Capítulo 4

39 19 3
                                    

Cuando me desperté por culpa de un rayo de sol que entraba por la ventana del balcón, me senté en la cama pensativa. No recuerdo lo que pensaba, pero era algo profundo. Me levanté de la cama y bajé al salón, donde se encontraba Jacob comiendo una tostada con mantequilla.

-Buenos días.- dije con los ojos aún algo cerrados.

-Hola, ¿quieres cereales?- me preguntó con dulzura.

Supuse que vio o que alguien le contó lo de ayer, no lo sabía con exactitud.

-No, me voy a hacer una tostada con aguacate.- respondí.

-No hay aguacate.- contestó.

-Mierda.- comenté. -¿Hay tomate?

Jacob asintió mirando su móvil. Abrí la nevera y cogí un tomate, lo corté en rodajas, tosté una rebanada de pan y puse las rodajas de tomate en el pan, para comérmelo.

-¿Quién era ese chico?- me preguntó Jacob aún mirando su teléfono.

-Jeremiah, el vecino de al lado.- respondí mientras masticaba.

-¿Él te gusta?

Tragué rápido nerviosa, por poco me atragante. ¿Por qué me preguntaba eso?

-¿Que más te da?- contesté.

Él me miró serio a los ojos, nunca lo había hecho.

-Me da que no quiero que te haga daño.- me respondió.

-No todos hacen daño, tú, por ejemplo, nunca me hiciste daño.- le dije.

-Porque yo te quiero, pero al vecino lo acabas de conocer.

Me levanté de la mesa haciendo chirriar la silla y subí a mi habitación. Me gustaba que intentaran protegerme, pero no quería que me protegieran así, no quería que me "protegieran" como mi padre.

Comencé a meter ropa de mi maleta en el armario y el resto de cosas, las ordené también. Encontré unas gafas de sol que me regaló Nick, era bonitas pero a la vez algo ridículas. Las cogí y las metí en un pequeño bolso de color negro que llevaba a todos lados. Cuando terminé de ordenar todo, cogí los únicos shorts que tenía y una camiseta corta de tirantes. Nunca me solía vestir así, y tampoco me gustaba que nadie me viera así, pero ese día fue el mas caluroso de toda mi vida, ¿por qué tuvimos que venir a un sitio donde hacia tanto calor? Me vestí y salí de mi habitación para ir al baño, cuando me choqué con mi hermano. Le miré con mala cara y seguí andando hacía el baño, pero mi hermano me agarró del brazo.

-Lo siento ¿si? No quiero parecerme a papá.- me dijo.

-No tenias derecho a tirarle al agua.- le contesté.

-Ni que le hubiera pegado un puñetazo.- comentó rodando los ojos.

-Me da igual.- volví a contestarle.

-Creí que te había hecho daño, no me juzgues.

-Pues preguntas.

-Vale, sí, tienes razón, perdón.- dijo al fin.

-Bien, no te preocupes.- dije y seguí andando hasta llegar al baño.

Me lavé la cara, los dientes y volví a mi habitación para maquillarme. Me encontraba maquillándome cuando alguien toco en el cristal de mi balcón. Terminé rápido de maquillarme y abrí las puerta del balcón. Jeremiah entró a mi habitación y se sentó en mi cama con total tranquilidad.

-Bonita habitación.- comentó.

-Hola a ti también.- contesté bromista.

No se como lo hice, no se como hablé tan tranquila, como si estuviera hablando con mi mejor amigo. Me senté en la silla del tocador mirándole. El chico cogió un tarro con notitas que tenía sobre mi mesilla de noche, me lo regaló Nick.

Fue el destinoWhere stories live. Discover now