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Sana sabía que su pequeña trasto de cinco meses no molestaba mucho que digamos al ser pequeñita y muy inactiva, apenas y causaba molestias, pero aún así, recibir la llamada de la guardería le alertó bastante y cuando llegó al recinto únicamente se...

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Sana sabía que su pequeña trasto de cinco meses no molestaba mucho que digamos al ser pequeñita y muy inactiva, apenas y causaba molestias, pero aún así, recibir la llamada de la guardería le alertó bastante y cuando llegó al recinto únicamente se encontró a Tzuyu cargando a su niña, susurrándole cosas porque estaba llorando mucho.

En cuanto se acercó más, la pequeña pelinegra alzó su cabecita en busca de su mamá, estirando sus bracitos en su dirección comenzó a sorber su naricita.

—Daa~... —Dijo en un tono lastimero siendo cargada por la Omega, se acurrucó en sus brazos en seguida, sintiendo las caricias de Sana en su cabeza y mejillas.

—H-Hola... —Murmuró bajito la Omega intentando evitar a Tzuyu, que aparentemente muy molesta bufó cruzándose de brazos.

—¿Por qué has tardado tanto? —Renegó viéndole con una mueca, la menor solo suspiró relamiendo sus labios.

—Estaba trabajando... —Murmuró con el ceño fruncido— ¿Qué han dicho? —Cuestionó con la mirada preocupada a la Alfa, la misma bufó comenzando a caminar, muy despistada y a pasitos cortos la más baja le siguió.

—Está enferma y tendrás que cuidarla en casa... —Sana frunció sus labios ante la idea, su niña alzó su carita para verle, sus ojitos rojos eran una seña conocida de cuando lloraba mucho y sus mejillas ahora de un color carmesí le daban a entender que su bebé estaba mal por lo calentito que se sentía.

—¿Haces... algo estos días? —Preguntó tímida al no poder cubrir su puesto en el trabajo, escuchó un fuerte resoplo de parte de Tzuyu, pero tendría que intentar dejar al bebé con ella pues le era imposible faltar al trabajo por días indefinidos.

—Sí, Sana, yo también trabajo... —Contestó tosca y la castañita sintió sus ganas de llorar presentes.

—T-También es tu hija... —Susurró bajito casi para ella misma, aunque la mayor llegó a escuchar con claridad.

No quería molestar más, así que sin despedirse comenzó su camino a casa con su cachorrita en brazos, no disponía de coche así que le tocaba caminar durante veinte minutos para llegar a casa, ahora veía que era muy mala idea dejar a su cachorra en esta guardería solo porque era más barata que la que tiene a unas calles de su departamento.

Meciendo un poco a su bebé se dispuso a caminar pues no tenía de otra, llamaría a Momo y le comentaría su inconveniente, su bebé era más importante pero a la vez su trabajo era esencial pues era la única fuente de dinero de la cual disponía.

Pero al parecer las cosas para ella seguirán siendo malas y en su contra, sintió las gotitas de agua en sus hombros y al alzar la cabeza las pudo sentir en su rostro.

Más preocupada por su enferma cachorra pensó seriamente en conseguir un taxi, aunque ello le costara algo de dinero, no quería seguir exponiendo a su bebé al mal clima.

Sana's BabyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora