13. Detras del espejo.

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Los pasos hacen eco con cada paso, aquellos tacones bajos que tienen hacen el suficiente ruido que desea para anunciar que está ahí. Uno. Dos. Tres. El tintineo de la maldad va y viene detrás de él sin importar acabar con todo a su paso, intenta detenerme, anda, inténtalo, eso dicen con cada paso, los años volaron y con ello las puerta en cada que se detiene a colocar la bomba.

Es demasiado se dice, pero la mente está tan quebrada que obviamente tenia que tener consecuencias y eso provoco su locura.

Chistoso la verdad, se detiene antes de continuar aquel camino del infierno, trata de recordar en que momento su destino cambió cuando creyó que todo estaba yendo de maravilla, noto varias cosas pero cada que las veía estas se iban como polvo en el aire y lo volvían cada vez más loco sin poder hacer algo para detenerse, avanza por aquel río de sangre y cuando se da cuenta ya tiene el arma en la frente alguien. Cuando se da cuenta ya está todo tan acabado que se desconoce por completo. Aquel violin es tocado con pasión pero cada vez se va desgastando hasta dejar el sonido desesperado y lleno de rabia que suena tan bien pero tan desastroso que es hermoso al oído y cruel para las palabras, aquellos roces pasan a ser rasposos y lo destruyen.

Jugaré a ser dios hoy.

Sigue avanzando con tantos recuerdos dentro de él, sigue en el infierno con cada entrenamiento que si bien se acostumbro un año entero a esa clase de entrenamientos en ese momento le daban descansos quizá de cinco a diez minutos para recuperarse, ahí ni si quiera eso, si no aguantaba los horarios no comía y a veces eran demasiado pesados y se desmayaba, así era el verdadero infierno, sigue y sigue arrebatando hasta que pierde la nocion del tiempo.

—Ya basta, lo necesitamos vivo—. Su puño se detiene en el aire y suspira escuchando los pasos del menor—. Eres una bestia bruta, Shoter.

—Te habriste camino con los cadáveres, eso no es mejor.

Ambos chinos se ven y escuchan los gritos de las almas pidiendo misericordia por sus vidas, ambos ojos llenos de pena y rabia se conectan y dejan de hablar con palabras y se comunican como si existiera otro idioma y cuando saben el mensaje se aleja del hombre para empezar a alejarse, tiene razón, últimamente cada trabajo que consta de asesinar lo termina descontrolando y eso no le gusta así que se enjuaga las manos con agua del grifo y ve cada gota de sangre caer de estas y desaparecer en ese agujero para llevarlo lejos de ahí, traga saliva y empieza a alejarse con Yut-lung a su lado, tienen que regresar a la mansión Lee, a la torre de mando donde no les queda más que esperar órdenes y obedecer o morirán sin razón aparente.

Tras años con los Lee terminaron recibiendo entrenamiento especial y ambos niños fueron arrebatados de su inocencia para empezar a apuntar con un arma con la instrucción de varios hombres y cada uno tenía algo que los hacía temblar de miedo, al menos para un par de niños de seis y nueve años de edad. Con cada paso se acercan más a la oficina y toma la mano del chino menor para mostrarle su apoyo, tiene que soportar por él, tratar de mantenerse cuerdo en aquel mundo era más difícil y aunque muchos años lo logro está vez se hace mucho más difícil y quizá sea porque literalmente es un esclavo en toda la maldita palabra, en cuanto ven al Lee mayor en la silla le cuentan cada detalle de la misión que les ordenó.

Matar a un espía y a sus hombres.

Siente todo explotar dentro de él con el toque en la mano, aquel saco negro que usa le es lo suficientemente grande para cubrirle su mano y evitar que se note aquel agarre, también el traje chino de Yut-lung así que se disimula bien y eso le alegra, aquel toque de sus hombros le recuerda donde está ya que nunca se tocan de esa manera y algunas noches deseo eso pero no recuerda que noches, están y no presentes sus recuerdos. Se siente tan ido por el toque y las voces no las recuerda como tal y su vista es tan nublosa que realmente no siente el tiempo ni ve lo que sucede.

Blue Fire.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora