Capitulo 2.

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Max llevaba enamorado de Sergio casi dos años.

Al principio, cuando lo conoció en su debut en Fórmula 1, admitió mentalmente que le parecía bastante atractivo. No que le interesara, pero el tipo tenía lo suyo. De hecho, ya que estaba admitiendo los sentimientos que le había llegado a provocar el tapatío, probablemente había generado un pequeño crush en él cuando era un más joven, y un Sergio vestido de rosa le mostraba su apoyo y le sacaba risas aun sin siquiera conocerlo.

Pero Max era un hombre decidido, y mucho peor, con novia. Por lo que tomó sus emociones de la manera en la que ya estaba acostumbrado, reprimiéndolas e ignorándolas hasta que se volvieran incontrolables y se desahogara de maneras algo violentas. Dedicándose a cumplir su sueño junto a su padre, pasó años formándose y creciendo para poder competir contra los grandes del deporte, y volverse campeón del mundo algún día. Día que finalmente llegó en Abu Dabi, con Checo como su compañero, ayudando a retener a Hamilton en esos eternos segundos, desgastando sus de por sí ya viejos neumáticos por él. Abandonando su carrera por él.

Oh, era una leyenda

Quería gritar, abrazar a todo mundo, golpear algo para sacar esa inyección de adrenalina que parecía tener en ese momento. Y ahí, en medio de todos los mecánicos e ingenieros, haciéndose paso entre los reporteros tratando de no ser encandilado por las cámaras pudo ver a aquel hombre bajito con la gorra de Red Bull y una sonrisa más radiante que nunca.

Max no notó que Checo tenía ya la camisa de "Champions" puesta, que por cierto le quedaba algo grande, haciéndolo ver aún más pequeño de lo usual, incitando al de ojos azules a querer abrazarlo más fuerte en cuanto se dio cuenta.

Se olvidó de todo, excepto de esa increíble forma en la que Sergio le había ayudado a ganar su primer campeonato, no tiene muy claro cómo sucedieron las cosas, pero sabe bien que su compañero tenía la misión de detener a Hamilton para darle tiempo, y vaya que lo hizo de maravilla. Además, no era la primera vez que le cedía su posición, por lo que ver que el tapatío sonreía como si él mismo hubiera ganado ese día, cuando ni siquiera pudo terminar la carrera lo que lo dejó fuera del top tres en el campeonato, sólo derritió más al neerlandés.

Verstappen no se dio cuenta de cuando jaló a Pérez de la multitud y comenzó a abrazarlo mientras se movían de un lado a otro buscando equilibrio.

-Te lo mereces, hombre.

Quería seguir abrazándolo, es más, quería tomarlo y alzarlo por los aires agradeciéndole una y mil veces por ser tan bueno. Ese día vio a Checo brillar al máximo por primera vez, y se dio cuenta que le encantaba que estuviera tan feliz.

Cuando en la gran fiesta celebración de parte del equipo Sergio lo alejó de todos y lo llevó a una terraza para que tomara aire fresco, le dieron increíbles ganas de besarlo. Lo miró mientras la luna se volvía su única fuente de luz, recordando la primera vez que vio a su compañero en lo más alto del podio, brillando aún más que aquella miserable luna, y teniendo unas pecas mucho más preciosas que todas las estrellas.

Checo era más bello que la noche.

Se quedaron afuera, ya que el mayor insistió en querer ver el amanecer. Cuando el sol salió, Sergio le dio otro abrazo, este más suave y menos apresurado, pero con la misma fuerza. Lo felicitó al oído y Max admitió por primera vez para sí mismo que estaba enamorado de Checo.

No quiere aceptar que después de Brasil 2022 su corazón dejó de latir emocionado al ver a Pérez, y en su lugar solo generaba tristeza y frustración. Posiblemente este amargo sentimiento lo golpeó desde Mónaco, donde gracias a su padre no pudo estar para el mexicano en la victoria más importante de su carrera. En su lugar se la pasó golpeando un saco de box, pensando si en verdad Checo había chocado a propósito.

Después de Abu Dabi en 2022, no se fue a festejar como había pensado. En su lugar, se acostó en la habitación del hotel solo, a pesar de haber ganado el Gran Premio de ese día. Porque no tenía a nadie, ni siquiera su propio padre, quien siempre lo empujó hasta el borde para que fuera el campeón que es hoy.

Empezó su tercer año como compañero del hombre que le robaba suspiros viéndolo bajar del carro con una determinación más fuerte que nunca después de las pruebas de pretemporada. Se pregunta si el mexicano recordará todo lo que dijo cuando le marcó borracho en año nuevo.

-¿Crees que los otros podrán ser tan rápidos como nosotros?-

-No estoy seguro, hicieron un trabajo excelente este año. El carro es un maldito cohete.- responde Sergio a Horner, mientras mira a Max con una sonrisa divertida, como esperando que se una a la conversación.

-Ferrari se ve interesante, si se olvidan del requisito que tienen de ser una mierda en los pits y estrategias tal vez Charles venga buscando revancha.-

-Lance me habló de su carro. -Checo comentó, sacandole a Max una mueca ¿Qué hacía Checo hablando con Lance antes de que iniciará la temporada? -Él dijo que sería lo más rápido que jamás había conducido, y Fernando también comentó que se siente con bastante confianza con su monoplaza. El cabrón incluso se atrevió a decir que terminaría delante de mí en el campeonato. - bromeó

-¿Dijo eso?- pregunta Christian entre divertido e indignado.

-Probablemente como una broma, pero sinceramente creo que Aston Martin puede venir fuerte esta temporada.

-Pues yo opino que serán la misma mierda que el año pasado.- menciona Max.

-Te digo que no, Max.- el mexicano estaba seguro, eran dos de sus mejores amigos en la parrilla y su ex equipo, con el que había estado 7 años. Los conocía a la perfección y juraba por la virgen que el equipo verde había mejorado.- ¿Apostamos entonces?

-¿Apostar?

-¿O te da miedo?- pregunta juguetón mientras hace una seña con su mano abriendo y cerrándola de forma burlona, gesto demasiado mexicano para que lo captara Max. Sin embargo, la ceja levantada del moreno junto con su sonrisa traviesa sacó una sonrisa sincera en el joven, Verstappen no tenía miedo de nada.

-Pues apostemos ¿qué buscas perder?

-Si Aston Martin termina la temporada entre los primeros cinco lugares, tomarás clases de golf. - Christian soltó una carcajada mientras se alejaba de la dupla, sintiendo cierta tensión que le indicaba que sobraba ahí.

-Y si yo gano, usarás una camisa de las Chivas en el Gran Premio de México.

-Ni de pedo. ¿Estás loco?- pregunta ofendido, siendo él ahora producto de las risas de los rubios.

-Vamos, no es tan malo. Yo apesto en golf.

-Pero si haces el ridículo nadie te verá, en cambio yo tendré la reputación arruinada.- reprocha.- Cámbialo por algo menos malo.

-¿Qué? ¿Mi ministro tiene miedo?

-Claro que no, pero no me puedo arriesgar de esa manera.

-Bien, entonces cambiemos. Cocinarás para mi comida mexicana.

-Soy horrible cocinando.- admite sonriendo, aunque no hacía falta que se lo dijera, porque Max lo sabía.

-Pero cocinarás hasta que te quede igual de deliciosa que como la recuerdo, y no se vale comprar ni pedir ayuda.

Sergio piensa, si Max quiere arriesgarse a morir por intoxicación gracias a su comida él no tenía problema. Prefería eso antes que portar la camiseta del equipo que eliminó a sus águilas.

-Bien, si para el parón de verano, Aston Martín está entre los primeros cinco, yo gano.

El joven sonrío y tomó la mano de su compañero.


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