━━━ Selena y Leandro se conocieron gracias a un amigo en común de ambos, pero, ¿quién diría que gracias a eso se volverían una de las parejas más queridas de Argentina?
Selena se volvería una parte fundamental en la vida de los Paredes, tanto que lo...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Mediados de octubre 2020
Las risas de Selena eran amortiguadas por los labios de Leandro, quien no podía dejar de besarla. Según él, tenía que recuperar todos los besos perdidos por esas dos semanas que se tuvo que ir por fecha FIFA.
—Me... —un beso—. Tengo... —otro—. Que ir... —pico—. A comprar... —beso—. Las cosas... —otro besos más—. Del cumple de los peques —otro pico—. ¡Lean, ya!
El ojiclaro soltó un risa mientras negaba. Cuando dijo que se iba a volver adicto a los labios de la castaña no era mentira. No podía estar mucho tiempo sin darle, aunque sea, un beso.
Y odiaba no poder pasar más allá de eso, porque siempre estaban en compañía de Vicky y Gio, o de alguno de sus amigos. No encontraba ningún momento en el que pudieran tener privacidad, en donde solo sean ellos dos. Ya había pensado en pedirle de a los Di María si podían cuidarlos una noche en donde ellos irían a cenar e intentaría avanzar en algo con Sele.
Era lo que más deseaba.
—Un ratito más —pidió con un puchero.
Sobretodo porque no sabía qué podía pasar después de ese día, no sabía si las cosas cambiarían o no.
Se inclinó para volver a atrapar los labios contrarios con los suyos, enredando sus dedos con las hebras castañas.
—¡Tía Lena! —exclamó Vicky—. ¡Ya estamos! ¿Ya nos podemos ir?
Leandro se separó resoplando mientras Selena se le reía en la cara.
—Los peques me reclaman —sonrió.
—Yo también te estoy reclamando, merezco la misma atención que ellos —bufó, apretando su cintura.
—Pero ellos son más importantes —señaló soltando una risa—. ¿En serio vas a pelear con los peques por eso? —cuestionó divertida.
—Capaz —se le escapó una sonrisa que hizo temblar las piernas contrarias. Llevó sus manos hacia sus cachetes y los acarició—. Che, estaba pensando... ¿Qué te parece si le pedimos a Ángel y Jor...?
—¡Acá estás! —Gio apareció en la puerta y ellos se separaron rápido. El menor caminó rápido hacia la mujer y tomó su mano, tironeando de ella suave—. ¡Vamos, vamos! Hay que compral las cosas para nuestro cumple —decía emocionado—. Yo quelo todo de disaurios, ¡como jurassi wold!
