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Meliodas.

El proceso para darle la vida, ya empezó, no estoy seguro de cuánto tardará pero Merlín me aseguro de que el cuerpo estará listo más rápido de lo que predijo.

He buscado y esperado demasiado tiempo para darle un mismo corazón que sea capaz de regresarla, necesitaba uno lleno de bondad. Elizabeth tenía eso cuando la vi por primera vez, en ese entoces, era una niña llorando por la muerte de su madre. Pensé en matarla y tomar su corazón, sin embrago Merlín me dijo que cualquier niño posee un corazón puro, ella necesitaba uno maduro para que funcionara.

Decidí esperar, sabía que ese corazón no iba a cambiar. Aunque debo admitir que, por un momento, pensé que su órgano cardíaco lateria con algo de rencor después de ver la muerte de su madre.

Al final, nada de eso pasó.

Cuándo había llegado el momento tenía planeado en un inicio aparecer en el cuarto del convento, llevármela y terminar todo rápido. Nerobasta estuvo encargada todos esos años para que no se fuera a otro lugar y comunicarme lo que hacía.

No espere que al verla de nuevo como una mujer fuera jodidamente hermosa. Supongo que es debido a la similitud que comparte con ella. Fué tanta que mis propias manos dudaron un segundo en arrebatarle la vida a esos ojos como el cielo.

La misma mirada que vi apagarse antes.

Maldición.

Eso cambiaba un poco mis planes pero no el objetivo. Decidí mantenerla viva hasta que Merlín me pida el corazón para el cuerpo.

Es por eso que me tope con ella en un callejón ''casualmente'' lastimado. Mis heridas ciertamente eran verdaderas pero no ocasionadas por esas inútiles armas mudanas, King se encargo de ayudar con eso, y el buen corazón de Elizabeth me ayudó sabiendo que era el enemigo. Me sorprendió saber que ella no recordaba mucho de niña, además de ver el rosario en su cuello. No mentía cuándo dije que ese collar era especial. Debí suponer que Mael intentaría evitar que me acerque a su corazón.

Lástima. Su daño fue como la picadura de un mosquito.

El rosario tenía que activarse para que fuera un problema, y antes de que eso sucediera se lo arrebate del cuello a Elizabeth para más tarde inspeccionarlo y que por las dudas, Peronia me revisara si tenía una lesión qué no se viera a simple vista.

Con eso fuera, me concentre en su curiosidad y el poco conocimiento que tenía a favor para que ella sola me agarrara confianza y poco a poco se acercara a mi. Por lo que, sus ideas de tener una paz entre nuestros clanes ya me lo esperaba. No es la primera vez que escucho algo como eso y lo he puesto a prueba, hice el intento, controle a mi gente y hubo un pequeño acuerdo, a pesar de ello, quedaron humanos que no lo aceptaron por sus ideales y eso, lo entendí de la peor forma.

No siento ninguna culpa ni arrepentimiento por lo que hice, me siento realmente satisfecho de que mi clan se liberara, de ver el dolor que una vez sentí. Pero más que todo, sastifecho de soltar la ira que aguarde desde que me la quitaron.

Asi qué ver en este momento a Elizabeth en el suelo con esos sentimientos en su mirada azul no mueve mi pensamiento. Su mirada se mantiene un instante más en mi antes de desviarla sobre su hombro hacia el pasillo por el que vino. A mi lado, Estarrosa qué se agarra una mano en el estómago por recuperar el aire después de reírse y Zaneri entre nosotros sin inmutarse.

Le doy un vistazo al pasillo, al parecer alguien estaba jugando con ella. Elizabeth se rencompone y veo como alisa con las palmas la falda de su hábito y vuelve a plantarnos la mirada sin dejarse intimidar.

Un Pecado ReligiosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora