♠️CAPÍTULO VIII♠️

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Cinco días después

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Cinco días después.

•••

—Vamos tienes que alistarte, se esta haciendo tarde —me dice Charles.

Es lunes, toca instituto y aún no son ni las siete de la mañana. Estoy esperando que mi celular empiece a sonar, para cuando eso pase significa que ya son las siete.

Charles vino temprano, ya que es algo así cómo... Mi transporte. Vino para, aparentemente, arruinarme el sueño...

Un sueño hum...

...Y también a llevarme al instituto, lleva diez minutos intentando hacer que me levante, algo que no ha logrado, solo logró despertarme.

—Ahora sí —digo y me levanto cuando empieza a sonar la alarma, la cuál suena minutos antes de las siete, pero la cama ya me está fastidiando.

—Vaya a arreglarse ¡Pues! —dice y me da una nalgada —¡Uffff! Sonó sabroso —¡Me plinchó! ¿Cómo no va a sonar sabroso?

La verdad si sonó sabroso.

Perfecto, ahora mi consciencia está en mi contra.

No he dicho ta...

Ajá ajá, shsh.

•••

Al salir del cuarto de baño ya estoy aseada, fue más difícil porque si quiero mojarme los cabellos, tengo que tapar las cicatrices. Mejor dicho las heridas, como sea... eso.

Salgo buscando ropa que ponerme. Termino eligiendo, un jogger negro, un suéter del mismo color, pero con los bordes azules, un gorrito gris -para tapar las cicatrices y partes calvas- y mis converse blancas.

Odio usar esos zapatitos a los que Adeleine llama Zapatillas De Dama, o sea, no se amarran y tampoco tapan gran parte del pie, al igual que la sandalias. Odio ese tipo de calzado, yo con mis converse, deportivo, botines, o algo parecido a ellos, soy feliz.

A Amelia si le encanta usar ese tipo de calzado, yo lo odio, ella no me critica, pero Adeline sí. Muy en el fondo creo que si fuera menor de edad me estuviera usando a su gusto.

Yo no vivo con ellos, prácticamente, ellos viven conmigo. O eso entendí, no lo sé. En fin, yo no recuerdo y no tiene sentido.

—¿Lista? —pregunta Charles, sacándome de mis pensamientos, asiento y salimos.

•••

—¿Te sientes bien? —me pregunta antes de dirigirse a su sede.

—A la perfección —asiento sonriendo, él hace lo mismo, me da un beso en la frente y se aleja.

Al entrar, ya tengo ganas de irme.

Mi Oscura VerdadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora