ᴄᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 1

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𝐶𝑎𝑝𝑖́𝑡𝑢𝑙𝑜 1

Tessa Chevalier, la diosa indiscutible de la moda, está a punto de sorprender nuevamente con su tercer desfile del año, y las expectativas son más altas que nunca

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Tessa Chevalier, la diosa indiscutible de la moda, está a punto de sorprender nuevamente con su tercer desfile del año, y las expectativas son más altas que nunca. Se rumorea que este evento será aún más espectacular que los anteriores, y todos los reflectores están sobre ella.

Una de las especulaciones más comentadas es que Tessa continúa evitando usar el apellido de su esposo, uno de los magnates detrás de la automotriz Hoschler, manteniendo su identidad profesional intacta.

La gran pregunta es: ¿veremos a toda la familia Chevalier reunida en esta ocasión? Y, sobre todo, ¿dónde está la hija menor de los Chevalier? ¿Acompañará finalmente a su madre en uno de sus deslumbrantes desfiles?

El mundo de la moda espera ansioso por la respuesta, mientras la alta sociedad se prepara para presenciar lo que promete ser un evento inolvidable.

Cierro la revista de golpe y la arrojo al suelo, enfocando mi mirada en la ventana. Un suspiro frustrado se escapa de mis labios. Mis ojos permanecen fijos en la ventana cuando escucho la puerta abrirse, intentó ignorar la presencia detrás de mí. Finalmente, me obligo a girarme y enfrentar la realidad.

—¿Has terminado de empacar? —inquirió Esther, mi nana, quien había llegado el día anterior al enterarse de que había sido ingresada al hospital.

Su tono era suave, pero cargado de preocupación. Aquella pregunta, sin embargo, me hacía sentir más atrapada que nunca.

—Casi —mi respuesta salió entre dientes, más como un reflejo que como una verdadera afirmación.

Esther me observó en silencio durante unos segundos antes de bajar la mirada hacia la revista tirada en el suelo. La recogió con cuidado, y se aclaró la garganta.

—Ella... está ocupada.

—Siempre lo está —respondí, con una mezcla de resignación y amargura en la voz.

Metí las últimas prendas en la maleta, mis movimientos rápidos, casi mecánicos, como si quisiera evitar pensar en lo que significaba todo esto. Justo entonces, el doctor Marqués entró en la habitación, trayendo consigo un aire de inminencia, como si su presencia marcara un antes y un después.

—Muy bien, Fischler. Puedes irte. He hablado con tus padres por videollamada y les he recomendado que regreses con ellos a San Francisco. Te hará bien estar con tu familia; ellos te ayudarán con tu depresión. Es crucial que te cuides.

Negué con la cabeza, una oleada de indignación surgiendo en mi interior. ¿Regresar con mi familia? ¿La misma que me abandonó durante tres años en una maldita clínica? La pregunta resonaba en mi mente, incapaz de encontrar una respuesta que justificara esa decisión.

—No voy a ir —respondí con firmeza, mi voz temblando ligeramente, pero decidida.

El doctor Marqués frunció el ceño.

ʟᴀ ᴘʀᴏᴍᴇsᴀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora