━━━ Selena y Leandro se conocieron gracias a un amigo en común de ambos, pero, ¿quién diría que gracias a eso se volverían una de las parejas más queridas de Argentina?
Selena se volvería una parte fundamental en la vida de los Paredes, tanto que lo...
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—Dale, hacenos tortas fritas, porfa —Leandro alargó la última "a", rogándole a Selena por quinta vez en menos de diez minutos.
Gio y Vicky rieron cuando Lena puso su mano sobre la cara de su papá para alejarlo, provocando que por poco cayera al estar casi en la orilla del sillón.
La mujer hubiese ido corriendo a hacerlas en el segundo pedido, pero últimamente no tenía ganas de hacer nada. Solo quería estar en su cama y dormir, o ver películas. Le costaba levantarse temprano para trabajar –más bien no quería–, ni siquiera a sus clases de francés o con su psicólogo tenía ganas de conectarse.
Al final, lo que más temían sucedió. Selena se bajoneo.
A pesar de no estar sola, el estar encerrada todo el día lo provocó, y que su familia esté lejos no ayudó mucho. Ella acostumbraba a estar la mayor parte del tiempo yendo de un lado a otro, solía a salir a caminar por las tardes con sus –ahora– mascotas.
Odia el encierro.
Sele en ese momento necesitaba un abrazo de sus padres y hermanos diciéndole que todo estaría bien, y los besos babosos de Bauti y Mía.
—¿No se supone que te tenes que cuidar vos? —alzó una ceja mientras acariciaba suavemente la oreja de Lady.
—Sí, pero un permitido no le hace mal a nadie —se encogió de hombros—. Aparte nadie se tiene que enterar. Dale, porfi. Te salen ricas a vos.
—Según vos todo me sale rico —negó con la cabeza.
—Y, bueno, loquita, es la verdad. Le voy a agradecer a Silvina por enseñarte a cocinar tan bien —comentó.
—¿Y si te las hago mañana?
Pero Leandro no iba a dar su brazo a torcer. En realidad no estaba tan desesperado por comer tortas fritas, solo quería entretener a Lena de alguna forma. Quería hacer que se distraiga, buscar la forma de levantarle el ánimo de a poco.
—Pero nosotros queremos ahora, ¿o no, hijos? —le lanzó una mirada a Vicky y Gio, que ellos entendieron al instante y asintieron en dirección a ella.
Selena suspiró y tiró su cabeza hacia atrás—. Bueno, ya les hago.
Le dio unas últimas caricias a su perra y se levantó. Lady la miró mal al ya no recibir cariños de su parte y porque estaba realmente cómoda con la cabeza apoyada en su regazo.
Leo no pudo evitar sonreír al haber logrado su objetivo. Esperó que la mujer desapareciera en la cocina y chocó los cinco con sus hijos, que se habían acercado a él.
