero, ¿qué decir? "Ey, ¿te acuerdas de mí? Me fui con tu amigo a su apartamento y te encontré en la cocina". No, tendría que esforzarse un poco más que eso.
―¿Nunca dejas de estudiar? ―preguntó deteniéndose al lado de su mesa, con los brazos cruzados.
Louis alzó la vista hacia él algo confundido, y después le dirigió una mirada de fastidio monumental. Harry sonrió, habría preferido un saludo o un guiño de ojo, pero estaba bien para empezar.
―No cuando estoy en época de exámenes ―contestó Louis ablandando su expresión―. ¿Por qué tú no estás estudiando?
―Eh... estudiar no es lo mío ―dijo Harry encogiéndose de hombros y bajó la vista hacia la mesa. Vio la taza de café vacía y decidió aprovechar la oportunidad―. ¿Qué tal si te invito un café?
―No, gracias.
―¿Un té? ―ofreció Harry en un tono burlón y el nerd continuó mirándolo serio.
―No.
―¿Cappuchino? Ya, dime qué estabas tomando ―dijo Harry apoyándose con una mano en la mesa.
―Un latte.
―Ok, lo tengo ―canturreó Harry girándose para ir hacia la barra pero entonces el nerd volvió a hablar.
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Los chicos lindos también dan por el C**O
RomanceDos chicos de mundos diferentes se conocen por una casualidad extraña. Uno de ellos siente una atracción instantánea por el otro. El otro, no. Pero se cruzan de nuevo. Y de nuevo. Y eventualmente entienden que no pueden evitar estar cerca el uno del...