Makio

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Kankuro era un chico muy sociable y amigable, no soportaba los ambientes tensos, eran su debilidad.

Durante todo el camino se la pasaron callados.

¿Debería decir algo?

¿Qué podría decir en una situación así?

Vamos, piensa en algo.

—Este debe ser el lugar donde pararon a descansar—aviso Kankuro, rompiendo con el silencio.

—Separémonos para buscar pistas—propuso Gaara

—Perfecto, traje unas lámparas—sacó dos de su maleta—Pero solo traje dos porque...—dejó la frase sin terminar, estaba volviendo el ambiente tenso.

Aborta, ¡ABORTA!

Gaara solo desvió la vista, lo que menos quería era volver a discutir con su pareja.

—Porque solo tenían planeado venir los dos solos—terminó contestando la pelicafe, aún resentida porque no la incluyeron.

—Pueden escoger una lámpara y me voy con uno de ustedes—propuso, en este momento él se convirtió en el mediador de este conflicto.

—Vendrás conmigo—pidieron ambos al mismo tiempo

Esto debe ser una broma.

—Creo que yo ire por alla, no se preocupen no seré tan despistado—dejó una de las lámparas con su hermano y escapó

Encendieron la lámpara y se adentraron al bosque, el único ruido que se escuchaba alrededor eran los insectos que andaban activos tan tarde.

Estuvieron recorriendo el bosque por un tiempo.

—Ten cuidado por donde pisas—aunque estuviera peleado con su esposa, no podía evitar preocuparse.

—Lo sé, siempre tengo...¡Ahh!

Llegaron a la orilla de una pequeño barranco, donde Makio había pisado mal, y estaba por caer, en un intento de ayudarla, Gaara la sujetó por la cintura, pero estaban demasiado a la orilla que los dos terminaron cayendo.

Unas cuantas hojas y flores salieron volando, el pelirojo había caído de espaldas, y su esposa cayó encima de él.

—¿Estas bien?—pregunto aun sosteniendo por la cintura

—Si, ¿y tu?—respondió mientras se levantaba del pecho de su esposo, sus miradas conectaron por unos segundos, en el interior deseaba seguir ahí, pero no era momento—Creo que deberíamos seguir buscando—estaba por levantarse cuando él la detuvo

—Espera—alzó una de sus manos hacia su rostro, por un momento pensó que le acariciaria la mejilla, como normalmente lo hace—Tenías una flor—pero solo era una flor que traía en el cabello.

—Oh, gracias—se levantó y siguieron recorriendo el bosque

Encontraron el lugar donde se desató la pelea, encontrando unos cuantos kunais, y la inyección que usaron contra Hana.

Makio encontró un poco de la arena de su hijo.

Luego de un rato más, se reunieron con Kankuro, que había encontrado lo mismo, rastros de una pelea, pero no había pistas del paradero de los chicos.

—Bien si no hay rastros de ellos, lo mejor sería visitar la aldea del mercader Moshimoto, pero tendremos que esperar a que amanezca—propuso Kankuro, buscaron un lugar donde dormir.

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Los comercios abrieron sus puertas, los habitantes andaban circulando por la aldea, cumpliendo con sus deberes.

La familia del KazekageDonde viven las historias. Descúbrelo ahora