17. Frutillas con chocolate.

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Me recostó en la cama sin parar de besarme. Mis manos agarraban su pelo desesperadamente y mi cuerpo parecía prenderse fuego. Estaba extasiada con todas las sensaciones que me estaba haciendo sentir.

Su boca abandono la mía para irse hacía mí cuello. No pude evitar gemir cuando su lengua tocó la piel de esa parte tan sensible, sus besos eran muy húmedos. Ondas eléctricas se dispersaron por mi cuerpo. Pero más en mi vientre.

Mi respiración empezó a agitarse y mis manos empezaron a quitarle la camisa desesperadamente. Él río en mi cuello haciendo que me excitara aún más.

-Tranquila—Susurro en mi oído haciéndome erizar—Tenemos toda la noche.

Diciendo eso sus besos comenzaron a bajar a mi pecho mientras desabrochaba los botones de la camisa que traía puesta. Cuando termino de desprenderlos, siguió bajando.

Cerré los ojos mordiéndome el labio cuando sentí su respiración en mis pechos descubiertos. Tocó mis pezones erguidos con sus pulgares, sonreí. Creo que nada se sintió mejor que esto en mi vida.

Su lengua empezó a jugar con uno de ellos y un gemido fuerte salió de mis labios. Con su mano apretaba mi otro pezón. Era lento y tortuoso, lo estaba disfrutando.

Sus manos agarraron con fuerza mi cintura cuando empecé a moverlas. Buscando fricción, podía sentir su erección y eso me hacía desesperar más.

Dejó mis pechos para sacarse su camisa mientras me besaba, devorando mi boca. Mis manos se fueron a su abdomen, a sus hombres, tocandolo por todas partes.

Enrede mis piernas en su cintura atrayendolo más a mí. Y empecé a moverme, haciendo que su erección tocará mi punto más sensible. Él gruño en mi labios y yo gemi fuerte cuando fingió una estocada.

Corto el contacto bajandose de la cama para sacarse el pantalón con desesperación. Creo que ya no quería tranquilidad.

Mis ojos no podían parar de mirarlo mientras se desnudaba ante mí. Era perfecto.

Bajó su ropa interior dejando que saltará su erección. Abrí mis ojos al ver su grandeza, preocupándome un poco.

Dejé de pensar en eso cuando volvió a subir a la cama, pero está vez besando mi abdomen, yendo cada vez más abajo mientras sus ojos se clavaban en los míos. En la oscuridad de la habitación parecían brillar. El cuarto solo estaba alumbrado por la luz de la luna que entraba por las ventanas abiertas.

Beso mi clítoris por arriba de la maldita tela que impedía el contacto directo. Mi cabeza se fue para atrás cuando lamió y pude jurar que me vine cuando él sonrió de lado mientras seguía besando allí abajo.

Bajó las tiras de mi ropa interior por mis piernas dejándome totalmente expuesta, miraba con satisfacción lo mojada que estaba por él.

Estaba de rodillas entre mis piernas, con las palmas de sus manos agarró mis muslos para abrirlas más. Los dedos de mis pies se encorvaron cuando empezó a abrir mis labios con sus dedos. Y metió lentamente dos de ellos dentro de mí. Arquee mi espalda cuando empezó a moverlos.

—Diablo—Gemí mientras aumentaba la velocidad. Podía escuchar el ruido de mis fluidos cuando sus dedos entraban y salían de mí. Mis ojos se dieron vuelta cuando sentí su lengua caliente en mi clitorís.

Succionaba y chupaba mientras me observaba y no paraba de mover sus dedos. Agarre su cabello con fuerza mientras lágrimas de placer salían de mis ojos.

—Diosdiosdios—Lloriquee cuando un nudo de placer se instalo en mi bajo vientre. Diablo aumento más la velocidad cuando lo notó y eso fue lo que falto. Rasguñe su nuca cuando el orgasmo me arraso con todo mientras mi garganta gritaba.

La Debilidad Del DiabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora