𝐶𝑎𝑝𝑖́𝑡𝑢𝑙𝑜 11
Caminé por el largo pasillo hasta llegar al despacho de mi padre. Necesitaba respuestas sobre la situación de Layla. Toqué la puerta antes de escuchar su autorización para entrar. Al cruzar el umbral, lo encontré revisando unos documentos. Levantó la mirada al verme sentarme frente a él.
—Osiel, estoy muy ocupado —su tono era seco—. No puedo atenderte ahora.
—Lo sé, padre, pero necesito saber si la denuncia de Layla ya está en proceso.
Él dejó los papeles a un lado, sacó un puro de uno de los cajones del escritorio y lo encendió antes de continuar.
—Deja que la policía haga su trabajo.
—Sí, pero ella podría estar en peligro —insistí, sin poder ocultar mi preocupación.
Mi padre me observó con una expresión severa, tomándose un momento antes de dar otra calada a su puro.
—No sé qué está ocurriendo contigo, Osiel. Espero que Layla no tenga nada que ver con tu desaparición en la fiesta de compromiso. ¿O por qué tu repentino interés en ella?
Sentí un nudo en el estómago al escuchar su insinuación, pero me mantuve firme. No podía permitir que mis verdaderas intenciones sean reveladas.
—Para nada. Solo estoy preocupado. Los Fischler son parte de la familia, y lo sabes bien.
Él exhaló él humo lentamente, evaluando mis palabras. Aún se percibía una ligera tensión en su mirada, pero yo no estaba dispuesto a retirarme sin la información que buscaba.
—Eso espero. Ahora dime, ¿cómo van Grover y tú con la revisión de los planos del nuevo modelo?
—Ya se los enviamos a los inversionistas —respondí, manteniendo la calma.
Mi padre se recargó en su silla, y su expresión se tornó más seria mientras buscaba entre los documentos apilados uno en particular.
—Nuestros inversionistas no están del todo satisfechos con el proyecto actual —admitió, sacando finalmente el informe que buscaba—. Creíamos que la empresa marchaba bien, pero parece que Albert y yo tendremos que retomar las riendas sí las cosas no mejoran.
Fruncí el ceño al escuchar sus palabras y tomé el informe que me tendía. Recordaba haberlos revisado y no encontré errores evidentes.
—No entiendo... Los planos que tengo en la oficina coinciden con los que tienes aquí —repasé las hojas, tratando de hallar alguna diferencia.
—Necesito que tú y Grover los revisen nuevamente con mucha atención. Ahora son ustedes los dueños y los que dirigen la empresa. Debemos solucionar esto antes de que el nuevo modelo salga al mercado;!no podemos permitirnos ninguna falla —su tono reflejaba su preocupación.
ESTÁS LEYENDO
ʟᴀ ᴘʀᴏᴍᴇsᴀ
Ficção AdolescenteTras tres años de ausencia, Layla Fischler vuelve a su ciudad natal por recomendación médica, luego de haber puesto su vida en riesgo. Su regreso, sin embargo, desatará una tormenta de secretos que amenaza con derrumbar todo lo que conoce. Pero ese...