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En una de las muchas puertas de aquel enorme castillo se escuchaba la música salir en compañía de algunos gritos que daban indicaciones

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En una de las muchas puertas de aquel enorme castillo se escuchaba la música salir en compañía de algunos gritos que daban indicaciones. Esa música era tan alegre, como si hubiera una fiesta ahí dentro en la que todos bailaba de felicidad; eso quería pensar el príncipe Jisung, quería distraer sus pensamientos de esa estúpida clase de baile que sus padres le obligaron a tomar, y es que de todas las cosas buenas que hacía bailar no estaba incluida, eso era algo que a sus padres no les agradaba, para ellos era importante que su hijo supiera bailar al menos al ritmo de una sola canción.
Los elfos se caracterizaban por bailar todo tipo de música, y es que eso era lo que los hacía divertirse y pasar un buen rato. Pero Jisung era un caso completamente diferente, él era distinto a los demás elfos que eran alegres y bailarines, uno podría pensar que era por una etapa de su adolescencia, pero ya estaba en la adultez con 23 años de edad. Eso también era algo que le preocupaba a sus padres, Jisung muy pronto recibiría la corona y no sabía absolutamente nada de cómo ser rey y liderar un reino, ellos habían tratado de convencerlo para que aprendiera un poco, pero siempre se escapaba y al final nunca aprendió nada.
Por suerte sus padres tenían una opción de emergencia, hace unos años les había llegado información sobre una academia que preparaba a la realeza para su siguiente paso y el más importante, al principio ellos no estaban de acuerdo, no querían tener lejos a su único hijo, pero no les quedaba de otra, el tiempo se les terminaba y lo que menos querían era que su hijo tomara el trono para hacer el caos.

-Un, dos, tres, cuatro-

Habló la mayor con energía, dando pasos con agilidad mientras observaba a los pies torpes que tenía como acompañante de esa pieza musical, era todo un desastre.

-Jihyo, estoy cansado, no puedo seguirte el ritmo, no tiene caso- Dijo agotado el menor soltando suspiros, estaba rendido.

-Príncipe, tengo que seguir las instrucciones que me han dado, tiene que aprender a bailar al menos una canción-

La mayor estaba decidida, era muy comprometida y quería que el príncipe aprendiera al menos unos pasos de baile, quería demostrar que era capaz de enseñarle hasta al más difícil a bailar. De igual forma se lo habían pedido los padres del menor y no quería que para ellos haya sido una pérdida de tiempo buscarla a ella especialmente para este caso.

-No voy a aprender nada, estas canciones son aburridas y tengo pies torpes, soy un caso perdido- Le ponía triste al peliazul saber que Jihyo se estaba dedicando mucho, pero todo su esfuerzo y dedicación no iba a servir de nada.

La mujer suspiró, no quería rendirse aún, pero ver que al príncipe solamente le desanimaba no poder bailar tomó la decisión de darle un receso para poder hablar con sus padres al respecto. O bueno eso era lo que quería, pero la puerta abrirse hizo que todos sus planes cambiaran por completo, ahí estaban los dos reyes, tan elegantes y tan llamativos. La mayor hizo una reverencia mientras veía como se acercaban más a los dos, Jisung solamente miraba con indiferencia, quería gritarles que nunca iba aprender a bailar y ellos tenían que aceptarlo.

The Royale Fantasy ~minsung~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora