Ella era su joya más preciada y él ya no la quería lejos, no dejaría que pasará más tiempo sin tenerla a su lado, no quería leer los poemas que le escribía, quería escucharlos, no quería sentir tristeza al oír en susurros su nombre, quería que los d...
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-Ezgi-
-¿Si, Mi sultana?-
La niña se encontraba en su habitación practicando caligrafía y la sirvienta estaba bordando serca de ella.
-Cuando me case ¿Mi esposo también tendrá otras mujeres?-
¿Qué?
-¿Cómo?- la miro de reojo.
-¿Mi esposo también tendrá otras mujeres?- repitió sin dejar de escribir.
-No, mi sultana- contestó extrañada- ¿A qué viene esa pregunta?-
-Mi padre, el sultán, tiene muchas mujeres y se que otros hombres que no sean el sultán también pueden tenerlas, solo quería saber si mi esposo las tendría, no quisiera que mi relación con otra esposa fuera como la de la sultana Mahidevran y la sultana Hurrem-
La mayor miro directamente a la niña que le daba la espalda y casi se salen los ojos de las cuencas por las palabras escuchadas, que ocurrencias tenía esa niña. Miro a Adila en otra parte de la habitación y le hizo gestos, intentando preguntar si sabía algo de lo que sucedía con la pequeña sultana, pero como respuesta solo obtuvo sus labios apretados conteniendo una risa y sus hombros elevados.
-Pues si usted contrae matrimonio será la única mujer de su esposo y el no deberá tener a nadie más, usted es una sultana y merece respeto, cualquiera deberá estar agradecido con su simple presencia-
-Entonces yo seré la única mujer-
-Si-
-¿Y si él quiere a alguien de todas formas?-
-Entonces usted puede dejarlo-
-¿Cómo?- por primera vez la niña se giró y la miró.
-Claro, usted es una sultana de sangre, hija de un sultán, si usted lo desea puede decir una palabra y dejar a ese hombre sin que él pueda hacer algo al respecto-
La niña estaba asombrada, había tanto que no sabía, le enseñaban de todo pero no cosas tan importante como esas o lo que sucedía con los príncipes para obtener el trono ¿Por qué?
Hasta donde sabía una mujer devia casarse y ser buena esposa toda su vida, nadie había hablado jamás de que la mujer sea quien decida al respecto. Había escuchado sobre hombres que dejaron a sus mujeres o algo así, pero eso no terminaba bien para ellas ya sea por su muerte o por la vida desdichada que les quedaba.
-Si algo así sucediera ¿No me pasaría nada malo?-
-Claro que no, usted al ser la hija del sultán puede dejar a su marido y este lo tendrá que aceptar y ya, usted volvería al palacio, su padre u otro sultán a cargo del imperio decidirá si se vuelve a casar, se queda aquí o va a otro palacio, pero usted estará bien, es una sultana de sangre-
