Capítulo 20

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El culpable

Bum despertó aturdido y con dolor de cabeza, vio a Sangwoo que lo miraba con preocupación mientras sostenía su rostro, tocó las manos del moreno y se aferró a ellas, mientras comenzaba a llorar y luego se acercaba para abrazarlo.

     —E-es mi culpa, e-está así por mi culpa —sollozo aferrándose a él.

    —No, no, fue un accidente, no tuvimos la culpa de nada —lo abrazó y miró a la enfermera para que los dejase a solas, ella se retiró.

     —¿Q-que podemos hacer? Dios mío, ¿y si se muere? No, no, no puede morir, ¡NO! —dijo alterándose nuevamente pero Sangwoo lo besó en busca de parar sus balbuceos y que no dijera nada más, no tardo en separarse.

—Cálmate, no va a morir, y si lo hace, no fue culpa nuestra, él decidió ponerse en ese estado —dijo seriamente.

—Tu sabes que-

—Repite conmigo: No es culpa nuestra. —dijo fríamente, provocando que Bum temblara.

—N-no es culpa-

—¿Familiares de Choe Kyu-Book? —preguntó el doctor a los presentes en sala de espera.

—Y-yo soy su amigo, ¿cómo está Kyu-Book? —preguntó Bum acercándosele.

—El paciente está fuera de peligro, tuvo una hemorragia interna a causa de sus múltiples fracturas, pero no tuvo alguna contusión cerebral grave —explicó.

—¿Y-y estará bien, se recuperará pronto? —preguntó.

—No exactamente, sus fracturas tardarán algunos meses en sanar, sin embargo... sus piernas por poco y fueron amputadas, probablemente no vuelva a caminar —dijo el doctor.

     Bum veía a la nada, él y Sangwoo estaban en el auto yendo rumbo a casa, desde que el doctor dijo el estado de Kyu-Book, el pálido se encontraba ido, no había dicho nada, ni siquiera cuando Sangwoo habló con el doctor

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     Bum veía a la nada, él y Sangwoo estaban en el auto yendo rumbo a casa, desde que el doctor dijo el estado de Kyu-Book, el pálido se encontraba ido, no había dicho nada, ni siquiera cuando Sangwoo habló con el doctor.

      Por otra parte, el rubio comenzaba a estresarse, la actitud dramática de Bum hacia el asunto y la posibilidad de que dijera algo que los delatara le estaban molestando bastante.

     —Deja de estar dándole vueltas al asunto, me tienes fastidiado con eso —gruñó mientras arrastraba su cabello, estaba el semáforo en rojo.

     —No puedo evitarlo... es mi culpa, lastime a mi único amigo... —susurro cerrando sus ojos.

     —¡¿Y que?! ¡ya lo hicimos, ya estamos envueltos en esta mierda! Ahora lo que tenemos que hacer es pagar los gastos, cuidar a tu amigo un tiempo y hacer de cuenta que no tuvimos que ver con ese maldito accidente —espetó.

      —No p-podría verlo a la cara, n-no cuando se lo que hice-

     —Pero lo harás Bum, vas a verlo a la cara, cuidarás de él y así aliviarás tu maldito remordimiento, y si te atreves a decir una maldita palabra de lo que hicimos... no querrás saber de lo que soy capaz —dijo con su mirada oscura y apretando el volante.

ᴸᴬˢ 𝓒𝑎𝑟𝑎𝑠 ᴰᴱᴸ 𝓡𝑒𝑛𝑐𝑜𝑟  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora