—Quería que habláramos... Bueno, porque en este tiempo que no nos hemos visto extrañé estar contigo. Y entonces pensé: "mierda, ¿qué está pasándome?". Yo nunca extrañé a nadie. Te lo juro por mi madre, Harry. Pero no puedo parar de pensar en ti, ¿me entiendes? Es una señal. Tenemos que estar juntos. Siempre has sido tú, estaba esperando que llegara el indicado y lo tenía enfrente todo este tiempo.
Harry bebió lentamente de su taza de café al tiempo que miraba a su alrededor, esperando encontrarse a alguien conocido que lo sacara de esta situación. Por desgracia, Xander había elegido la cafetería menos concurrida de todo el campus. Probablemente para poder hacer esta declaración sin ser oído por sus amigotes de fútbol americano. Alguien ya máteme, por favor.
—Quiero que todos lo sepan, quiero que seas mi chico —insistió Xander, colocando una mano sobre la suya—. Este verano podemos aprovecharlo para estar juntos en Walminster. Te presentaré a mis padres, te amarán. Y también quisiera conocer a los tuyos, claro. Estaremos donde todo empezó. ¿Recuerdas?
Por supuesto que lo recordaba. En ese entonces Harry aún era ese chico desgarbado, de rizos descontrolados y joggins ajustados con el logo de la escuela. No fue exactamente la historia del patito feo, le faltaban un par de brackets y lentes para ello. Más bien fue la historia del chico gay protegido por las porristas para poder caminar por los pasillos del instituto sin que lo metieran en un cubo de basura.
Tenía catorce años cuando él y Xander se besaron por primera vez. Estaba metido en el comité para diseñar la fiesta de fin de curso junto con todas sus amigas y Will, el otro chico animador (quien, sorprendentemente, no era gay. Harry lo había comprobado en un viaje donde compartieron habitación. Sólo quería ser un futuro gimnasta). Pam, la novia de Xander, lo había obligado a apuntarse en la organización de la fiesta también. Harry conocía a Xander, lo había golpeado en el pasillo al grito de "fíjate por dónde vas, marica" muchas veces. Pero, la tarde de los preparativos finales, descubrió una faceta de Xander que nunca había conocido.
A ellos dos les tocaron los trabajos más pesados. Técnicamente también a Will pero él se había escabullido para ir detrás de su platónica pareja de baile, Genna. Harry y Xander colgaron todas las telas de colores en las paredes y estuvieron bajando y subiendo de la escalera por horas. Xander no hacía más que quejarse del trabajo y Harry respondía que debía ser mucho más pesado un entrenamiento de fútbol que esto. Rieron juntos la mayor parte de la tarde. En retrospectiva, Harry no se lo imaginó en ese momento. Por supuesto, estar cerca de Xander alborotaba sus muy sensibles hormonas. Pero recordaba que en ese momento la sorpresa de que Xander no fuera un completo idiota del todo acaparaba todo su pensamiento sobre él.
—Oye, ¿me acompañas a buscar unas cajas que quedaron en la entrada? —preguntó Xander y Harry asintió. Esperaba que no fueran más decoraciones para las paredes porque ya estaba hecho polvo.
Pasaron del griterío amistoso de las porristas al silencio total cuando salieron al pasillo. Harry suspiró algo aliviado, no se había dado cuenta antes de cuánto necesitaba un descanso de tanta euforia por el evento cercano.
—Recuérdame no apuntarme a esto el año que viene —se quejó.
—No está tan mal, ¿verdad? —comentó Xander, a lo que él soltó una carcajada irónica—. Si no hubiésemos venido, no nos habríamos conocido.
Harry frunció el ceño.
—Nos conocemos, Xander. Estás en mi clase de Historia.
Prefirió reservarse el dato de los empujones por el pasillo para no entrar en terrenos incómodos.
—¿En serio?
Harry se mordió el labio inferior. Lo enfadó un poco que fingiese no conocerlo.
—Sí, y siempre me ignoraste hasta ahora. No te preocupes, el lunes puedes volver a ignorarme.
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Los chicos lindos también dan por el C**O
RomanceDos chicos de mundos diferentes se conocen por una casualidad extraña. Uno de ellos siente una atracción instantánea por el otro. El otro, no. Pero se cruzan de nuevo. Y de nuevo. Y eventualmente entienden que no pueden evitar estar cerca el uno del...