Una academia que se encarga de criar a los herederos al trono. En esta se encuentran criaturas de todo tipo, la fantasía abunda en este lugar. Tienen la llegada de un nuevo aprendiz: Han Jisung, un lindo elfo, no tiene mucho de fantástico pero él tr...
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Ambos jóvenes se sentaron en la fuente, sintiéndose como cachorros regañados con las orejas hacia abajo, que la madre de Minho los encontrara en esa situación más que comprometedora los hacía sentir más avergonzados. La mujer se encontraba caminando de un lado a otro intentando asimilar lo que había visto, moviendo sus alas de arriba hacia abajo.
–A ver si entendí ¿Es tu novio?– Se detuvo por fin mirándolos.
–Sí, es mi novio– Tomó la mano de Jisung armando valor para enfrentarla.
–¿Desde cuándo?– Arqueó una ceja mirando al peliazul, quien mantenía la mirada en el suelo.
–No tiene mucho, pero en verdad lo amo– Apretó más el agarre de su mano, haciendo que Jisung levantara la mirada –No me interesa lo que opines, ni siquiera sabes cuándo es mi cumpleaños– Reclamó mirándola furioso.
La mayor no podía decir nada más, el pelimorado tenía razón y no había forma de reclamarle, solo quedaba aceptar a su hijo tal y como era, aunque había un gran problema.
–¿Es un elfo?– No podía permitir que su hijo estuviera relacionado con cualquiera, eran de alta alcurnia y si su hijo era homosexual, de menos que estuviera con alguien de su especie.
Ambos chicos se miraron y asintieron, la fémina suspiró algo frustrada mientras frotaba su cien con su dedo medio.
–S-Su majestad, le juro que no tengo ninguna mala intención– Intentó explicar nervioso, suponía que la mayor pensaba mal al respecto sobre su raza.
–Yo me fijé en él primero, yo confío en Jisung, nunca ha sido interesado– Explicó también el pelimorado, deseaba que todo esa situación terminara.
–Entiendo, entonces debemos decirle a tu padre y también– Volvió a suspirar, odiaba tener que suspirar tantas veces en un solo día, no iba con ella –Tenemos que conocer a sus padres– Fingió una sonrisa, sabía que con el tiempo aquella desconfianza pasaría, pero no podía estar tranquila en ese instante.
–Jisung, si no quieres está bien– Dijo Minho defendiendo al menor.
–No, está bien, pueden hablar con ellos– Se levantó sintiendo sus piernas temblar por los nervios, iba a morir en cualquier momento.
–¿Tú estás bien con eso?– Preguntó preocupado su amante.
–Minho, se ve que te gusta mucho este niño, lo defiendes mucho– Bromeó su madre a lo que su sangre solo respondió con una mirada molesta y un gruñido, su sonrisa se borró dándose cuenta de que su hijo en verdad estaba enamorado.
Era igual a su padre cuando se enamoró de ella, pues a pesar de que no tuvieron mucho problema, la mujer era de una clase más inferior, su historia de amor fue complicada pero lograron estar juntos, aquel hombre la defendía a capa y espada de los comentarios horribles que la realeza acostumbraba soltar casi todo el día. Pensó mejor las cosas, no quería que su hijo ni su pareja vivieran una situación tan complicada, porque quien se llevó la carga más pesada fue ella, generando algunas inseguridades que no podían quitarse ni con el apoyo del mayor. No deseaba que Jisung viviera el mismo infierno que ella, y si eso ayudaba a tener una mejor relación con su hijo era perfecto, todos terminaban ganando algo si se quedaban juntos, así que todo pensamiento acerca del estatus de aquel elfo se desvaneció, formando por fin una sonrisa sincera.
