Es un comienzo

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¡Bienvenidos de vuelta, queridos lectores! ¿cómo están hoy?🌸

Espero que disfruten de esta nueva parte de la historia tanto como yo disfruté escribiéndola.🌟

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Regresé a la biblioteca después haber calmado mi enojo, al intentar abrí las puertas esta desapareció, no tenía control de ellas y no podía entrar de ninguna forma, la zona estaba bloqueada. ‹‹ ¡Itzé! ›› Ya tuve suficiente de sus juegos estúpidos. Fui a su oficina y abrí la puerta de golpe, me miro con sorpresa y se levantó de su escritorio.

- ¿Qué significa esto? - pregunto ofendido.

- Cállate y abre las puertas de la biblioteca o haré que te arrepientas hasta el día de tu muerte. - amenacé, tratando de mantener mi tono firme a pesar de la tensión creciente.

- Hoy no he controlado nada en el Herz. Aparte de las puertas de MI OFICINA que volveré a abrir para que te largues. - me dijo, su enojo cada vez más evidente en su mirada.

Sus palabras me exasperaron amenaza al igual que las mias, pero sabía que debía mantener la calma. No podía permitir que el conflicto escalara aún más. Respiré profundamente antes de responder.

- Escucha, sé que tenemos nuestras diferencias, pero necesito acceder a la biblioteca y las puertas están bloqueadas.

Se sorprendió al escuchar mi declaración. - ¿Bloqueadas? Eso es imposible... - respondió, frunciendo el ceño mientras intentaba procesar la información. Y entonces pregunto: - ¿Dónde está Caerleon?

- Esta dentro. Vamos. - hable con firmeza. Él me siguió.

Caminamos hacia la zona bloqueada, agotando todas las posibilidades para desbloquearla, pero parecía resistirse a ceder. Pasó una hora antes de que finalmente lográramos acceder, y al entrar, un silencio misterioso nos envolvió por completo.

- ¿Caerleon? - pregunté, pero no estaba allí. La desesperación me invadió.

- El Moratt. - dijo Itzé, señalando una entrada que no estaba ahí antes. Caminé apresuradamente tras él.

Subimos las escaleras y pasamos por una sala hasta llegar al Moratt. Ahí, en el suelo, yacía Caerleon. ‹‹Maldición››, pensé mientras la levantaba con cuidado.

- Encárgate de esto. - le ordené a Itzé, quien estaba visiblemente estupefacto al ver la escena.

Abrí una entrada que llegaba a alguna habitación, llevé a Caerleon en mis brazos hasta la cama y la deposité con delicadeza. Me enfoqué en revisar que no tuviera ninguna lesión. ‹‹Parece que está bien››, suspiré aliviado. Solo estaba inconsciente, así que me quedé a su lado por un momento.

- No pensé que esto fuera a pasar. - murmuré mientras acariciaba su cabello, sintiéndome culpable por lo ocurrido.

- Deja de verla así. - Itzé estaba parado en la puerta de la habitación, parecía haber salido completamente de su trance. Sostenía un vaso de agua mientras me miraba con cara de asco. - Llevo todo el día escuchando cómo le coqueteas. - se acercó a la cama y dejó el vaso en la mesa de noche.

- Eres un entrometido. - le respondí sin apartar la vista de ella.

- Sabes bien que no puedo callar lo que escuchan las paredes. - entrecerró los ojos.

- Entonces arráncate los oídos. - finalmente lo miré directamente.

Itzé se sentó del otro lado de la cama.

- Apenas la conoces, no te preocupes tanto por ella. Según su expediente, es cabeza dura. Además, deja de coquetearle, es inapropiado. Guárdatelos para tu futura Ochronny. - lo miré juzgándolo, él se puso serio y continuó: - Puedo sentir su corazón palpitar con normalidad, parece estar bien. Volveré cuando despierte y les enviaré una nota a sus padres. Después de todo, tenía que llegar antes del anochecer. - se levantó de la cama.

La Maldición Del Ser HumanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora