she's mine ━━━ tom kaulitz.

𝘊. 27

❛◌*̥₊
𝐂𝐀𝐏. 𝟐𝟕
SAL, Y PERSIGUEME,
SÉ QUE ME QUIERES.

CAPÍTULO LARGO
FINAL CHAPTER

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navideña‼️

24 de diciembre

— NO PUEDO CREER QUE EXISTAN PERSONAS CLAUSTROFÓBICAS— Gustav hablaba con la boca llena de galletas de forma de hombrecitos de jengibre. — ¿QUE LES HIZO SANTA CLAUS? EL NO HIZO NADA MAL-

— Idiota, estúpido, pendejo, imbécil, ¡Las personas claustrofóbicas no son personas con fobia a Santa Claus! — gritó Georg, tirándole una galleta en la cara a Gustav.

— ¿Apoco sí? ¿Entonces, los claustrofóbicos no odian a Santa? — volvió a preguntar, tragando más galletas, sorprendido.

— ¡No!

— ¿Entonces, Kristen no odia a Santa? — arqueo una ceja. Nuestro querido Gustav, se refería, a que yo estaba sufriendo por el poco espacio en el que nos encontrábamos. En una cueva. Un túnel casi subterráneo, mirando fósiles. Y allí fue cuando dije que era claustrofóbica. No odio a el señor barrigón pedofilo, tranquilos.

— De todas formas, Santa no existe. — dije, mientras temblaba de frío. Estábamos a 3° grados. Me gustaba el frío, pero ahora si que me muero de hipotermia. Tom me abrazaba, fingiendo que no se moría de frío (le temblaba la mandíbula al pobre). Los cinco abrigos que llevábamos, no eran suficientes.

— ¡¿QUE?!

— Ay, verga. ¿Nadie le dijo? — soltó Georg, aguantándose la risa.

— SIEMPRE FUERON TUS PADRES, GUSTAV. ¡JÁ! — Gritó Bill, el menos bully.

— ¿COMO?, ¡YO LO VI! ¡YO VI A EL PUTO VIEJO PANZÓN! — gritó, entrando en una crisis existencial.

— Será que tu padre es ese viejo panzón. — Bill se rió tan fuerte, que se resbaló con una roca, y cayó de culo al suelo. El Karma. Taylor Swift tiene una canción sobre es-...

— VÁMONOS, ¡DEJÉMOSLO AHÍ! — gritó Georg, y todos nos pusimos a correr como idiotas, dejando a Bill solo y tirado en el suelo.

— ¡MALPARIDOS! — gritó, y cuando volteamos a verlo, parecía una niña endemoniada corriendo detrás de nosotros. Lo único que le faltaba era correr en cuatro patas (estaba apunto).

Gustav, Georg y Tom soltaron el grito más masculino de sus vidas, y se fueron corriendo aún más rápido, intentando dejar a Billete atrás. Tom hasta me soltó, y me dejo atrás como pendeja, más cerca de La Niña endemoniada.

— AH, PUES, ¡MUCHAS GRACIAS POR PROTEGERME, TOM!— grite, intentado salvar mi propio culo.

— PERDÓNAME, AHHHHHH. — se nota que le asustaba su hermano, eh. Estaba corriendo el maratón de su vida.

— DE MÍ NO SE ESCAPAN, HIJOS DE PUTA. — Bill cada vez daba más miedo, y entre más corríamos, nos encontrábamos más cerca de la salida de la clase de túnel o cueva en la que nos encontrábamos. La guía que nos estaba enseñando los fósiles, y las cosas prehistóricas de la cueva, nos miraba con cara de culo fatal, mientras corríamos de Bill poseído por el diablo. Habíamos pagado 40 dólares por la expedición (los pague yo, y si me dolieron bastante).