Marianne estaba ahí, de pie dentro de un cubículo; en un baño tan estrecho como su corazón, el cual le hacía sentir el peso del mundo. Su garganta se cerraba y las lágrimas empapaban sin piedad sus mejillas, quería correr y gritarle al mundo lo patético que podía llegar a ser. A pesar de sus deseos y de lo mucho que cerrará los ojos, eso no sucedía y ella seguía ahí.
Su espalda resbaló por la pared y la dejo apoyarse en el frío suelo, consiguiendo que su falda se ensuciara un poco.
¿Cómo había llegado a ese punto? Tras una llamada de su padre y la discusión con Imogen, simplemente su mente se nublo. Había llegado al baño de la escuela y sin decir una palabra paso dos horas llorando junto al excusado. Nada muy limpio.
La puerta del baño se abrió con lentitud, Anne intento silenciar sus sollozos y entonces sintió los suaves toques en el cubículo.
─Está ocupado─ Su voz se escucho un poco rota, lo suficiente para que la persona al otra lado de la puerta insista y cuando Marianne le abre sin mirarla y se lleva consigo una sorpresa.
─Lo siento, es que sonabas muy mal y pensé que podías necesitar ayuda.
Aquella voz resultó vagamente familiar, por lo que la chica abrió la puerta. Frente a ella estaba Sahar Zahid, su cabello negro llegaba hasta su cintura y el uniforme decoraba perfectamente su figura.
La pelinegra había sido mejor amiga de Imogen durante años, Marianne podía recordarla a su lado y también el como la castaña poco a poco puso distancia. Los rumores decían que todo se debía a un chico, pero Anne nunca intento preguntarle la verdad a Imogen. Sentía que la respuesta no iba a gustarle.
─¿Hay algo con lo que pueda ayudar? ─Ella pregunta.
─¿Sabes reparar un corazón roto?
─No, pero puedo intentarlo.
Y así Marianne se ve encerrada otra vez en ese cubículo, pero está vez Sahar se encuentra sentada frente a ella mientras coloca Favorite Crime en su teléfono. La voz de Olivia Rodrigo llena todo el ambiente y acompaña la voz de la chica frente a ella.
Los días pasan con lentitud, Imogen se ha mantenido alejada, Marianne tampoco intenta acercarse demasiado. Cada vez que intenta hacerlo, se ve recordando las palabras de la ojiazul y su pecho genera una presión tan fuerte que cree puede ser capaz de partirle el corazón.
La distancia entre ambas puede dolerle a la menor de los Nelson, pero es indiscutible que Imogen se ve mal dormida y malhumorada.
Imogen tiene grandes ojeras bajo sus claros ojos, sus labios no llevan su brillo habitual y el cabello está recogido en una fea cola de caballo, tan mal peinada que Marianne se pregunta cuando fue la última vez que se peino.
Aunque para ellas dos el mundo parezca caerse a trizas, para cierta persona es todo lo contrario. Harry es quien reparte invitaciones con emoción, Nick recibe la de ambos y afirma que irán sin falta.
Imogen está ahí, llegando junto al resto del grupo, pero apenas se acerca Marianne toma su mochila y se aparta, dejando en claro el poco ánimo que tiene para hablar sobre lo ocurrido.
Aunque Anne comienza a andar, es seguida de cerca por Imogen, quien parece no estar dispuesta a acabar ese día sin hablar primero.
─Por favor ─dice, ella tiembla mientras se apura a tomarla por la muñeca, Marianne tiene que contenerse para no decirle que la suelte─ quiero que hablemos. Esto me está matando.
La rubia suspira y deja caer su otra mano, permitiéndole a Imogen una vista clara de la pulsera que aún lleva en su muñeca.
─Se que me comporte mal, fui grosera y dije cosas que no sentía, pero todo esto es nuevo para mí─Imogen aprovecha el silencio para seguir hablando─. No quiero perder esto por no saber quién soy...
Marianne se pregunta si de verdad vale la pena poner en juego su corazón por ella, y claro que lo vale, cada dolor que punsa en su garganta es válido. Sin embargo una pequeña voz en su cabeza le deja saber que no es justo para ella.
─No, no voy a ser el secreto de nadie y tú no serás el mío ─Puede ver en el rostro de Imogen cuánto le han dolido sus palabras, pero es necesario acabar esa conversación─. Puedo quererte. Puedes gustarme. Pero también puedo y debo amarme primero, lo que no puedo es dejar que mi corazón dependa del tuyo.
La gente a su alrededor las observa con confusión, por lo que Anne tira de su mano y obliga a la castaña a soltarle.
─Creo que deberías aclarar quien eres primero, yo estaré esperando hasta que tomes una decisión, pero no dejaré que me lastimes en el proceso.
Entonces se va, Imogen ve como la causante de su desastre interno se marcha. Su espalda delgada y piernas largas a la lejanía le dejan claro que está siendo sería, que ella deberá entender que sucede antes de buscarla una vez más. Imogen es capaz de ver lo que unas palabras pueden hacer, envenenar un lazo puro y cálido.
Se siente una brisa que poco a poco le congelan los huesos, ella es la villana y también el superhéroe. Ella consiguió el amor de Marianne, pero también fue quien la aparto.
Ahora solo queda su corazón roto y la sensación de haber arruinado todo, no tiene nada más que su mente hecha un desastre.
.
.
.¡Hola! ¿Qué tal están? Soy yo otra vez.
Este capítulo ha sido un poquito más corto que el resto, pero les pido que me entiendan. Estoy con unos problemas familiares, seré honesta, mi mamá está enferma y paso todo mi tiempo libre cuidando de ella, por lo que escribir y leer se me dificulta porque también trabajo mucho.
De todas formas este fanfic tendrá sus actualizaciones todos los fines de semana, es una meta personal que no pienso defraudar.
También les quería agradecer por todo el apoyo, me sorprende la cantidad de leídas que tiene este fic.
Sin más que decir, les deseo un buen fin de semana.
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AURORA Imogen Heaney
Fanfiction──── cuando nuestros corazones han hablado solo queda espacio para escucharlos, ignorarlo es el veneno que provoca el miedo. 𝒐𝒐. donde marianne siempre ha estado silenciosamente enamorada de un par de ojos celestes y una risa contagiosa. 𝒐𝒐. do...