she's mine ━━━ tom kaulitz.

𝑪. 12

❛◌*̥₊
𝒞AP. 12
𝐒𝐔𝐄Ñ𝐎𝐒, 𝐒𝐎𝐋𝐎
𝐒𝐔𝐄Ñ𝐎𝐒

Tom me besaba con furor, tanto como para llegar al punto de morder mi labio inferior con dureza, haciéndolo sangrar.

Solté un quejido al momento que sentí el sabor a hierro en mi boca. Ahora mi labio sangraba.

Verlo tan desesperado, me hacía solo necesitarlo más; saciar todos sus deseos, era mi única meta, incluso si eran los más sucios.

Su mano de deslizó hasta el pequeño botón de mi pantalón, lo desabrocho, y se encargó de bajarlo en un tirón, haciéndome quedar casi completamente expuesta.

Se separó de mi labios, solo para contemplar la imagen que tenía frente de el, para después abalanzarse a mis labios otra vez, asegurándose de ser lo más duro posible.

Pellizcando la piel de mi cintura, succionando mi piel.

Quito mi camisa. Este me tenía totalmente controlada, mis manos estaban atadas, no podía hacer ni el mínimo movimiento, no podía tocarlo. Y tocarlo, era lo que más necesitaba.

Se deshizo de su camisa, haciéndome contemplar su torso desnudo.

— Déjame tocarte, Tom. — supliqué, estremeciéndome, al sentir sus manos abriendo mis piernas.

— No hasta que te lo merezcas, Kris... — gruñó, y mis piernas fueron lo más abiertas posibles, haciéndome soltar un jadeo ahogado. — ¿Te lo mereces? — preguntó. — Dime, Kristen, ¿Mereces tocarme? — volvió a pregunta insistentemente. Su dedo acaricio mi intimidad por encima de la tela de mi ropa interior...

Mi escandalosa alarma sonó, haciéndome sobresaltar, y despertarme de un golpe. Caí en un golpe seco de la cama al piso, golpeándome fuertemente la cabeza. Gruñí.

Al parecer, el sonido fue tan fuerte como para que mi hermano entrara a mi habitación preocupado.

— ¿Kristen? — entró a la habitación. — ¿Todo bien? — se acercó a mi preocupado, viéndome en el suelo.

Yo aún impactada por el golpe, y por el sueño tan jodidamente realista que acababa de tener, mire a mi alrededor, confundida.

Daniel me ayudo a levántame, sentándose en mi cama.

— Estas roja, y estas sudando... — tocó mi frente. — ¿Tienes fiebre? — volvió a tocarla con preocupación. — Creo que solo estás muy acalorada. — afirmó, con extrañeza. — No hace calor...— arqueó una ceja.

— Solo, tengo calor. — respondí. Todo mi cuerpo estaba sudado, mi cuello, mis piernas, todo.

— Kristen, ¿Que mierda tienes el cuello? — echó mi cabello a un lado, así pidiendo ver los múltiples chupetones en el.

Me congelé. Mi hermano era muy lento para entender, pero aun así, no podía mentirle en la cara con algo que era tan obvio.

— Ah — entendió, después casi un minuto. — Bueno... — se rascó la nuca, incómodo. — Yo...estaré afuera. No te vuelvas a caer. — dijo, para después literal escapar de mi habitación, cerrando la puerta de un puertazo.