11. El destino es la puerta

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La fecha señalada se va acercando. Hemos ido a varios poblados y algunos se nos han unido, creo que es muy enriquecedor el haber visto a tanta gente que ha vivido cosas tan distintas. He visto poblados que se mezclaban humanos con elfos, duendes, sátiros, animales parlanchines, unicornios y muchos otros. Me ha parecido fascinante, de no ser por mis compañeros que me estiraban de lado a lado me quedaba allí un tiempo. En estas expediciones hemos ido reclutando a la gente que su puerta roja coincidía con la nuestra. Ahora somos muchos más.

No sé si lo conté pero desde hace un tiempo mi puerta azul ha ido evolucionando muchísimo y cada vez me siento más preparado para llegar a mi puerta roja. Al final creo que voy a acabar definiéndome también como un buscador de puertas.

—¿Me estás escuchando?— me pregunta Sofi. Me parece una chica muy organizada y responsable aparte que súper lista. El aura suya suele ser el amarillo, no es un color que me incomode, al final Liedna siempre tiene ese.

—¿Fausto?

—¿Qué?— respondo.

—Hablábamos de cómo resolver lo del cambio climático— dice Sofi.

Sarah me observa con una mirada muy perspicaz y no sé porqué lo hace.

—Decíamos que lo del cambio climático solo tiene sentido como algo que alguien haya traído aquí. No hemos tenido tiempo de contaminar nada, ni siquiera mis naves espaciales usan combustible— Me resume Sofi —El mayor problema es que es algo que ni en nuestro mundo tenía solución.

—Necesitamos a un ingenuo que haya creído que este problema se soluciona con una máquina dispensadora de nubes— dice Sarah.

Sofi se ríe con una carcajada y dice —Si todos hemos llegado hasta aquí con 17 años me parece que va a ser difícil.

—Perdona pero si existiesen las máquinas de crear nubes se acabaría el problema— Me enfadan bastante ese tipo de afirmaciones pesimistas, no puede ser que crean poseer la verdad de todas las cosas.

—Ajaaa...— dice Sarah mientras mira a Sofi.

—Fausto, explícate un poco más— me pide Sofi.

—Pues eso, que si el problema es que a la tierra le falta agua y le da demasiado el sol pues poniendo nubes entre la tierra y el sol consigues que la tierra no se caliente tanto y que además el sol provoque lluvias que hidraten la tierra, ¿no?

Sofi y Sarah se miran mutuamente, luego Sarah me dice —Fausto creo que es posible crear esa máquina.

Debe haber leído mi cara de perplejidad porque a continuación señala a Sofi.

—Ella puede crear máquinas, ¿recuerdas?— Sofi mira a Sara extrañada pero luego asiente, no se le debía haber ocurrido —Creo que si ella y tú os encargáis de ir poniendo máquinas por el mundo y enseñamos a algunos enanos como funcionan, el problema quedará resuelto. ¿No crees Fausto?

—Solo si esas máquinas pueden hacer nubes y hacer llover, no he visto a Sofi muy convencida— reafirmo mis palabras a mirarla.

—podemos hacer la prueba si te parece— me contesta Sofi y se levanta dirigiéndose al exterior, en la mano lleva una piedra. Sarah viene también.

Sofi se gira y me pide exactamente que necesitaría para parar el cambio climático. Me parece una pregunta absurda porque ya lo habíamos hablado. Le respondo que si crea una máquina capaz de hacer nubes grandes de agua, que con eso ya se arreglaría todo. Le recuerdo que hasta ahora estaba la gemela morena creando esas nubes.

—ya, pero ella no va a poder hacer llover para siempre— me dice Sarah —Lo mejor es que vosotros dos vayáis poniendo estas máquinas por allí. Tú, Fausto, te encargarás de decir dónde hace falta situarlas. Tienes el mapa del mundo en la mesa. Sofi te puede ayudar en eso, nosotros mientras tanto nos encargaremos de organizar lo de los dragones— tras decir esto se va y nos deja solos.

La Puerta DoradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora