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Elizabeth.

Entonces,no lo han vuelto a ver.

Esa era la respuesta que conseguí después de preguntarles a mis amigos en el hospital y haberlo buscado en el departamento. Simplemente no estaba. Desapareció. Me siento tan ingenua al imaginar que podía llegar a estar con Meliodas, tenía la pequeña esperanza de que él llegara a sentir algo por mí. Que tonta fui.

Hace cinco dias atrás cuando me enteré que regresaría al lugar en donde mi madre nació y murió (y donde pase un poco en mi niñez),quise retractarme con convertirme en monja y no ir a Danafort y quedarme en Liones hacer otra vida. Con él.
Solo yo fui la única con pensamientos fantasiosos de ser feliz a lado de un vampiro (que es heredero al trono y además de haberlo conocido pocas semanas), sabía que cuando sus heridas sanaran por completo se iría y olvidaría que convivio con una aprendiz del convento que está a punto de convertirse en una oficial monja o mejor dicho, que ya es una.

Mis esperanzas se fueron abajo y decidí dar mis votos antes de ir a Danafort, después de todo, ya no hay nada que me lo impida.

La madre superior, la hermana Gelda y mi hermana Verónica, estuvieron en la estación del tren para mi partida junto a la hermana Nerobasta quien va acompañarme a Danafort , los chicos se despidieron de mi esta mañana por teléfono y se disculparon por no estar en la estación para despedirme. No me molesto, sabía que estaban ocupados en salvar vidas. Verónica me explicó que mi padre no podía venir por asuntos personales y Margaret se quedó en casa para no exponerse en peligro en la calle por su embarazo junto con su esposo Gilthunder que la cuidaba. Me alegro por ellos.

Miraba por el cristal de la ventana como los edificios de Liones quedaban atrás y los árboles hacían aparición mientras el tren avanza, Danafort es un pequeño pueblo ubicado en el campo, es alejado con la mayoría de las cosas tecnológicas que hay en la actualidad. Me gusta el aire fresco que se respira y la vegetación del bosque que lo rodea. Hace tiempo que no vuelvo al pueblo por la muerte de mi madre.

(• • •)

-Bienvenida al convento Santa Deidad, hermana.

Llegamos. Y yo me estoy muriendo de hambre.

Enseguida otras monjas del convento nos ayudaron con el equipaje y junto con la hermana Nerobasta entramos mientras las seguíamos, no se si era mi imaginación pero las monjas que están ayudándonos se pusieron nerviosas cuando vieron a la hermana Nerobasta. Además de que son jóvenes, casi de mi edad o menos.

Yo miraba a mi alrededor, habían demasiados pasillos, monjas pasaban por ahí y cuando posaban su mirada en la hermana Nerobasta hacían una pequeña reverencia y a mi me dedicaban una mirada de cortesía y seguían su camino. Lo que me sorprendió fue ver a muchos niños en fila guiados por otra monja mayor casi de 50 años. Pasaron por nuestro lado y la monja repitió la misma acción que las demás al pasar a lado de la hermana Nerobasta, iba a seguir caminando cuando veo un portón de madera que al parecer da al jardín del convento. Espero que también tengan jazmines, me fui acercando para mirar, cuando pego un pequeño salto y un grito al ver que una cabeza se asomaba por el marco de una de las puertas. Era otra monja.

-Oye, ves por ahí a un niño o una niña. (Susurro mirando ambos lados).

Olvidé decir que el viaje de Liones a Danafort fue largo, 8 horas para ser exacta, por lo que ya estaba anocheciendo y no podía ver bien a la persona que estaba escondida en el marco. Cuando se aseguró que no había moros por la costa volvió su vista a mi y un pequeño escalofrío recorrió mi espalda al ver sus ojos oscuros como el carbón, y dio una sonrisa de lado mientras me entendía su mano aún escondida detrás del marco de la puerta invitándome a estrecharla con la mía, yo seguía con la mirada fija en sus ojos, me recuerdan a él, desvío su mirada por sobre mí hombro y de un tirón tomo mi brazo y me arrastro hasta estar detrás del marco escondida con su mano en mi boca. Unos minutos quito su mano y se separo un poco de mi, ahí la pude ver bien.

Un Pecado ReligiosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora