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El joven erizo estaba junto con su tío justo en la sala de armas en donde estaban correctamente acomodadas en las paredes con algunos cartuchos de municiones. Muy pocos tenían acceso a ese lugar, eran totalmente específicos lo únicos que podían ingresar a aquella sala.



– ¿Es necesario tener tantas armas? – preguntaba el joven azulado mirando cada una de ellas – Muchos de nosotros tenemos poderes, Chuck.

– ¿Y cómo quieres que el resto se defienda? – preguntaba burlón el erizo adulto – No solo podrán hacerlo a base de golpes. Además, son totalmente poderosas gracias a Tails.



Charles estaba ocupado reparando una de sus armas favoritas, más bien, trataba de ver la posibilidad de poder mejorarla.



– Cierto. – se rascaba la nuca riendo un poco – Oye, he tenido curiosidad en algo. – se dirigió directamente hacia donde estaba su tío y se sentó en la otra silla – ¿En verdad crees que yo pueda hacer un buen trabajo en cuanto tome tu puesto?

– Por supuesto, ¿Por qué no lo harías? – lo miraba – Y hay que tener en cuenta que he sido yo quien te ha enseñado lo necesario.

– Lo sé. – sonreía un poco – Pero, Chuck... ¿En caso de una guerra...? No se ha tenido desde la muerte de mis padres y yo no participé en aquella guerra. ¿Qué es lo que haré? ¿Cómo sabré lo que se debe de hacer o qué les tendré que decir a toda nuestra gente?

– Tranquilo, Sonic. – dejaba a un lado el arma que estaba modificando – Tu padre tenía las mismas dudas y tan solo hizo lo que consideró correcto. No tenemos las respuestas todo el tiempo, las experiencias nos ayudarán a tenerlas.

– ¿Por qué me escogiste a mí como tu sucesor, Chuck?... – bajaba un poco sus orejas.

– Eres al único a quien puedo confiar todo esto y porque sé que tendrás el valor de ser uno de los mejores líderes en nuestra historia. Además, el puesto te pertenece a ti, solo que aun eres menor de edad y me escogieron a mí.

– Pero... Se supone que el puesto tendría que pasar al hijo mayor, ¿No? – preguntaba – Mis padres murieron cuando yo apenas tenía 10 años... El puesto paso a ser tuyo por ser el segundo hijo de mi abuelo...

– Ya te lo dije, Sonic. – retomó su arma para continuar modificándola – He decidido que tú seas mi sucesor.

– Pero no soy tu hijo.

– Eres mi sangre. – lo miraba con una ligera sonrisa.



Sonic le devolvió la misma sonrisa, ahora lo comprendía totalmente.



– Gracias, Chuck. – sonreía poniéndose de pie – ¿Puedo salir a correr?

– Sabía que estabas inquieto. – reía un poco volviendo a modificar su arma – El preguntar mucho y hablar de más es una de las cosas que delatan tu inquietud. Anda, ve a correr.



El azulado celebró ante el permiso concedido y salió de inmediato del lugar.























Corría en cada rincón, exploraba nuevos lugares y también visitaba algunos que ya había conocido. Decidió hacer una parada en su lugar favorito, en lo alto de las colinas que formaban un gran círculo y con un precipicio que daba a un enorme y bellísimo lago.

Se sentó en la orilla, amaba ese lugar por lo tranquilo y por lo bello que era. El viento soplaba con suavidad, movía todo el césped y el resto de la flora a una sola dirección de manera tan armonioso.

Solo él conocía ese lugar deseando que nadie más lo encuentre y quiera destruirlo por completo.



– Así que tú también descubriste este lugar. – mencionó una voz masculina.



El azulado se había asustado al momento de escuchar a alguien hablar tan de la nada que había dado un pequeño brinco y tan solo miró de inmediato hacia su lado derecho, justo estaba llegando cierto erizo negro que mantenía la mirada hacia enfrente y sus brazos permanecían cruzados.



– ¿Shadow? – era obvio que no esperaba verlo ahí – ¿Qué haces por aquí? – se puso de pie sin dejar de mirarlo.

– Mi lugar favorito. – respondía sin más – ¿Qué hay de ti?

– Sonará loco, pero este también es mi lugar favorito. – sonreía – De todos los que he conocido, este es mi lugar.

– Hmp... – lo miró finalmente.

– Parece que tenemos una cosa en común. – sonreía tratando de esconder su emoción – Lo siento, es que me tomaste por sorpresa. No esperaba verte por aquí.

– Pude verte correr hace un momento. – mencionaba el moreno – Dedo admitir que posees una velocidad increíble, sobre todo natural.

– Oh, gracias. – sonreía con mucho orgullo – Espera, ¿A qué te refieres con "natural"? – lo miraba dudoso.

– Otra cosa que puede ser que tengamos en común, es que tal vez podemos correr a la misma velocidad. La diferencia está en que fabriqué mi velocidad. – bajó una de sus manos que señalaba sus zapatos especiales.

– ¿En verdad? – no lo negaba, estaba muy intrigado – ¿Tú mismo los hiciste?

– Mi mejor amiga los fabricó. – respondía – Me permiten ir a la misma velocidad que tú.

– Ah, ¿Sí? – arqueaba una ceja sonriendo de manera retadora – Parece ser que solo hay una forma de poder averiguarlo, ¿Qué dices, Shadow? ¿Una competencia amistosa?

– ¿"Amistosa"? – lo miraba serio y tan solo sonrió ligeramente, pero de manera muy retadora también – Sí tú insistes, Sonic.



Ambos se alejaron de la orilla y se posicionaron al mismo tiempo preparándose cada quien.



– Será una carrera de aquí hasta aquella colina de allá – señalaba el azulado – Creo que es una distancia justa.

– Reto aceptado.



Ambos se prepararon y, en cuanto el azulado contó hasta tres, ambos salieron como destellos hacia la misma dirección y velocidad hasta llegar al mismo tiempo a la colina que acordaron que sería la meta.



– ¡INCREÍBLE! – gritaba emocionado el azulado – ¡Fue increíble, Shadow! – reía sin dejar de celebrar – ¡Por fin tendré a alguien con quién correr!

– ¿Cómo dices? – cuestionaba algo serio el moreno.

– Oh... Eh... – aclaraba la garganta dejando de celebrar y desviando la mirada mostrándose totalmente incómodo – Lo que quise decir es... Bueno...

– No tengo problema en hacer esto contigo.

– ¿Lo dices en serio, Shadow? – sonreía y lo miraba nuevamente.

– Sí. – desviaba la mirada – Suelo salir de mi base cuando tengo tiempo libre para explorar un poco. No estaría mal contar con algo de compañía.

– Debo ser sincero, es algo que he querido desde hace tiempo. – contaba feliz – Tener alguien con quien correr y explorar el mundo.

– Así será. – prometía mirándolo nuevamente.

– ¿Desde cuándo aprendiste a usar tus patines? – preguntaba lleno de curiosidad.



El moreno lo miró con el ceño fruncido e incluso mostraba sentirse indignado por el nombre que les puso a sus zapatos.



– Son air shoes.

– Air shoes, sí. – corregía rápidamente con una ligera sonrisa apenado – Discúlpame, es que lucen como unos patines muy veloces.

– Hmp. – sonreía ligeramente – Debo volver a la base ahora mismo, llevo a fuera casi todo el día. Fue un placer conocerte, Sonic.

– El placer fue todo mío, Shadow. – se despedía aun mostrándose feliz.



El moreno desapareció gracias a su tele transportación. El azulado se impresionó al verlo desaparecer, fue como un truco de magia para él y aun no dejaba de sonreír, se sentía tan emocionado por lo que había sucedido y que eso podría seguir.

La luz de la oscuridad ~ ShadonicDonde viven las historias. Descúbrelo ahora