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Jake hace mucho no se sentía así.
Ya había pasado dos semana desde que había dejado de hablar con sunghoon, o que bueno, el había dejado de hablar con el.

Después de aquella fiesta Jake realmente no sabía lo que sentía, pensó que por fin había superado esa etapa de no reconocer sus sentimientos.
Pero se equivocó, eso era obvio, pero el verdadero problema era que al parecer por esa razón había estado presentando muchos episodios depresivos.

Sus muñecas pedían un respiro, pues éstas ya no tenían marcas cicatrizadas. Siempre se veían frescas y realmente le daba igual que las personas las vieran, siempre ha recibido miradas de asco.

Solo en su trabajo, los clientes pensarían que le podría pegar una infección, entonces lo despedirán sin importar los reproches de su padre.

Hasta pensó en ir a vivir con sus padres, pero jungwon lo hizo entrar en razón.

Realmente no sabía porque sufría, pues nisiquiera sabía si sentía algo por el pelinegro, aunque probablemente sí. Era consciente de que necesitaba un psicólogo o algo así pero su sueldo no era suficiente.

Así que se rendía, tuvo dos días libres y este no se hizo presente en ninguna de las invitaciones que les había hecho sus amigos. Incluso faltó un día de trabajo.

Llevaba tres días seguidos sin salir siquiera de su habitación, no era el simple hecho de su confusión, bueno si, pero no era tan simple, pues la emociones de Jake se caracterizaban por ser un poco... complicadas por así decirlo. El no sentía como los demás, el sentía el doble, casi como una quemadura de tercer grado.

Y eso era algo que sabía jungwon, el cual se encontraba tocando desesperadamente la puerta de su mejor amigo.

- ¿Qué sucede? - derrepente un rostro adormilado de asomó por la puerta y jungwon sintió como su alma volvía a su cuerpo.

- Maldito demente, pensé que te habían asesinado o algo así, ¿porqué carajos no respondes mis mensajes? - pregunto con una ceja alzada y entrando al lugar.

- Oh... tengo el celular en silencio, no lo he usado. - respondió con una mueca mientras tomaba un sorbo de su jugo de cajita que tenía en sus manos.

- ¿Por dos días? - cuestionó retandolo con la mirada. - Jake, porfavor, dime que pasa contigo... soy tu mejor amigo, se cuando te sientes mal. - dijo ahora con una mirada serena. - te quiero ayudar, pero no tengo ni la más mínima idea de que te sucede. - Jake lo quedo mirando por unos segundos, lo tomo del brazo e hizo que sentara en el sofá junto a él.

- Creo que me gusta alguien.

Jungwon lo miraba a los ojos, sintiendo como su corazón se destrozaba al saber que no era el, pero de alguna manera esfumó esos pensamientos y le regaló una sonrisa cerrada.

- Tus ojos son tan lindos, que te aseguro que con solo regalándole una mirada sincera le conquistaras. - sus palabras salieron con tal naturaleza que realmente pasaba desapercibido el dolor en su pecho. - no veo cuál sea el problema jake, no somos adolescentes, puedes estar con la chica que quieras. - el mencionado pestañeo varias veces y después grito frustrado con una almohada en su rostro.

- ¡Ese es el maldito problema! - grito en la misma posición pero ahora pataleando y después rápidamente se sentó mirando a jungwon con sus ojitos de cachorro. - n-no es una chica... - el pelinegro lo miro por unos segundos y después soltó una pequeña carcajada. - joder, ¿te causa gracia? - reclamo golpeándolo con la almohada.

- Tampoco le veo el problema. - dijo alzando los hombros y con una sonrisa al ver el ceño fruncido de su amigo. - tonto, el amor no funciona con el "esto es malo, ya no lo amo", simplemente sucede, si te gusta alguien, búscalo y demuestra que te gusta, si el no siente lo mismo, pues que más da, se lo pierde el no tu, lo importante es que lo intentaste en vez de haberte quedado con la duda.

destellos de amor - JakehoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora