Capítulo 2

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Renjun se termina de vestir y sale del baño, sacudiéndose el cabello con una toalla para secarlo bien. Deja la toalla en el cesto de ropa sucia, donde Taecyeon se la llevará después, y se sienta el cama, no muy seguro de qué hacer. Ya habían pasado varios días desde su llegada y...

Nada. No había hecho nada.

De hecho, no ha visto a ningún habitante de la casa, más allá de Taecyeon cuando lo necesita para algo «muy poco», casi como si no hubiera nadie. Había pensado que al menos Jaemin o Haechan le pedirían un par de cosas «parecían interesados», pero tampoco los había visto. Renjun la pasaba en su habitación o iba a la biblioteca a leer, el cual era su lugar favorito dada la cantidad de libros y la pintura cortesana en el techo. A veces iba a la cocina para ayudarle a Taecyeon «si se dejaba», caminaba por los jardines tras avisarle al mayor o se paseaba por la mansión para aprender su distribución.

Todavía se perdía, pero ya había lugares que reconocía y podía regresarse solo.

Sin embargo, se sentía inútil y solo. No entendía qué habría hecho mal para molestar a sus amos y que no lo quisieran cerca. Tal vez no les había parecido útil, quizá su primera impresión no había sido lo suficientemente buena. De cualquier modo, había fallado y ahora sólo era un estorbo en aquella casa. Quería ser útil, complacer; adorar a sus manos y demostrarles de lo que era capaz. Pero, ¿cómo podría sin importunarlos?

Tal vez si lograba cruzarse con alguno podría ofrecer sus servicios y cedería. Sería muy amable y obediente, tanto como ellos quisieran, sólo necesitaba que le dieran la oportunidad.

Se dirige al espejo en su baño y se arregla el cabello. Después busca ropa más presentable para ponerse y toma una respiración larga, preparándose. Sale cuando se siente listo y se encamina por los pasillos, con la tarea en mente de encontrarse con cualquiera. Hace de todo: entra a habitaciones, sale a balcones, se pasea por salas comunes y hasta intenta en la cocina, pero nada, ni un alma. Renjun se frustra, también algo decepcionado. ¿Cómo podría complacerlos y además informar al señor Kim de sus actividades si ni siquiera sabía dónde estaban? Sería más difícil de lo que pensaba.

Pasan las horas y no encuentra a nadie, terminando por almorzar y cenar solo. A este punto ha perdido la esperanza, deseando que el señor Kim vuelva pronto para recibir alguna orden suya, incluso si es un castigo. Renjun suspira en cuanto termina de comer, posando su mirada sobre la mesa. Se siente triste, pero no debe externar una emoción si no se lo han pedido, así que se enfrasca en una lluvia de pensamientos sobre su primer encuentro con cada uno.

Está tan inmerso en ello que no nota a una persona ingresar al comedor.

Renjun alza la mirada por pura inercia y su rostro se ilumina en cuanto capta a Jeno adentrarse y caminar hacia la mesa. Jeno en cuestión también parece darse cuenta de la silueta del más joven, sonriéndole con sinceridad. ―Oh, no sabía que estarías aquí ―dice de pronto, sentándose a su lado.

Renjun apenas logra disimular la emoción, dando una corta reverencia. ―Buenas noches, señor Jeno. ¿Desea que lo acompañe para cenar? ―pregunta, ansioso por una respuesta positiva.

Jeno le agradece a Taecyeon en cuanto le trae su comida y mira a Renjun después. ―Claro, por qué no ―acepta, sonriéndole de nuevo. Renjun sonríe y cuadra los hombros, dejando que Taecyeon se lleve su plato vacío―. ¿Comes tu solo? ―cuestiona, refiriéndose a su reciente cena.

Renjun asiente con cierto entusiasmo, alegre de recibir la atención de uno de sus amos. ―Sí, siempre como solo, mi señor ―responde, un poco triste por ello pero feliz de pasar tiempo con Jeno.

Jeno no prueba bocado de su comida, dándole a Renjun una mirada preocupada. ―¿Y no te sientes solo? ―inquiere, sonando algo apenado.

El más joven desvía su mirada por breves segundos. ―Sí ―responde―, pero no puedo distraer al señor Taecyeon de su trabajo y tampoco puedo molestar a mis amos ―agrega después.

Pacificador [EN PAUSA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora