Capítulo 8.- A lo lejos

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Sophie

LUNES, 1 DE OCTUBRE

11:43 a.m.

Me levanto de la cama para ir por un vaso de agua, ya llevo un rato despierta, pero no había querido levantarme hasta que tuve la necesidad de tomar algo para refrescar mi garganta, ya son casi las doce del mediodía, los ojos me pesan, el cuerpo me duele, me escurre moco de la nariz, la cabeza me está por explotar y peor aún traigo sangre en la vagina y una toalla higiénica que fácilmente podría ser un pañal para adulto, bajo la escaleras tratando de no moverme bruscamente causando un bajón de sangre, con lentitud extremadamente matadora llego a la cocina, me tomo un vaso de agua que calenté en el microondas y trato de buscar alguna pastilla para el dolor de cabeza, por gracia del universo encuentro una en un cajón de la cocina, me la tomo con ayuda del resto del agua que tenía en el vaso y luego me doy media vuelta para regresar de dónde vine, vuelvo entrar a la habitación y me siento en un sofá que se ve demasiado cómodo, miro la ventana fijamente por unos minutos, hasta que me llega una notificación, es un mensaje de Evelyn, lo veo desde el panel de notificaciones.

Dile a tu mamá que ya regresen, necesito alguien con quién criticar a los hombres.
11:57

Sonrío al leer el mensaje.

—Okey, yo le digo.
11:58

Le respondo desde la vista de notificaciones.

Escucho que golpean la ventana y ahí estaba él, al parecer decidió que sería bueno dejar el recuerdo de anoche, sonrío al verlo, me levanto cuidadosamente, apretando lo más que puedo para evitar que un chorro de sangre salga, por suerte el dolor de cabeza se ha detenido por la pastilla, logro llegar a la ventana, la abro y entra, aún no me ha dicho cómo se llama pero no importa, no quiere y no voy a obligarlo a qué lo haga.

—Hola.— saludo.

—¿Que hay?— le hago una seña para que se siente en la cama, me giro y el camina detrás de mí.

—¿Cómo estás?— le pregunto con una enorme sonrisa.

—Yo bien, pero al parecer tú no tanto.— me señala.

—¿Cómo?— suelto una risita nerviosa.

—Creo que alguien está teniendo la menstruación ahora mismo.— abro la boca para responder a eso, pero la vuelvo a cerrar.

—¿Tú cómo sabes eso?— levanto una ceja.

—Caminas como si estuvieras incómoda y tienes una mancha de sangre en el pans de la pijama.— me quedo helada, no debería avergonzarme, pero es extraño que alguien vea que tienes una mancha de sangre.

—Iré a cambiarme.— me levanto, agarro una toalla nueva, del paquete que mi mamá me compró ésta mañana, agarro un repuesto de ropa y me meto al baño. Me cambio lo más rápido que puedo, me limpio con toallitas húmedas para bebé que igualmente fueron compradas por mi mamá por encargo mío y luego de estar limpia salgo del baño, me quedo observando la habitación y él ya no está, un sentimiento de tristeza toma lugar en mi pecho, ¿Por qué se habrá ido?, bueno, no importa, tomo la manija para cerrar y de pronto...

—¡Boo!— me asusta desde detrás de la puerta, mi corazón se agita,  me llevo una mano al pecho y con la otra le aviento un manotazo al hombro, él se está riendo a carcajadas descaradamente frente a mí.

—¡Ay tú!, ¿qué te pasa eh?, qué infantil eres- se agarra la panza por la risa, tratando de tomar aire.— Yaaa, no fue tan gracioso eh, no sé que te da risa.— me siento en la cama molesta.

El Bosque De Lirio- En Curso (Primer Libro De La Trilogía Liliom)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora