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—¿Debería? —Escuchó a Momo resoplar exageradamente del otro lado de la línea, pero la castaña angustiada mordisqueó sus uñas, viendo a su azabache cachorrito en la cama girar sobre el colchón soltando un balbuceo asustada. Sin moverse mucho lo volvió a sentar.

—Dada~

—Es que no quiero... —Hizo un puchero como si la azabache del otro lado le pudiera ver, dejando que Minju tomara un sonajero que había comprado Katashi, Momo chasqueó la lengua dejándose caer en el sillón, desde allí pudo escuchar un pequeño sollozo y podía perfectamente identificar al cachorro, seguramente se quedó atorado en el cajón de los juguetes.

—Sha, mi consejo es que le dejes un día como mucho, conoces a tu cachorra y no es difícil cuidarla, es estar vigilándola y darle de comer. Si esa desgraciada se ofrece, permítele un día —Comentó contenta delineando su enorme vientre y Sana bufó.

—¿Y si lo deja caer? —Momo rodó los ojos— Vamos, Momoring, no soy capaz de separarme de mi bebé y me da igual que no me deje dormir, es mía —Renegó entre pucheros llamando la atención del bebé, con un juguete en su boca movió sus manitas frenéticamente.

—Lo sé, lo sé, pero también es su cachorra —Murmuró— Aunque hayan llegado a ese acuerdo hace tiempo, no pueden cumplirlo siempre, Sana. De una o de otra manera vas a necesitar de Tzuyu y Minju también, en lo que vaya creciendo se va a dar cuenta de quiénes son sus madres y no te va a dejar tranquilo... Lo digo por el bien de Minnie, así como te busca a ti por comida así busca a Tzu por protección...

—Minnie ya me tiene a mi—

—Sana —cortó su hablar tomando su frente algo irritada por la conversación— Déjasela.

Sana tiró el móvil a un lado de la cama, antes de colgar la llamada y cruzarse de brazos.

—¿Dada?

—Dada no quiere dejarte con mamá —Se quejó infantilmente a su bebé que confundida ladeó su rostro, sus pocos cabellos recayeron sobre su frente y Sana sonrió ante la linda imagen de su cachorra.

Minju era muy bonita y no era por hablar, la pequeña pelinegra era muy parecido a ella con detalles de Tzuyu, cabe destacar los números lunares que adornan su angelical rostro moreno, además de su pequeña nariz y su sonrisa cuadrada. Tzuyu no para de afirmar que Min tiene los mismos luceros que Sana y no se corta al decir que todo lo que heredo de Sana fue lo mejor.

Desde pequeña presentaba el carácter de Tzu, tranquila pero muy fácil de molestar y enfadarse.

—¿Quieres estar un día completo con mamá? —Preguntó pellizcando la mejilla rosita de su niña pequeña, sonrió una vez más desbloqueando su móvil.

—"¿Puedo pasar ahora?"

"Puedes quedarte conmigo, mejor"

Sí, Min se acaba de despertar...

—Dada... —Sana asintió sin verle, pero la pequeña volvió a rodar por el colchón, soltando un sollozo frustrado.

Unos minutos más tarde en los que Sana y su pequeño azabache estuvieron jugando y escuchando música clásica, sonó el timbre aunque podría perfectamente abrir con la llave que tenía, Min saltó contenta buscando curiosa cuando Sana abrió la puerta.

Y aplaudió alegre al ver a Tzuyu extender sus manos y sonriendo por ver a su bebé, rápidamente estiró sus cortos bracitos gorditos consiguiendo que Tzu le tomara.

—¿Cómo está mi bebé preciosa? —Cuestionó alzando a la azabache que sonrió en grande dejando ver sus encías y soltando una armoniosa risa que para sus madres era lo más bonito del mundo— ¿Y cómo está mi otro bebé? —Cuestionó ahora divertido viendo a Sana girar sobre sus talones para dirigirse al salón, intentando de esa forma que su sonrojo desapareciera y controlando también a su melosa Omega.

Últimamente Tzuyu hacía ese tipo de comentarios que en vez de causar revuelos en el estómago del menor lo único que conseguía era dejar a la castaña con un dolor en el pecho.

—Prepararé las cosas para Minju... —Murmuró cambiando de dirección, yendo a la habitación y dejando a la mayor con la mimosa bebé que reía cada vez que Tzu le elevaba un poco.

Pero en vez de quedarse en el salón con su cachorra, Tzuyu llegó a la habitación viendo a la castañita escoger ropa de su bebé sacada de un armario de madera en el que también vestía a la menor pues había un pequeño colchoncito que Tzu clasificaba como innecesario y Sana como especialmente necesario ya que podía vestir a su bebé al mismo tiempo que buscaba su ropa sin dejarlo en la cama y corriendo el riesgo de que rodara y cayera al suelo.

—¿Has pensado mudarte? —Inquirió la mayor dejando que su bebé tomara su teléfono y lo golpeara, al parecer era entretenido para ella.

—No —Contestó casi al instante y súper obvio, no quería mudarse porque estaba bien en su diminuto departamento con su hermosa cachorrita y no le hacía falta nada.

—Sanake~ —Canturreó coqueto dejando a la bebé en la cama que estaba más entretenido jugando con las llaves y cartera de su mamá— ¿Podemos hablar antes de marcharme? —Su voz sonó áspera, casi suplicando, la menor detuvo sus movimientos, dejando salir un pequeño suspiro— Solo quiero que me confirmes si el Alfa del otro día y tú están en algo... —Esta vez la desilusión fue casi palpable en sus palabras, Sana quiso reír, pero lo único que pasó por su mente fue que Tzuyu quería tenerla para ella aún si no están en una relación, es algo que lo había asimilado hacía mucho, a los dieciocho.

—¿Yun? —Cuestionó sin darle la cara al azabache, escuchando un resoplo como respuesta— Yun y Katashi son pareja, llevan años de novios... —Murmuró— Ellos sí saben llevar una relación...

—Yo... —Rascó su nuca nerviosa, acercándose a la castañita, no sin antes girarse a ver a su retoño acostado de lado, seguramente había vuelto a dormirse— Solo quería saber si este sábado haces algo...

¿Tenían dieciocho de nuevo? ¿Citas?

—Cuidar a Minnie, darle de comer a Minnie, estar con Minnie —Respondió escuchando los pasos del azabache detrás de él.

—¿Podríamos... quedar en una cafetería? —Citas a lo antiguo nivel: Chou Tzuyu.

—Trabajo en una cafetería limpiando... —Tzuyu giró sobre sus talones molesta consigo misma al no acordarse de ese gran detalle que estropeaba todas las cosas que pasó preparando por la noche en su cabeza— Libre el lunes... —Dijo encendiendo una pequeña oportunidad en Tzuyu que giró su cabeza al estilo exorcista para verle.

—¿¡En serio!? Me viene genial, podemos quedar para ir, invito yo, trae a Minju, podemos llevarlo al parque y comprarle ropa...

Sana's BabyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora