La aldea oculta de la arena cuenta con muchos prodigios, uno de ellos era la Jonin: Makio Nakamura. Una chica de tamaño promedio, ojos marrones que hacían juego con el color de su cabello lacio, que le llegaba hasta los hombros, y su sonrisa, que era lo que más destacaba en ella, ademas de ser bonita, era cálida, y sincera.
Especializada en las artes ninja que involucre la naturaleza del viento, contaba con un carácter fuerte y podia ser muy estricta en las misiones, no por nada era gran amiga de Temari.
Con Kankuro manteria una buena amistad, pero con Gaara era diferente, nunca habian entablado una conversacion, exceptuando las veces que estaba en el edificio donde él trabajaba, solo cruzaban palabra cuando se trataba de alguna mision.
No fue hasta que en la cuarta guerra ninja, fue herida en combate, y quien menos esperaba fue a su rescate.
—¿Estás bien?—preguntó mientras intentaba mantenerla consciente.
—¡Makio!—Temari llegó para examinar la herida—Debe ser tratada por los médicos, me encargare de llevar...¡Gaara! ¿Que haces?—Gaara habia tomado a Makio entre sus brazos, transportandola con una de las tecnicas de arena.
—Resiste, Makio—fue lo unico que podia pedir, al escucharle toser y ver su cara de dolor.
—¿Es el Kazekage?
—Makio esta herida, se las encargó—entregó a la chica a los ninjas médicos, volviendo a toda prisa al frente del combate.
Desde entonces no volvieron a cruzar palabra, despues de acabar la guerra y que reinara la paz entre todas las aldeas, poco a poco todo iba volviendo a la normalidad, con la unica diferencia de que todas las aldeas se habian aliado y eso significaria que las disputas entre todos se habia acabado.
—Con permiso, vengo a entregar el reporte—informó la pelicafe
—Muchas gracias—respondió el Kazekage
—Me reti...
—Makio—llamo
—¿Si?
—¿Como sigues?—preguntó—¿De tú herida?—específico
—Mejor, la cicatriz casi no se nota—contestó
—Me alegra escuchar eso
—Temari me conto lo que pasó—dijo—No debio molestarse tanto
—No es nada, solo tuve el impulso de hacerlo
—Muchas gracias, Gaara—sonrió
—Tu sonrisa es muy cálida
Las mejillas de Makio comenzaron a calentarse.
—¿Eh? ¿Eso es malo?—preguntó nerviosa
—No, no—negó con una sonrisa de lado—Es agradable—confesó
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Desde entonces algo cambió entre ellos, los hermanos del Kazekage fueron los primeros en darse cuenta, Makio y Gaara pasaban más tiempo juntos de lo habitual, sus temas de conversación se ampliaron, y cada vez que su hermano estaba repleto de trabajo, ella se quedaba con él hasta tarde, ayudando a terminar.
Sin importar la hora, Gaara siempre la acompaña hasta su casa.
Kankuro no le tomo mucha importancia, se alegraba de que su hermano tuviera más amigos y se divirtiera, pero Temari era más intuitiva, tanto Makio como su hermano habían cambiado, además que había un pequeño detalle del que solo ella se pudo dar cuenta:
Los orbes marrones de su amiga desprenden un brillo cuando está con su hermano.
El sol ya se había ocultado, dando paso a la oscura y fría noche, donde la luna brilla con gran intensidad, cuando la temperatura comienza a bajar, y los vientos frescos viajan por toda la aldea.
Era el momento favorito de Makio, le encantaba recibir ese aire fresco, y más si lo hacía mientras observaba la aldea desde lo alto, mientras Gaara terminaba los últimos detalles para luego acompañarle a casa, ella salió a tomar aire desde la terraza del edificio.
—La vista es hermosa, ¿no?—Gaara habia llegado, posicionandose a su lado.
—Si, como no enamorarse de ella—comentó Makio
—Es imposible no enamorarse de ella—solto con doble sentido, no era muy bueno con las palabras, menos sobre estos temas, ¿Como podria decirle? ¿Es este el momento?
Solo hazlo.
—Gaara, ¿tú alguna vez te has enamorado?—preguntó la pelicafe
—No—respondió, Makio contuvo una mueca, ¿Por qué le importaba saber eso? y lo más importante, ¿Por qué le decepcionó su respuesta?—Hasta ahora—añadió
—¿Qué?—preguntó confusa
—No se porque, pero me he sentido diferente todo este tiempo que he pasado contigo, no en el mal sentido. Me transmites una paz que nunca había experimentado, y no soy bueno con las palabras, pero lo que intento decir es que...me gustas—confesó
Su pupilas se dilataron, su pulso se aceleró, sus manos sudaban de los nervios.
—Gaara—pronuncio, y tomo valor para soltar lo siguiente—Tú también me gustas—confesó sonrojada, con el corazón a mil, por un momento evitó el contacto visual por lo apenada que estaba.
Pero sus sentimientos eran correspondidos.
Makio no dejaba de jugar con sus dedos, normalmente lo hace cuando está nerviosa o ansiosa. Gaara sutilmente tomó una de sus manos, sentir el calor de su mano le tranquilizó.
Inconscientemente los dos se acercaron poco a poco, rompiendo la distancia con un abrazo bajo la luz de la luna.
—Ya quiero ver la cara de Kankuro cuando se entere—los dos rieron al pensar en la cara de sorpresa que pondria Kankuro al enterarse de su relación.
Era el momento de irse, la pelicafe estaba por separarse, pero Gaara no pudo dejar pasar la oportunidad, era algo que siempre deseo hacer, una forma de demostrar su cariño.
Acarició delicadamente la mejilla de Makio, provocando una sonrisa, esa sonrisa que le transmitía calor y paz.
—Tus mejillas son muy suaves—dijo mientras acariciaba delicadamente con el pulgar.
—Gaara...—murmuró, mientras se acercaba, lento, pero seguro, le provocaba un cosquilleo en el estómago.
Sus labios se acercaron, rozando su nariz en el proceso y después de tanta espera selló sus labios sobre los de ella.
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El tiempo fue transcurriendo, poco a poco, y todos se fueron enterando de su relación, a excepción de Kankuro y Temari que fueron los primeros en saber.
Los años fueron pasaron volando, Temari terminó casándose y mudándose con Shikamaru, Gaara y Makio habían comprado una casa, pero aun no se mudaban porque estaban ocupados organizando una boda, su boda y Kankuro, se sentía feliz de tener la casa para él solo, desde que Temari se fue, su habitación pasó a ser una bodega para marionetas y quien sabe si la de Gaara no tendrá el mismo destino.
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