Blue Fire.

26. Faro.

Aquella luz que alguna vez había visto en sus sueños de niño logró encontrarla de grande y poseer la durante unas horas entre sus manos, se sentía tan drogado por esa tenue iluminación que hacía mejores sus días y la hermosa y deliciosa calidez que tenía en su interior lo hacía pedir más queriendo pasar el resto de sus días con él, si, un él era lo que era pero realmente no le importa su género si no lo que tenía por entregarle y hacerlo feliz, hubo días horribles y días donde era una bendición seguir vivo porque a sus propios ojos era un ángel que bajaba del cielo con sus enormes y puras alas blancas cubriendo el sol con su presencia y demostrando que era todo un ave Phoenix porque con cada humillación y con cada desastre esta persona se levantaba de las cenizas y le daba fuerzas por las cuales seguír sin importar el fracaso.

Suspira viendo frente a él y ve su traje bien acomodado, sube las escaleras despacio porque no se siente preparado para seguir con lo que van a tener se va a la pequeña habitación y se ve, traga saliva porque sabe lo que sucederá a continuación y aunque no es de trajes realmente los uso un buen tiempo en su segunda vida gracias a su horrible trabajo, se ve de arriba abajo tratando de no perderse en alguna reexperimentacion de su pasado al sentir las gotas de sangre caer o ver alguna víctima en particular, le hizo saber varias veces al hombre que no quería ponerse el traje y por ello cambió el color unas tres veces y el tipo de corte hasta que acepto ponérselo en cuanto el color ya iba hacer naranja pero no se siente del todo bien, se ve una y otra vez pero hay algo más ahí.

No está listo.

—Estas bien, niño—. Claro que el metiche de su jefe se debía de meter y cruzan miradas, este se encuentra en la puerta observándolo con cautela—. Tú sigue siendo normal, así conquistaste a mi hijo todas tus vidas, ¿no?

Eso le saca una leve sonrisa pero esta pasa a ser una mueca, ve sus manos y traga fuerte tratando de no pensar en nada pero la frialdad de estas le recuerdan su tragedia, no pudiste salvarlo.

—Puedes salvarlos—. Y casi como si pudiera leer su mente se lo dice sin dudar, en vez de verlo por el espejo lo ve cara a cara—. Puedes hacerlo pero ayúdame a que al menos en este año no me odien del todo y yo te ayudare.

Y quizá solo esa un viejo padre que no supo que hacer con sus siete hijos.

En cuanto terminan de arreglar su traje azulado se dirige hacia la puerta donde está este hombre y nota su mano estirada, confía en mí, le dice en silencio y el decide responder por primera vez, confío, toma su mano y salen con lentitud para dirigirse a las escaleras y bajarlas con una tranquilidad inexplicable aún con la ansiedad al mil porque aunque viva una y otra vez no podrá superar el primer encuentro que tuvo con él sin importar los años, camina con el alma desnuda y siente la corriente eléctrica subir por su cuerpo.

—Señor, siento algo...—. Murmura al sentir algo desde dentro de su ser, algo diferente—. ¿Y si vuelvo a tener amnesia?

—Sería lo mejor muchacho, es mejor olvidar en vez de cargar—. El agarre de su mano se aprieta un poco y luego jala su mano—. No eres más que un niño de ocho años que a vivido más vidas de las deseadas, deja de preocuparte y de morir, esta es mi cuarta vida también y ya no quiero tener otra.

Le causa gracia el tono que usa con lo último al tener un toque de asco y algo de burla, sonríe durante unos segundos y derepente no sabe de qué reía, ve a su lado notando el agarre y aunque le parece curiosa la acción se siente asalvo así que no se aparta por más que no sepa la razón de esto, al estar frente a la puerta está se abre gracias a dos sirvientes y ambos pasan por esta para salir de la mansión y ver como un auto negro se dirige hacia ellos con una velocidad normal y este se posa frente a ellos con un cuidado tremendo que le saca un escalofrío, siente que a vivido esto antes, Wu se apresura abrir la puerta del vehículo y al tenerla abierta se pone a su lado para aclararse la garganta y decir.