ᵐⁱ ʰᵉʳᵐᵒˢᵃ ⸙ 𝑫𝑬𝑰𝑫𝑨𝑫 「𝙺𝙰𝙸𝚂𝙰𝙶𝙸」

──── ⸙ ⋅✦𝙵𝚎𝚊𝚜 𝚋𝚎𝚜𝚝𝚒𝚊𝚜✦⋅ ⸙ ────

──Michael, ¿puedes ir a escoltar a la duquesa de Oderin? Saldrá de viaje hasta sus tierras nuevamente.

──Por supuesto señor, que preparen su equipaje y yo iré a alistar lo mío.

──Bien, nos vemos luego chico.

──Si señor.

Habían pasado algunos años luego de que aquel pequeño niño ingreso a caballería, ese pequeño niño había crecido mucho y había pasado por cosas realmente horribles.

Ya no era un niño, era un joven que no le temía a la muerte o incluso, a asesinar a la gente, había luchado contra muchas criaturas mágicas, había visto perder a sus compañeros en el campo de batalla.

Con esos largos años, había adquirido mucha fuerza, conocimiento y experiencia en las guerras, había incluso conocido a sus alteza y ellos fueron los que le subieron de cargo.

Ahora era un capitán de caballería, el segundo a cargo con más poder de entre ellos, luego de su señor.

──Joven Kaiser, un gusto conocerlo.── la duquesa le extendió su mano

──Es un gran honor ser su escolta, mi señora.── tomó con suavidad su mano y depositó un suave beso sobre ella

──Qué joven más apuesto eres, ¿no te gustaría ser mi escolta personal?── alejó con suavidad su mano, viendo al contrario con una sonrisa

──Agradezco mucho la oferta, pero temo tener que rechazarla. No me malinterprete, soy capitán de caballería y es mi deber cuidar a todos los nobles de aquí.── confesó con tranquilidad, no quería armar un escándalo

──Comprendo, llévame a casa de inmediato, tengo prisa por llegar.── subió rápido al carruaje, siendo seguida por sus doncellas

──¡Por supuesto, en formación chicos!── el sería quién guiará a sus tropas

El carruaje salió, un pequeño grupo de caballeros fue con el, él se encontraba al frente de todos, sería quién más se asegurará de proteger a los demás.

El camino fue tranquilo la verdad y eso sorprendió mucho a todos, no se habían cruzado con ninguna bestia o criatura que fuera a atacarlos, solamente el clima había cambiado bastante. Habían cruzado por ese gran bosque, en ese lugar estaba lloviendo muy fuerte y caían relámpagos por doquier, era muy raro todo eso porque siempre pasaba nevando y con mucha tranquilidad. El bosque estaba furioso.

Dejar a la duquesa y sus doncella fue tarea fácil, regresar del viaje fue lo más complicado para ellos. Nunca pensó que las criaturas se volverían locas frente a ellos.

Su pequeña tropa conformada por quince caballeros, estaba en guardia y protegiendo sus espaldas, peleaban cara a cara contra todas esas criaturas salvajes. El odiaba con todo su ser a todas esas repugnantes criaturas.

Cuándo acabaron con ese gran número de bestias, pudieron ver a la distancia a unos ángeles descender del cielo, ellos señalaron hacía sus dirección con una sonrisa pintada en sus blancos rostros.

Garras, ellos tenían garras por uñas, ellos también eran unas bestias salvajes, cuándo ellos señalaron hacía el y sus hombres, pudo haber visto que una nueva horda de criaturas salía tras su caza. Querían devorarlos.