Mis uñas eran mordidas con mis dientes por los nervios mientras miraba la escena frente a mí. Todos estabamos sentados alrededor de la mesa en la sala de reuniones, escuchando a mi madre.
-A las afueras de Amalfi, cerca de la costa—Diablo pasó una mano por mi espalda para acariciarla, me alivie casi al instante—Es una casa enorme, la van a reconocer porque está completamente quemada, Ciro y su gente la quemaron cuando nos salvó—Informo.
Cristian comenzó a teclear su computadora para buscar la ubicación que relató mi madre con la mirada de Angel clavada en él, Ethan y Olivia también trataban de husmear.
—La tengo—Las orejas de Bailey y Dixon se levantaron al escuchar esa afirmación salida de la boca de Cristian.
—Debe estar solo, ya no tiene protección de nadie—Agrego Alec al mismo tiempo que Diablo asentía.
—No vamos a hacer un gran plan, él ni siquiera se lo espera. Pero obviamente nos vamos a resguardar de cualquier peligro, es por eso que vamos a ir bastantes—Todos asintieron—Primero, unos autos van a revisar la zona para ver si está todo seguro, solo por si a caso. Y si ven algún movimiento en la casa, el que sea. Cuando terminen la revisión, al instante iremos a emboscarlo, lo más probable es que sea esta noche, después de terminar los detalles—Luego de lo que dijo su jefe y de hablar de un poco más del plan todos nos retiramos de la sala a la petición de Ángel, la cual quería hablar con su sobrino.
Cerré la puerta para darles privacidad siguiendo a mi madre, pero pare al instante al escuchar la fuerte y determinada negación de Diablo a algo que dijo su tía.
—Ya te alcanzo—Mi madre entrecerro los ojos hacía mí pero termino asintiendo, siguiendo su camino. Yo me acerque cautelosamente a la puerta cerrada para escuchar el por qué de la discusión.
—Ya te dije que no vas a ir. A Dalia por más que quiera, es algo que no le puedo negar, pero a tí si.
—Lo siento en el pecho Diablo, siento en el pecho que ella va a necesitarme—Un escalofrío recorrió mi cuerpo al escucharla.
—Tía...
—Porfavor, te lo ruego, no me dejes aquí esperando. Todo va a estar bien, pero necesito ir, porfavor—Suplico. Escuche el suspiro de rendición de Diablo.
Me alejé rápidamente cuando sentí los pasos cerca de la puerta. Me fuí tras mi madre, la cual ya estaba afuera de la central. Ella también iría al plan, ni siquiera me dejo impedirselo.
A los minutos, Diablo y Ángel aparecieron, la última se despidió de mí con un gran abrazo antes de que suba al auto. Una sensación rara me invadió al imaginarmela llendo con nosotros, pero todo estaría bien. Si, todo terminaría.
Llevamos a mi madre al club antes de ir a casa, la ví pasando la puerta de madera después de saludarla, sintiendo tristeza. Ella se merecía un palacio, no una cabina, yo me encargaría de darle lo mejor.
Quería conseguir un trabajo en la central, aunque sabia que Diablo no querría lo haría. Quería ganar dinero por mi cuenta.
En mi cabeza apareció Tania, ella estaba enterada de lo que se aproximaba. Pero Diablo le prohibio la entrada hasta que ya estuviera todo hecho. Y Malcom con tal de resguardar a Tania, no dijo nada, solo nos deseó suerte y dijo que rezaría por nosotros.
Entramos a nuestra habitación ni bien llegamos para descansar un poco antes de que la noche se acerque. Los autos de revisión ya estaban haciendo su trabajo, no les tomaría mucho tiempo. El miedo amenazaba con explotar en mi pecho, no estaba segura que nos esperaba. Nunca se sabia cuando se trataba de Magnus, su nombre hizo que frunza mi espalda.
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La Debilidad Del Diablo
Acak-No estés asustada, ahora estas bajo mi cuidado y nadie va a hacerte daño. -¿Quién es usted?-Pregunte mirando hacía arriba aún con mis ojos llorosos. -Dime diablo. HISTORIA 100% DE MI PROPIEDAD. PROHIBIDA SU COPIA U ADAPTACIÓN.