Capítulo 8: Identificación falsa.

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"Por perseverancia, el caracol llegó al arca"

Charles Spurgeon

Estaba nerviosa, muy nerviosa. Claro, ayer me había hecho la valiente porque no le tomé el peso y por la adrenalina que sentí al encarar a mi madre, pero ahora que estaba frente al edificio, y no un edificio cualquiera, sino un lujoso edificio, la ansiedad comenzó a surgir.

—¿Es en serio? —inquirí asombrada, porque la verdad yo creía que me iba a encontrar con un edificio en un lugar abandonado o alguna casucha de mala muerte, pero este sitio era de lujo. El edificio estaba hecho completamente de vidrios, con un portero en la puerta y mucha área verde por los lados.

—Sí, es todo un empresario —contestó Román para luego comenzar a caminar en dirección a la entrada.

Mi cara debía ser un poema, literal. Esto, en definitiva, no era lo que yo esperaba.

Cuando entramos, había mucha gente yendo de un lado a otro, vestidos de traje y muy elegantes. Me miré de arriba abajo. Sentí un poco de vergüenza por cómo estoy vestida.

—¡Me siento muy fuera de lugar! —le dije en voz baja a Román. 

Él asintió.

—¡Tranquila! —intentó calmarme.

Subimos en ascensor porque, según él, su oficina estaba en el último piso. Como dije, este edificio era inmenso. El ascensor no tenía música, por lo que me resultó muy agradable. Llegamos al piso. Tal como todo el lugar, estaba perfectamente decorado e iluminado. La mujer que estaba en la recepción, una joven morena, muy maquillada y por no decir menos, hermosa, me miró de arriba abajo y levantó una ceja.

—¿A quién traes, Román? —Su voz era delicada.

«Tanto como ella».

—Él quiere verla —respondió. Ella me observó unos segundos.

—Le avisaré. —Román asintió—. Si quieren, pueden sentarse.

Dicho esto, salió de su escritorio y comenzó a caminar contoneando las caderas hasta donde supuse estaba la oficina del muy famoso demonio.

Reinando el InfiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora