4. ¿Está bien que estés en mi cabeza?

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Is it cool that I said all that?
Is it chill that you're in my head?

🧡🖤

Los días de esa semana pasaron con prisa. Entre visitas al gimnasio, caminatas en compañía y mensajes telefónicos. El plan se había fijado de esa forma; fingir estar en "algo" para causar celos en Kageyama, sobre todo después de lo que Azumi había visto en el gimnasio.

Kei, por su parte, se preguntaba por qué ella insistía con esa idea tonta de que fuera Kageyama quien la invitara a la boda. En su mente, era absurdo, pues cualquiera de los chicos invitados podría llevarla. Pero ella no conocía a cualquiera, lo conocía a él, le tenía confianza a él. Pero Kei no asistiría a un evento tan aburrido y sentimental por nada del mundo ¿no?

Era viernes por la tarde, al día siguiente sería el último partido de preparación antes de que el torneo comenzara en dos semanas, después de la graduación.

Azumi:
Reporte del avance con tu super historia de romance: Ya falta muy poco, me quedaré esta noche hasta terminarlo, debo aprovechar que mis padres están fuera de la ciudad estos días para desvelarme.

Kei:
Excelente servicio, Kimura. Al parecer tendré que poner mas empeño en cumplir mi parte del trato.

Azumi:
Así es, la preparatoria ya se acaba, no queda mucho tiempo.

Kei:
Tranquila, verás que soy eficiente. Bueno, tengo que irme a cenar. El idiota de mi hermano vino a buscarme a la habitación y mi madre insistió en el uso de la fuerza para sacarme de aquí, es un fastidio.

Azumi:
¡No te quejes!
Al menos tienes alguien que te acompañe a cenar.

Kei sintió una pequeña espina clavarse en su costado con molestia al leer lo último. No entendía porque se sentía así con ella desde el otro día cuando ambos caminaron de la mano frente a Kageyama. Pero sobre todo no entendía esa necesidad que le surgió de repente de querer pasar el rato con ella. Negó con la cabeza disipando esas ideas absurdas a su entender, caminó hasta el comedor donde su familia compartía.

—¡Así que lograste el milagro, Akiteru! —se burló su madre.

—No es como si nunca bajara a comer —respondió taciturno.

—Es bueno que vengas a compartir un rato con nosotros de forma voluntaria —se burló Akiteru.

—Claro...

Kei no se caracterizaba por tener un gran apetito. Pero había algo en la mesa a la que no podía decirle que no.

—La tarta... ¿se la compraste a algún Kimura? —preguntó a su mamá con la intriga comiéndole las tripas.

—Siempre las hace Azumi —dijo ella con una sonrisa en el rostro—. Es una chica tan dulce, siempre insiste en que son un regalo. Creo que comenzó a hacerlas porque cuando era más pequeña tenía un flechazo por Akiteru.

—¡Es una niña adorable! —dijo Akiteru—. Muy pequeña para mí, pero adorable.

Kei sintió una pequeña molestia surgir en su interior, no sabía el motivo.

—Ahora que lo pienso... —intervino con una sonrisa sarcástica—. Azumi es la chica ideal para ti, son igual de ruidosos e insistentes.

—Pues insistente y ruidosa como dices, e igual te devoras las tartas que ella prepara —respondió su madre alzando la ceja—. He visto que pasan mucho tiempo juntos últimamente...

Todas las cosas que debí decirte; Tsukishima KeiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora